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Chocolatito no está acabado

La principal condena de los grandes deportistas es ser extremadamente buenos en lo que hacen. La grandeza te consume cuando se baja algunos metros de las alturas

La principal condena de los grandes deportistas es ser extremadamente buenos en lo que hacen. La grandeza te consume cuando se baja algunos metros de las alturas. El principal enemigo de Cristiano Ronaldo es su mejor versión del pasado, así ocurre con Lionel Messi que se le pide agitar la lámpara y recobrar el brillo de sus mejores años en el Barcelona. Guardando la distancia, a Chocolatito lo perjudica su propia mejor versión, aquel que crujía los huesos de sus oponentes hasta el extermino, que desplazaba su vals por el ring y salpicaba de sangre la lona con la sangre de los rivales. Chocolatito no está acabado: aún le queda pólvora en sus combinaciones, ralentizó sus movimientos, pero su defensa sigue siendo una exquisitez.

Acabado estaba Rosendo Álvarez cuando dio lástima y generó pena entre sus seguidores contra Jorge “el Travieso” Arce, ese era la sombra de lo que un día fue, o cuando se negaba al retiro y por 2,500 dólares volvió ante Jean Sampson, pero por suerte Onofre Ramírez evitó que fuera maltratado. Acabado estaba Ricardo Mayorga que lo único que ejercitaba era su lengua para pelear en los últimos 10 años. Su retiro debió haber sido en el nocaut contra Miguel Cotto, pero la necesidad lo obligó a dar vergüenza en nueve combates más para generar dinero quemado en las adicciones. Acabado estaba Luis Pérez, una joya de nuestro pugilismo, quien cerró su carrera en modo zombi, hasta que la Comisión de Boxeo le obligó a retirarse por el peligro que era verlo en el ring.

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¿Pero Chocolatito acabado? Nada más lejos de la realidad. Un hombre acabado no hace pasar apuros al mejor 115 libras del momento, un hombre acabado no le dobla las piernas dos veces a un Top-10 en el ranking libra por libra, tampoco muestra una defensa sublime y hace ver a un juez empatada la pelea. Chocolatito es capaz de derrocar a cualquier otro campeón como Joshua Franco, Kazuto Ioka o Fernando Martínez, el Gallo fue la excepción, injusticias incluida, no en este combate. Si a Chocolatito le decimos acabado siendo el segundo mejor en su categoría, solamente por detrás del Gallo, tal vez es que lo estamos juzgando en la comparativa de su grandeza del pasado, cuando la nueva valoración sería cómo se adapta y sobrevive a la pérdida de cualidades por el paso del tiempo, el único enemigo que no perdona.

Deportes Román González

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