Una semana después que Wilmer Antonio González Méndez, de 32 años, fue sentenciado a dos cadenas perpetuas por asesinato agravado, 20 años por violación y uno más por portación ilegal de armas, su cuñado Ernesto Carrasco Chavarría, fue mandado a juicio como encubridor.
La decisión de mandar a juicio a Ernesto Carrasco fue tomada por el juez Único Penal del municipio Rosita, Región Autónoma de la Costa Caribe Norte, Moisés Centeno, quien ratificó la prisión preventiva para el acusado.
Lea también: Asesino de Mulukukú es el primer nicaragüense condenado a dos cadenas perpetuas
El juicio para el encubridor del asesino de Luz Maritza González Valle, de 53 años y su hija Diagnnie Dayiris Boniche González, de 29, fue programado para el próximo 8 de noviembre a las nueve de la mañana.
Asesino en casa del encubridor
A Wilmer González, la Policía lo capturó la madrugada del pasado 6 de octubre en la casa de Ernesto Carrasco en una comunidad de Rosita, uno de los tres municipios del Triángulo Minero de la Costa Caribe Norte.
Hasta el momento las autoridades no han revelado cuanto tiempo se escondió el doble criminal en la casa de su cuñado. Wilmer González era buscado incluso fuera del país a través de la Policía Internacional (Interpol).
El doble asesinato de madre e hija fue perpetrado por Wilmer González el 21 de julio de 2021 en la finca San Jerónimo, comunidad de Kuriwansito, jurisdicción de Mulukukú y desde entonces anduvo huyendo.
En la finca propiedad de Luz Maritza González, el hombre trabajaba como mandador y era persona de confianza para las víctimas.
Lea además: Femicida confeso de Xiloá pasará el resto de su vida en la cárcel. Juez lo sentencia a cadena perpetua
Abogados consultados por LA PRENSA señalaron que Ernesto Carrasco no debió haber sido acusado por la Fiscalía, pero que si el órgano acusador lo hizo, el juez debió haber rechazado la acusación.
La explicación dada por los profesionales del Derecho, es que a Ernesto Carrasco lo cubre el artículo constitucional donde se establece que nadie está obligado a declarar en contra de sí mismo y tampoco en contra de sus familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad.