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Ligia Gómez fue funcionaria de la dictadura de Daniel Ortega. Desertó y ahora se encuentra exiliada en Estados Unidos. LA PRENSA/ CORTESÍA

Ligia Gómez: “A pesar del terror que impone la dictadura, la población no se calla”

Para Ligia Gómez, del organismo Urnas Abiertas, el Frente Sandinista dejó de ser un partido para convertirse en “un grupo delincuencial organizado”. Dice que el régimen de Daniel Ortega está sufriendo mucho daño por la salida de varios funcionarios con información valiosa.

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Ligia Gómez fue secretaria política del Frente Sandinista en el Banco Central de Nicaragua (BCN). Ella fue de los primeros en denunciar el “vamos con todo” que orientó Rosario Murillo cuando estallaron las protestas en contra del régimen de Daniel Ortega.

Su denuncia la llevó al exilio, desde donde habla con la revista DOMINGO y se dedica a un trabajo de ocho horas para sobrevivir y el resto de su tiempo se lo dedica a Nicaragua, dice.

Por ello se involucró con el organismo de observación electoral Urnas Abiertas y ha fiscalizado las últimas dos elecciones para denunciar las arbitrariedades y el fraude que el Frente Sandinista ha cometido en cada una de ellas.

“Ya no es un partido”, dice sobre el FSLN, pero reconoce que la intención de Daniel Ortega es que Nicaragua funcione bajo la lógica de un partido único donde todo esté bajo su control.

¿Cómo valora el proceso electoral del pasado domingo?

Sabíamos que probablemente se iba a repetir un patrón similar al del año anterior (Elecciones presidenciales de 2021) sin embargo, este proceso electoral tuvo aspectos particulares que tienen que ver con el cierre de todas las opciones de participación que podía haber. Prácticamente no hubo campaña electoral, los partidos estuvieron sumisos al 100 por ciento, como que no existían, ni para guardar apariencias. También hubo una profundización de la coacción para que la gente fuera a votar, probablemente porque esperaron que sucediera lo mismo que el año pasado. Entonces, se pusieron a estar más encima de su misma gente. Ha sido un proceso que profundiza el totalitarismo y que demuestra que este es un gobierno totalmente ilegítimo, que no representa la voluntad popular y no está respetando al soberano.

También hubo detenciones de algunos ciudadanos

En medio de su estrategia de terror esas detenciones, el asedio, hostigamientos y allanamientos los empiezan un día antes de que se vaya a las urnas. Ellos tratan de incrementar su represión ante cualquier acción que la población pueda decidir hacer. Ellos saben que un proceso electoral implica que la población salga a la calle, y como lo que ellos han estado tratando de hacer es mantener a la gente dentro de sus casas sin poder expresarse, entonces tratan de que cualquier persona que ellos consideran que no está bajo su control no pueda a hacer cualquier protesta.

Empiezan yendo a las casas de los que saben que no son simpatizantes del Frente Sandinista, metiendo presa a gente que saben que nunca ha sido parte de su estructura, y este asedio también afecta a sus mismos seguidores porque en las instituciones estatales a los que más persiguen es a los trabajadores que han participado en una u otra actividad en el pasado apoyándolos a ellos.

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¿Cuánto han cambiado los procesos electorales desde que Ortega llegó al poder?

El cambio más fuerte ha sido controlar el Consejo Supremo Electoral, de manera que la autoridad electoral deja de ser imparcial y empieza a responder solo a los intereses de ellos, de Daniel Ortega y Rosario Murillo, porque al Frente Sandinista llamarlo partido político es reconocerle mucho.

¿Por qué ya no es un partido el Frente Sandinista para usted?                                                 

El partido antes tenía un congreso, determinados procesos de evaluación interna, había un mínimo de carrera política donde los cuadros tenían la opción de al menos aplicar a cargos y tener opciones, pero ese proceso de elegir, de tener primarias, se perdió totalmente. Solamente van los fieles de esta pareja (Ortega y Murillo), que están dispuestos a hacer actos de corrupción, crímenes de lesa humanidad, y eso ya no es partido político, eso se convierte ya en un grupo delincuencial organizado. Utilizan el poder para asesinar, echar a la cárcel injustamente a las personas, cambiar las leyes y las reglas conforme a sus intereses individuales.

Ligia Gómez participó en la Cumbre de las Américas en junio de 2022. CORTESÍA

Hay quienes hablan de la instauración de un sistema de partido único

Ahorita que se adjudicaran las 153 alcaldías es una muestra que han cooptado todas las estructuras de poder y, desgraciadamente, con los partidos que existen no podemos decir que ha habido un contrapeso real en el país. Ellos están imponiéndose a la fuerza como un partido único que no permite que exista ninguna alternativa más en el país. Es un modelo que destruye lo que se había logrado de institucionalidad después de la guerra. Todo eso se perdió.Llámese partido único o como se llame, pero no es algo que nosotros podamos decir que es un modelo político que tiene alguna viabilidad para el país.

¿Cómo hace Urnas Abiertas para fiscalizar estas elecciones en medio de la represión?

Las redes ciudadanas de Urnas Abiertas son gente que vive en Nicaragua y se han negado a esa decisión de quitarnos la posibilidad de ser ciudadanos. Parte de los derechos que tenemos es observar y denunciar, y eso no nos lo han podido robar y gracias a la gente que sigue ejerciéndolo dentro del país es que nosotros podemos continuar haciendo estas denuncias y sistematizando esta información que retomamos. Lo más importante es que a pesar del terror que impone la represión de la dictadura, la población no se calla y sabe que es importante poder usar las herramientas y tener el descriptivo básico que el hecho sucedió.

¿Cómo hacen para verificar hechos o datos?

Hay fuentes de información confiables de que el hecho sucedió. Nosotros a través de metodologías que son universales creadas por la observación de Naciones Unidas, de instituciones interamericanas de derechos humanos, las hemos adecuado al contexto de represión. Cada hecho que se registra tiene todas las características básicas para poder demostrar que sí sucedió: afectados, localidad, momento de ocurrencia, perpetradores. Toda esa información la seguimos sistematizando y presentando a organismos de derechos humanos y denunciando a través de los foros internacionales.

Cuando estuvo en el Frente Sandinista, ¿usted apoyó al partido en elecciones?

Sí, yo participé en las elecciones de 2017. Yo empecé a trabajar en el Banco Central en 2012, entonces participé en las de 2016 y 2017. Esas son las únicas que participé, pero mi trabajo fue organizar la repartición de comida a toda la red que nos tocaba de centros de votación en los siete barrios que nos tocaba al Banco Central. Teníamos que repartir 8,000 comidas y como banco teníamos que pagar esa comida, subirla a las camionetas e irlas a dejar a cada centro.

La comida era desde el día anterior que se distribuían las boletas y después, el desayuno, almuerzo y cena del día siguiente. Yo tenía que organizar toda esa logística. Pedir la comida, distribuir las rutas, quiénes iban en cada ruta, cuántas en cada ruta y cuantas personas en cada centro.Se le daba de comer a toda la gente de los centros y a los del tejido movilizador, que son los que andan acarreando a la gente desde sus casas a los centros de votación.

¿Cómo ha sido para usted denunciar al partido que en algún momento apoyó?

Ahora me ha tocado hacer trabajo de fiscalización y he visto cosas que en ese momento no vimos. Por ejemplo, yo no vi detenciones el día anterior de la votación u hostigamiento como se dio ahorita en estas elecciones del fin de semana. El hecho de estar haciendo esta labor con Urnas Abiertas es reconfortante para mí porque puedo estar haciendo algo por Nicaragua, retomar mi vida, salir de la dictadura y no vivir con la represión a como me estaba tocando.

Si yo regreso a mí me espera cárcel u otra cosa, porque en las amenazas que me pusieron, dijeron que iba a terminar igual que Carlos Guadamuz. Yo tengo mi compromiso con Nicaragua y mientras esté viva voy a seguir apoyando con lo que pueda. Tengo un trabajo de ocho horas al día y con Urnas Abiertas estoy en fin de semana o de noche.

En las últimas semanas hemos visto a funcionarios saliendo al exilio

Hay mucho malestar en los trabajadores del Estado. Se les chantajea, se les dice que les están haciendo un favor teniéndolos ahí, como que no se ganan su sustento por su trabajo digno y a pesar de eso los hacen sentir como que les están haciendo un favor dándoles el empleo. Muchos de ellos han hecho carrera en instituciones públicas toda su vida. Es muy duro. La gente que está más asediada es la gente que en algún momento apoyó alguna actividad del partido porque los meten en una lista y les ponen el ojo y les exigen como que son dueños de esas personas, mientras que los que nunca fueron están menos presionados, lo que no quiere decir que estén a salvo.

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¿Qué hacen con esas listas negras?

Las hacen para no darles capacitación, no darles ascensos ni opciones de oportunidades de crecimiento dentro de las instituciones. Es triste que los trabajadores del Estado tengan que sufrir, no solo la crisis del país, si no, también la represión, el seguimiento y el control externo que ejercen sobre ellos. Tienen miedo a usar sus teléfonos, que otro trabajador los vea hablando con alguien. Entre ellos mismos han perdido la confianza. Se han perdido amistades, se cierran a círculos cada vez más pequeños porque tienen temor de que los reporten con el jefe si dijeron algo. La única salida que han encontrado es migrar.

¿Qué tan negativo es para el régimen que funcionarios que estuvieron involucrados en la represión continúen saliendo del país?

Es muy perjudicial y por eso les quitaron las salidas (a los funcionarios públicos), les quitan los pasaportes porque ellos tienen temor de que les agarren los caminos por donde ocultan su dinero o las evidencias de estas amalgamas contra los presos políticos. Ellos tratan de evitar eso. Ahora, esta gente que está llegando, si es un paramilitar que asesinó y llega a Estados Unidos, y hay pruebas de que asesinó, lo más seguro es que, aunque el sistema lo pueda acoger, si las pruebas se presentan, va a tener que enfrentar la justicia, porque las leyes acá no permiten que una persona que ha cometido delitos reciba protección de Estados Unidos. Deberían de pensarla dos veces los paramilitares porque prácticamente están poniendo un pie en la cárcel.

Ligia Gómez está en el exilio en Estados Unidos, para escapar de la represión orteguista. LA PRENSA/ CORTESÍA

Plano personal

Ligia Ivette Gómez nació en Managua el 21 de agosto de 1969. Es hija del diputado somocista y líder de transportistas Raúl Sandoval Aragón y de la exmonja y luego policía Isabel Gómez Sabogal.

No lleva el apellido del padre porque es hija de una relación extramatrimonial. Su padre fue confiscado por los sandinistas en 1979. La mamá se salió de monja debido a una enfermedad y después fue policía sandinista. Antes de la revolución, estuvo en el exilio con Doris Tijerino y Samuel Santos.

Está casada desde hace 23 años con el salvadoreño Tomás Ernesto Rodríguez Alas, quien era jesuita. Tienen dos hijas, Fátima Isabel, de 11 años de edad y nacida en Managua, y AlzahraMaría, de 20, nacida en España

Gómez es economista y tiene maestrías y doctorados. Fue miembro de la Federación de Estudiantes de Secundaria (FES) y de la Juventud Sandinista (JS). Trabajó como investigadora 17 años en Nitlapan, en la UCA,y luego seis años en el Banco Central de Nicaragua (BCN), donde también fue secretaria política del FSLN.

Actualmente está en el exilio, en Estados Unidos, tras denunciar en 2018 el “vamos con todo” de Rosario Murillo para aplastar las protestas cívicas de ese año.

Habla español, su lengua materna, y también italiano fluidamente. Vivió en Italia y cursó estudios de computación. Ahora está aprendiendo el inglés, el cual maneja a un nivel intermedio.

Su comida favorita es el maduro con queso y le fascina el cacao.

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