Hoy 24 de octubre se conmemora el 77 aniversario de las Naciones Unidas, la organización mundial de Estados creada en 1945, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, con los objetivos de mantener la paz y la seguridad internacional, prevenir y eliminar los actos de agresión entre Estados, y reafirmar la dignidad de las personas y los derechos humanos. Nicaragua, honrosamente se encuentra entre los 50 Estados que inicialmente suscribieron la Carta de las Naciones Unidas.
El 10 de diciembre de 1948, tres años y un mes y medio después de la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, aconteció uno de los eventos más destacados del siglo XX: la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de la ONU.
Es motivo de regocijo recordar que hace casi 74 años la delegación de Nicaragua dio el voto favorable para la aprobación de aquel documento tan crucial. Nunca antes en la historia se había acordado que los derechos y las libertades deben respetarse sin discriminación alguna y que merecen la protección universal, incluyendo el derecho a la vida, a no ser sometido a esclavitud ni a torturas, a la educación, al trabajo, a la libertad de opinión y expresión, a vivir en democracia y a elegir libremente a las autoridades de gobierno. Infortunadamente, ahora en Nicaragua esos derechos son transgredidos por el régimen vigente.
Por eso, y por la política internacional del actual régimen, contraria a los propósitos y principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas, el prestigio histórico de Nicaragua como país fundacional de la ONU y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se está cayendo a pedazos
Los representantes del régimen arengan repetidamente sobre las intervenciones extranjeras que en el pasado ocurrieron en Nicaragua. Pero votó en la ONU contra la resolución del 12 de octubre, aprobada por una contundente mayoría de 143 Estados, que condenó el intervencionismo de Rusia al anexionarse fraudulentamente las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Solo cuatro representaciones, la de Nicaragua junto con las de Corea del Norte, Siria, Bielorrusia y la propia Rusia, votaron en contra de una resolución de la Asamblea General que exige la revocación inmediata de la anexión rusa de las regiones ucranianas usurpadas por medio de la fuerza militar. Ha sido una vergüenza. Cuba y Venezuela, que también tienen regímenes izquierdistas amigos de Rusia, mostraron al menos algo de pragmatismo al tomar el camino de la abstención.
En marzo del presente año, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU creó el Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua, integrado por tres profesionales independientes, cuyo mandato es realizar investigaciones exhaustivas sobre las denuncias de abusos y violaciones de los derechos humanos cometidos en Nicaragua desde abril de 2018 hasta marzo del 2023, cuando deberán presentar su informe. Los expertos deben recabar y analizar las pruebas y, de ser posible, identificar a los responsables, garantizando que la información sea acertada, accesible y que se pueda utilizar en iniciativas actuales o futuras de rendición de cuentas.
Nicaragua tiene que recuperar su honra ante las Naciones Unidas. La recuperación de la democracia deberá lograrse en un esquema de transición pacífica que, además de la reconstrucción de la institucionalidad, el pluralismo político y un sistema judicial justo, restaure la dignidad de las personas y los derechos humanos.
Rescatar la honorabilidad del país, actualmente maltratada por la violación a los derechos humanos, la persecución a la Iglesia católica, los presos políticos y el repudiable apoyo a la invasión de Rusia a Ucrania, deberá ser una prioridad nacional que permitirá retomar la dignidad y la honra que le corresponde como Estado fundacional de las Naciones Unidas.