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Supuestos grupos rearmados que se han registrado en Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO

Supuestos grupos rearmados se han registrado en Nicaragua. En la foto, con boina roja, el “comandante Triple H”, fallecido el 8 de septiembre de 2014. LA PRENSA/ ARCHIVO

La sombra de los grupos armados contra Daniel Ortega

Nuevamente aparecen grupos armados que dicen luchar contra la dictadura de Nicaragua, mientras el Ejército y la Policía los tildan de “delincuentes”. ¿Existen? Y si existen, ¿cómo funcionan?

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El pasado 19 de octubre, en San José, Costa Rica, fueron detenidos dos nicaragüenses de apellidos Centeno y Picado, que fueron circulados por la Policía de Nicaragua como hombres de “alta peligrosidad”.

Junto a Centeno y Picado fueron detenidos otros dos hombres que no estaban circulados y se les incautó un arma blanca, una de fuego, municiones y dinero en efectivo. También se confirmó que entraron a Costa Rica de manera irregular.

Estos hombres fueron señalados de matar a una policía de 20 años de nombre Aracely Marisol Díaz Salinas, y un trabajador de una empresa privada de 56 años, además de herir a otras cuatro, en la comarca Buena Vista, municipio de El Castillo, Río San Juan.

El hecho ocurrió el primero de octubre. En videos que circularon en redes sociales, un hombre describe el hecho como un enfrentamiento entre un grupo de rearmados opositores al régimen de Ortega y policías.

En el video se escuchan detonaciones y los gritos de un hombre pidiéndole a los policías que se rindan.

Tres días después, la Policía informó en una nota de prensa que Gexson Leonel Escorcia Moreno, fue abatido frente al cementerio ubicado en la comunidad Los Chiles, en San Carlos, Río San Juan, después que “amenazara con un arma de fuego a una patrulla policial que realizaba labores de búsqueda y captura de los delincuentes vinculados al asesinato de la policía” Díaz Salinas.

A Centeno y Picado se les ocuparon estas armas y municiones. No se descarta que pertenezcan a un grupo armado que opera en el sur de Costa Rica, dice Luis Fley. Foto: Ministerio de Seguridad Pública de Costa Rica

Aunque la Policía de Nicaragua y la de Costa Rica los ha acusado de ser delincuentes, Luis Fley, un antiguo comandante de la contrarrevolución que combatió contra los sandinistas en los años 80,  dice que no se puede descartar que se trate de grupos armados que operan en la zona sur de Nicaragua.

Estos no serían grupos nuevos que se formaron a raíz de la crisis política. Desde antes de 2018, ya se reportaban enfrentamientos entre militares y efectivos armados en las montañas y de los cuales el Ejército siempre negó que fueran rearmados con motivaciones políticas y más bien los catalogaba como grupos delictivos vinculados al crimen organizado y al narcotráfico.

Desde el año 2002 en que el Frente Unido Andrés Castro (FUAC) fue desarticulado por el Ejército, los nicaragüenses no volvieron a conocer de otros rearmados hasta 2010, cuando apareció José Gabriel Garmendia, alias “Yajob”. Él mismo se declaraba como un alzado en armas contra el gobierno de Daniel Ortega.

“El pensamiento político de Yajob era sencillo y claro y revelaba un buen conocimiento de la realidad nacional. Con año y medio de antelación denunció el fraude que Daniel Ortega fraguaba para las elecciones generales de noviembre de 2011”, escribió el especialista en temas de seguridad, Roberto Cajina, en la revista Envío.

El 14 de febrero del 2011 Yajob fue asesinado de un balazo en una pierna que lo desangró supuestamente mientras ordeñaba una vaca. Según las autoridades, el autor del disparo quería matar al dueño de la finca donde laboraba Yajob, pero el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), constató que en los días del crimen había presencia del Ejército en la zona.

Desde entonces, el CENIDH ha reportado la muerte de varios rearmados a manos del Ejército y la Policía, mientras las instituciones los siguen catalogando como delincuentes.

El Ejército de Nicaragua nunca ha reconocido enfrentarse a grupos armados con fines políticos y siempre habla de bandas delincuenciales. LA PRENSA/ ARCHIVO

Guerra de guerrillas

Luis Fley, conocido como “Comandante Johnson” en la contrarrevolución, explica que a estos grupos se les facilita pasar inadvertidos porque los pobladores de las zonas rurales, que también son campesinos y conocidos de ellos, los ayudan a resguardarse. Por el día se dedican a sus tareas cotidianas, y por las noches “andan haciendo trabajo político, creando las bases para luego desarrollar una guerra de guerrillas”.

“Son movimientos armados de campesinos que por iniciativa propia se alzan en armas. No están a tiempo completo”, indica Fley.

Consultando con pobladores de la zona norte de Nicaragua, pudimos dar con “El Toro”, un hombre que se identifica como miembro de un grupo armado que opera en esa zona del país. Accede a hablar con la revista DOMINGO con dos condiciones: nada de nombres reales y comunicaciones de no más de dos minutos “por el Ejército”, se excusa. Tampoco quiere hablar sobre su ubicación.

Este hombre dice ser un campesino de Matagalpa que desde 2020 se desalentó con la lucha cívica porque no veía avances en la salida de la dictadura de Daniel Ortega, así que le tomó la palabra a otros campesinos para tomar las armas como en sus viejos tiempos, cuando era un “chavalón” e hizo su Servicio Militar Patriótico, pero después se pasó a la Contrarrevolución, cuenta.

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“El año pasado tuvimos un enfrentamiento con el Ejército y nos hirieron a nuestro comandante en jefe. Quedó grave y dos días después murió. Lo dejamos en la montaña (el cadáver) porque a los que logramos huir todavía nos anduvieron siguiendo. Desde ese día yo no he vuelto a mi casa”, relata el Toro, quien tras la muerte de varios de los líderes de su grupo, fue subiendo de grado y ahora lidera una pequeña columna, explica.

Aunque no presenta pruebas, El Toro dice que su grupo está integrado por unas doscientas personas y dentro de la estructura tienen rangos que ellos mismos se han ido asignando sin necesidad de tener méritos militares.

El Toro no conoce a los hombres Centeno y Picado que fueron detenidos en Costa Rica hace dos semanas, y tampoco sabe quién es Gexson Escorcia Moreno, el hombre que fue dado de baja por la Policía, pero al igual que Luis Fley, no descarta que se trate de un verdadero grupo de rearmados.

Gexson Escorcia Moreno fue ultimado por la Policía después de que supuestamente intentó disparar contra una patrulla, según reportó la institución. ARCHIVO

“Nosotros tenemos conocimiento de al menos dos grupos que operan en esa zona. No los conocemos personalmente, pero puedo dar fe de que hay dos grupos que están en el sur”, asevera El Toro, y alega que el Ejército está buscándolos de montaña en montaña.

Según El Toro, su grupo ya ha tenido combates con militares. “Han tenido más bajas que nosotros, pero ellos jamás lo van aceptar”, comenta.

Aunque son grupos que operan por su cuenta, Luis Fley comenta que están empezando a articularse para hacer un solo frente armado que combata a la dictadura de Ortega, sobre todo los grupos que se encuentran en el norte.

Fley indica que estos grupos se mueven principalmente entre las montañas de Siuna, Mulukukú, Waslala, El Naranjo y la Cruz de Río Grande. “Tienen varios meses operando en esas zonas”, comenta Fley.

En 2020, un grupo de hombres armados que se autodenominaron como Unidad de Resistencia Nacional (URN), aparecieron en un video que circuló en redes sociales leyendo un comunicado en el que saludaron la formación de la opositora Coalición Nacional y llamaron a formar un “frente común” contra el régimen de Daniel Ortega.

Eran siete hombres los que aparecieron en el video en un plano cerrado con varios árboles de fondo. Según describieron, se encontraban en alguna zona ubicada en las “montañas del norte de Nicaragua”.

Casi todos ocultaban su rostro y portaban traje verde militar camuflado, con rifles AK47. Dos de ellos sostenían la Bandera Nacional azul y blanco invertida, en señal de que el país está pasando por una emergencia.

También hay otro grupo que opera entre Somoto y Estelí, a cargo del “Comandante Rigoberto”, asegura Luis Fley, y otro grupo que opera en Jinotega, cerca de la frontera con Honduras. De hecho, el Toro dice que Honduras es el refugio y la base de varios de estos grupos cuando necesitan escabullirse del Ejército.

Algunos de estos grupos no usan teléfono. Según Luis Fley “han aprendido la lección”, porque en el pasado, el Ejército ha localizado a varios por el uso de estos aparatos. “La tecnología a como es buena, también es dañina cuando se está conspirando con una dictadura”, resalta.

Sin embargo, el Toro dice no tener problemas en usar teléfono, siempre y cuando no se hable más de dos minutos.

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Nadie quiere financiar una guerra

Estos rebeldes no tienen financiamiento para armas, municiones, avituallamiento y todo lo necesario para hacer una guerra.El Toro señala que están en gestiones para conseguir armamento traído desde algunos países de Sudamérica y Centroamérica, además del reclutamiento de más efectivos para empezar a hacer una guerra de guerrillas, tal como hizo el Frente Sandinista con la dictadura somocista.

Todo esto lleva tres meses estancado por falta de plata.“Nos están cobrando más de 50,000 dólares (por las armas) y con los compañeros hemos visto que está bastante caro y no tenemos esa cantidad, pero así es esto porque liberar a Nicaragua no tiene precio”, comenta.

Campesinos se han alzado en el norte del país en oposición al gobierno de Daniel Ortega. Las autoridades dicen que son delincuentes y el Ejército los está eliminando. En la imagen, de perfil y boina roja, comandante Triple H, muerto el 8 de septiembre de 2014. LA PRENSA/ ARCHIVO

El hombre dice que muchos campesinos colaboran económicamente con el grupo que integra y coincide con Fley en que no todos están a tiempo completo haciéndole la guerra a Daniel Ortega porque tienen que ir a trabajar y atender a sus familias, pero en más de una ocasión les ha tocado esconderse en las montañas porque el Ejército los ha llegado a buscar a sus hogares.

Luis Fley también menciona que algunos grupos se han puesto en contacto con él para que les ayude a conseguir financiamiento. “Ellos me han pedido que busque armas, que busque apoyo para hacérselos llegar, pero no hay ninguna disposición de hacerles llegar ayuda. Nadie quiere financiar otra guerra”, comenta el exdirigente Contra.

El Toro dice que no cree en la vía diplomática para que Daniel Ortega deje el poder y detalla que ni la Organización de Estados Americanos (OEA), ni Naciones Unidas (ONU), Estados Unidos o la Unión Europea han podido hacer mucho en los últimos cuatro años de crisis política.

“Más bien siguen financiando al dictador. Le dan dinero y lo reconocen ¿No es que era un gobierno ilegítimo después de las elecciones (de 2021)? Deberían dejar de darle dinero al dictador y ayudarnos a nosotros que somos los que vamos a sacar al sandinismo de Nicaragua”, sugiere.

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