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El derecho al olor a Patria

Según el informe de Chapultepec de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) presentado en su 80 Asamblea General en Córdoba, Argentina, el régimen de Nicaragua quedó en último lugar en el hemisferio occidental en cuanto a la existencia de libertad de expresión y de prensa, incluso por debajo de las dictaduras de Cuba y Venezuela.

Como se ha señalado anteriormente, la ausencia de la libertad de expresión en la dictadura Ortega-Murillo no se limita a los medios de comunicación convencionales, que ya son inexistentes dentro del país, ni a los periodistas profesionales de dichos medios, que se encuentran en el exilio; sino que abarca incluso a las plataformas digitales como YouTube y una nueva forma de periodismo que ha proliferado en las redes sociales que se conoce como youtuber o “creadores de contenido”.

El caso que me voy a referir es el de Francisco (Chico) Reyes Rosas un joven que se dedicaba a promocionar su país, sus bellezas naturales, sus costumbres y su variada oferta culinaria de ricos platillos típicos que le abren el apetito a cualquier turista que busca buen sabor a bajo costo.

Por este trabajo promocional espontáneo, el Intur le debería haber reconocido algún honorario, porque pocos hacían una labor promocional tan entusiasta, desinteresada y sobre todo masiva; pero en lugar de ello, Chico Reyes fue expatriado cuando sorpresivamente, a como les ha ocurrido a muchos nicaragüenses, la línea aérea del vuelo en que viajaría a su patria le notificó que no podía regresar a su tierra natal.

El también periodista y youtuber tenía en Nicaragua un popular canal o plataforma de YouTube con más de 500,000 visitas mensuales. Pues resulta que en febrero de este año, Chico Reyes acompañó y ayudó al también youtuber venezolano radicado en Miami, Oscar Alejandro Pérez Martínez, a realizar una serie de reportajes de contenido sobre Nicaragua que tuvieron una altísima cobertura.

En el primero de cuatro, Oscar Alejandro hizo algunas críticas al sistema político del país y el video fue censurado por el régimen, que logró sacarlo de YouTube en la primera semana de marzo. Aunque Chico Reyes no hizo ningún comentario en dicho video —que luego se viralizó— el 28 de agosto, cuando regresaba de un viaje por Europa, ya listo para  abordar el avión de regreso a Nicaragua en Houston, Texas, la dictadura le prohibió su retorno al país, dejándolo así de hecho expatriado en los Estados Unidos.

Aunque sus videos de contenido eran eminentemente turísticos, en su popular canal de YouTube Francisco José Reyes Rosas realizó algunas críticas sutiles e intrascendentes sobre el desequilibrio de la economía, la frágil infraestructura, la suciedad, el pésimo transporte público de Nicaragua, y dando a entender que en Nicaragua todo está politizado.

Quizás debido a esta razón y al hecho de que inocentemente acompañó como guía turístico a realizar la serie de videos críticos al youtuber venezolano Oscar Alejandro Pérez Martínez, la dictadura Ortega-Murillo lo confinó al destierro lejos de su amada Nicaragua.

Tengo la certeza de que si el joven Reyes Rosas de alguna manera irregular regresara a Nicaragua, sería arrestado y pasaría a engrosar la lista de presos políticos, muchos de los cuales han sido arrestados en violación al derecho universal del ser humano a la libre expresión. Ha sido plenamente documentado, que a otros creadores de contenido extranjeros el régimen ni siquiera les ha permitido la entrada al país; pero no a un nacional.

Ahora Chico Reyes debe comenzar todo desde cero, mientras gestiona el largo camino de su asilo político en los Estados Unidos, lejos de su familia y en el destierro, quizás añorando a diario el olor a patria como lo hacemos miles de nicaragüenses en el exilio privados injustamente del mismo derecho.

Esta es la triste historia de un nuevo asilado político, que no debería serlo, testimonio vivo de la injusticia de un régimen que se arroga diariamente el “derecho” —violatorio a los derechos humanos fundamentales— de decidir quién puede vivir en su país y quién no.

El autor es periodista, político y escritor nicaragüense, expreso político desterrado y autor del libro testimonial “Destinos Heredados”.

Opinión
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