Ana Salgado
Terapeuta sexual y de parejas
Cuando el estrés laboral nos ocasiona problemas, necesitamos cambiar lo que estamos haciendo si queremos mantener el balance y mantenernos en equilibrio. Para poder cambiar lo que hago, necesito revisar mis acciones y las ideas inconscientes que están en la base de esas acciones para poder identificar cuáles son correctas (me acercan a la vida que quiero) y cuáles incorrectas (me alejan de la vida que digo que quiero). Algunas de estas ideas incorrectas más comunes son:
*Estar en familia es estar en la casa sin más: “pero si no salgo, siempre estaré en la casa, ¿qué más querés?”, o nos quedamos sin trabajar, pero pasamos en otra cosa (chateando, en facebook, twitter, jugando videojuegos, etc). Hay niños abandonados aunque sus padres estén todo el día en casa. *Estar en familia es lo mismo que estar en pareja: esas parejas que no salen si no es con los hijos. El extremo contrario, tampoco es sano, pero se da menos. Se da mucho más que cuando vienen los hijos, los dejamos dormir en nuestra cama, jugar en nuestro cuarto, y nos da remordimiento de conciencia salir solos porque “pobrecito el niño”. No logramos ver que es “más pobrecito” cuando viva con unos padres que se mantienen en conflicto por las tensiones mal administradas. *El matrimonio es para siempre y no puede acabarse: lo cual hace que lo descuidemos. Lo contrario pasa con los trabajos. Estamos claros que los trabajos no son para siempre y, por lo tanto, hago lo que tengo que hacer para cuidarlo. Por el contrario, tenemos la idea de que si ya me casé, lo que queda es un ejercicio de aguante y que como es infinito, invencible, inmortal, no necesito cuidarlo y entonces maltrato, descuido, ignoro. *“Estoy ocupado”. Esta es una expresión bien extraña porque la decimos todos por todo. A veces trabajando, pero también estoy ocupado cuando estoy platicando con mi mamá o viendo la fórmula uno. Esta frase expresa que lo que yo estoy haciendo y mis cosas son más importantes que las tuyas.
Para cambiar estas formas de actuar, necesito hacer una revisión honesta sobre mis ideas inconscientes relativas al trabajo y a la vida familiar para decidir lo que he de mantener, lo que he de eliminar y lo nuevo que he de integrar para tener una vida laboral y familiar equilibrada, con el cómo he de integrarlo. De esta manera, empezaré a construir una nueva forma de actuar. ¿Cómo es la vida familiar y laboral que quiero? ¿Las acciones que realizo de manera cotidiana me acercan o me alejan de esto que digo que quiero? ¿Estoy dispuesto a abrirme a hacerlo de forma diferente? Mientras no aclare mis ideas inconscientes y las consecuencias de mis acciones actuales, no podré modificar lo que hago con mi vida laboral y familiar. Concienciar, que es un proceso diferente al de sencillamente pensar, es verdaderamente integrar una nueva manera de ver las cosas. Esto no se logra a la primera, se va cambiando poco a poco, mientras se reflexiona al respecto. Adicionalmente, no hay que aferrarse al esquema que tengo de vida laboral y familiar. Es necesario crear un nuevo esquema, una nueva manera de vivirla. Si vivo en pareja, esta construcción nueva necesita ser conjunta, negociada y acordada con la persona con la que quiero tener una familia.
Si me aferro a mi esquema de siempre, de cómo yo soy como trabajador, padre de familia o esposa, seguiré realizando acciones que van en contra de mi bienestar y el de otros que comparten su vida conmigo.
Si yo estoy satisfecho con el compromiso que he hecho de cuidar mi familia y mi trabajo de mejor manera, no me voy a aferrar al esquema que tengo, sino que la voy a crear de una manera diferente.
Aprender a manejar el estrés laboral es muy fácil si nos ponemos de acuerdo en ello para no ver el trabajo como un elemento para la separación (“no me atiende”, “no pasa conmigo”, “no me da tiempo).
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