Por primera vez en su carrera Román González muestra síntomas de vejez boxística y perdió la trilogía contra Juan Francisco “el Gallo “Estrada en una decisión mayoritaria (114-114, 115-113 y 116-112). Chocolatito no pudo cerrarle los espacios al Gallo, tampoco imprimió más presión que la segunda pelea y entró tarde al combate. Vimos a un Román que hizo alarde de su defensa, pero guardó su ofensiva. La única explicación de lo sucedido es que Chocolatito ya no reacciona y su cuerpo no le responde como antes porque su preparación fue óptima.
Chocolatito inició el combate frío, congeló sus disparos, se olvidó de la presión y dejó que el Gallo tomara confianza. En el tercer asalto parecía que se había activado con el cruzado que le dobló las piernas al mexicano. Continuó emparejando el combate en el cuarto, sin embargo, en el quinto y sexto Estrada siguió al contragolpe, punteando y convenciendo a los jueces. González conectaba los golpes de mayor contundencia y hacía retorcer el rostro del Gallo, aunque insuficiente para otorgarle los asaltos.
A partir del octavo renació Chocolatito, pensamos que volvía el hombre letal, yendo hacia al frente tirando sus combinaciones, pero no le daba consecución, deteniéndolas en dos otres combinaciones, lejos de aquel Chocolatito sobrado como una “Master Class”. Aunque la mejoría en el cierre fue evidente del nicaragüense, el mexicano siempre tuvo respuesta al punto de jugar con sus movimientos de piernas, reluciendo su gran condición física.
El adiós de González parece inminente, las canas se le empiezan a notar, el cuerpo le pesa y su reacción física está lejos de su reacción mental.