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LA PRENSA/ JORGE MORENO

Estrés laboral y vida familiar (primera parte)

El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.

Ana Salgado

Terapeuta sexual y de parejas

[email protected]

www.tusexosentido.com


El estrés es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada.

La emoción básica del estrés es miedo y aunque es un sentimiento natural, cuando se vuelve crónico afecta la salud física, emocional y relacional. Podemos comparar el estrés como un carro que andas en primera todo el tiempo. Eventualmente, y más pronto que tarde, se quema el motor. En nuestro caso, nos da úlcera, se nos va el deseo sexual, nos da un infarto, un derrame, no logramos dormir, nos cuesta reproducirnos, nos deprimimos, se nos cae el pelo, subimos de peso, etc. Es decir, nos morimos más jóvenes y mientras no nos hemos muerto vivimos en un infierno.

El estrés, particularmente el laboral, es una causa común de roces y conflictos en las relaciones de pareja. Esto sucede cuando:

* No le doy a cada aspecto su lugar: todos tenemos las mismas 24 horas. Nosotros repartimos este tiempo dependiendo de nuestras prioridades. Hay cosas que son obligatorias y el resto tenemos que decidir en qué gastarlo. Dependiendo de qué tan eficiente y responsablemente estamos administrando ese tiempo, nos da o no nos da para lo que es realmente importante. Entonces hay que decidir dependiendo de los papeles que tengo en la vida (esposa, madre, hija, hermana, trabajadora o empresaria, amiga, estudiante, practicante de yoga, etc.) a qué le voy a dedicar cuánto tiempo.

El problema inicia porque nos relacionamos con el tiempo como que fuera infinito y empezamos a desperdiciarlo en distracciones. En este sentido tengo que decidir qué distracciones voy a cortar (facebook, twitter, chismorreo, chat, juegos de vídeo, etc.) y cómo voy a hacer para cortarlas y mantenerlas a raya.

* Tiempo de calidad: a veces pensamos que tenemos que invertir un montón de tiempo con la pareja y los hijos. En este sentido, lo importante no es la cantidad, sino la calidad del tiempo que pasemos. De nada sirve que yo llegue a la casa a las 5:00 p.m. y me vaya directo a encerrar a ver televisión y deseando que nadie me moleste. Eso es equivalente o peor a no estar. ¿Cómo voy a asegurarme que el poco tiempo que tengo para estar con mi pareja y mis hijos sea verdaderamente de calidad?

* Nuestras expectativas no son las mismas: estas no solo son incorrectas, sino que me condena a la desilusión. ¿Cuántas veces se cumplen nuestras expectativas? Muy pocas. Lo que uno puede tener son aspiraciones, es decir, lo que yo voy a hacer para que el resultado de lo que hago sea el que quiero. Expectativas distintas significa conflicto si no logramos ponernos de acuerdo en el tiempo que le vamos a dedicar a la familia y en qué va a contar con tiempo en familia y qué no.

* Respecto a la relación tiempo-dinero: no es una regla pero sí una tendencia que si trabajo menos, gano menos. ¿Estoy dispuesto a vivir diferente? ¿Qué estoy dispuesto a dejar ir o a perder? ¿O estoy dispuesto a bajar mi estatus de vida o mi carga de trabajo? No se pueden ambas cosas, la mayoría de las veces.

* Respecto a la distribución de tareas en el hogar: nos vamos a poner de acuerdo en tener roles tradicionales en casa, o por el contrario, roles no tradicionales. En el caso de los roles no tradicionales, donde ambos trabajamos, ¿cómo vamos a distribuirnos las responsabilidades, las cargas y las tareas?

Cuando los dos trabajan intensamente, la tendencia es que haya sobrecarga en la mujer porque trabajo a la par tuya, pero además me toca estar pendiente, aunque sea mentalmente y a nivel de responsabilidad, del súper, de la casa, de los chavalos, del jardinero, de las deudas, del pago de las tarjetas. Aunque no lo haga yo y tengo ayuda en casa, está en mi mente y es mi responsabilidad y mi carga, y no de la otra persona. Este es uno de los aspectos principales para la disminución del deseo sexual en la mujer, el agobio cotidiano. 

Nosotras familia

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