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CONTENIDO EXCLUSIVO.Después de las exportaciones, las remesas se consolidaron este año como la segunda fuente de ingresos de Nicaragua, luego que estas rompieron su propio récord mensual en octubre. El Banco Central informó que entre enero y octubre de este año los ingresos sumaron 2,578.3 millones de dólares, lo cual significó un crecimiento de 47.6 por ciento con respecto al mismo período del año pasado (1,746.6 millones).
En total la economía se ha oxigenado este año con 832 millones de dólares adicionales, siendo Estados Unidos el principal origen de estos recursos que son fundamentales para sostener el consumo interno y mantener los niveles de pobreza controlados.
Tal ha sido el fuerte aumento de los ingresos por envíos, que el saldo hasta octubre ya supera los 2,146.9 millones de dólares en todo el 2021, por lo que los economistas estiman que este año con facilidad se rebasarán los 3,000 millones de dólares en remesas.
“El flujo anual de remesas ha vuelto a ser el segundo recurso externo más importante para el país, después de las exportaciones de bienes, al superar los flujos de inversión extranjera directa y de cooperación internacional destinada al sector público del país”, anotó el economista Néstor Avendaño en un análisis publicado en su blog personal.
El explosivo crecimiento de las remesas coincide con la salida masiva de nicaragüenses hacia el exterior, especialmente hacia Estados Unidos, donde más de 200 mil connacionales han sido capturados intentando cruzar las fronteras.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza estadounidense (CBP por su sigla en inglés), reportó que solo en octubre procesó a 20,983 nicaragüenses. Y desde octubre de 2020 a igual mes de 2022 se detuvo a 239,469 connacionales por ingresar irregularmente a Estados Unidos.
De hecho, desde la unión americana llegaron a Nicaragua 1,958 millones de dólares, lo que equivale a un crecimiento del 77.1 por ciento con relación a igual periodo del año pasado. Este monto supera lo recibido en todo el 2021.
También hay aumentos, aunque un poco más moderados, en remesas que están llegando desde México (10 por ciento), El Salvador (9.5 por ciento), Canadá (8.7 por ciento) y Costa Rica (2.4 por ciento). Estos desempeños, especialmente el estadounidense, han amortiguado la caída que se reporta en el envío de dinero desde España y Panamá, con disminuciones de 11.5 y 8.8 por ciento, respectivamente.
Solo en octubre, los envíos ascendieron a 319.9 millones de dólares, superando en 69 por ciento a las registradas en igual mes del año pasado (189.3 millones de dólares), según cifras del BCN.
Avendaño, en su análisis, señaló que “entre 2018 y 2022 las remesas se han reconvertido como la principal fuente de recursos externos para Nicaragua, por arriba de la inversión extranjera directa y de la cooperación externa destinada al sector público. También lo habían sido en el período 2005-2008 y en 2018”.
Fuerte participación en la economía
Ante el fuerte aumento, el economista cree que este año con facilidad se van a superar los 3,000 millones de dólares. Al hacer un comparativo, dijo que de alcanzarse ese umbral, estas van a representar un 19.6 por ciento del Producto Interno Bruto.
Además, el 25.9 por ciento del consumo individual de los hogares; el 150.1 por ciento del déficit comercial de bienes de la balanza de pagos; el 48.6 por ciento de las exportaciones de bienes; el 36.7 por ciento de las importaciones de bienes; el 570.7 por ciento de la cooperación externa al sector público; el 311.3 por ciento de la inversión extranjera directa bruta.
“Gran parte de las remesas son enviadas por nicaragüenses que ahora viven en otros países en búsqueda de mejores empleos y remuneraciones y envían su dinero a sus familias en el país de origen, con el propósito de que mitiguen la pobreza, mejoren su nivel de vida con el aumento de su gasto de consumo y contribuya, por consiguiente, al mejoramiento del bienestar de la población y al crecimiento económico del país”, resaltó.
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Diversos especialistas han advertido del impacto fuerte en el mercado laboral y el futuro económico del país que tiene la migración en masa. Avendaño también menciona factores positivos, pero también lo negativo de este fuerte aumento en las remesas.
Entre los aspectos positivos menciona el fomento de “la bancarización del país al ser canalizadas en más del 70 por ciento a través de bancos comerciales, por lo que las personas receptoras de remesas pueden abrir sus cuentas bancarias”.
Las seis razones nada positivas
Pero recuerda que estas “también provocan efectos negativos en los países receptores. La mayor parte de las remesas se destina al gasto de consumo, principalmente de bienes importados, y casi nada a la inversión privada, principalmente en la construcción de vivienda o de una microempresa de la familia del emigrante, y no genera un efecto importante en el crecimiento económico del país”.
Y agrega otro aspecto negativo: “Las remesas disminuyen el tamaño de la población económicamente activa (PEA), porque las personas que reciben remesas pueden recibir un monto promedio por transacción que supera el salario mínimo legal mensual. La remesa se transforma en la remuneración del ocio, al reducir la oferta de trabajo y disminuir la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) potencial, o sea, la tasa de crecimiento de largo plazo de la economía”.
También señala que “las remesas fomentan una cultura de dependencia. Nicaragua se hace muy dependiente del crecimiento económico de Estados Unidos, de donde proviene el 75.5 por ciento del total de remesas correspondientes al período enero-septiembre de este año, y de España y Costa Rica, que participa cada uno con casi el 9 por ciento en el total de remesas que sumó US$2,258.4 millones”.
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Avendaño indica en su análisis que las remesas también han establecido una cultura de emigración por el éxito alcanzado por los remitentes de remesas, de tal forma que podrían financiar migraciones como las observadas en el país desde el tercer trimestre de 2022.
“Considerando que las remesas constituyen la segunda fuente de recursos externos en el país, es bastante probable que la recesión económica mundial prevista para el segundo trimestre de 2023 sea muy profunda y, por lo tanto, el impacto será la disminución del flujo de remesas recibidas por el país, la ampliación del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, la reducción del gasto de consumo de las familias y el aumento del índice de pobreza”, advierte.