GERALDINA GONZÁLEZ C.
Nada más agradable que disfrutar un platillo preparado con dedicación, servido en una mesa perfectamente ubicada para compartir un momento ameno, ya sea con la familia o los amigos, y como un punto especial acompañarlo con una deliciosa copa de vino.
¿Tinto o blanco? ¿Joven o añejo? Cada uno combina con un determinado tipo de comida, con la misión de compartir su exquisito sabor con quien lo disfrute.
A lo largo de la historia el vino ha estado presente en la vida del hombre. En las sagradas escrituras de la Biblia se menciona esta preciada bebida en más de una ocasión. No hay quien no recuerde, por ejemplo, el milagro que Jesús realizó en las bodas de Caná, cuando al haberse acabado la bebida convirtió el agua en vino.
Y así de poco a poco, fue convirtiéndose en una bebida muy gustada por hombres y mujeres. Una evolución casi paralela han experimentado las copas en que se sirve, hasta el día de hoy, en que contamos con una amplia variedad para cada clase de vino.
BEBIDA HISTÓRICA
Aunque no se sabe con exactitud la fecha en que el hombre disfrutó por primera vez de esta bebida, según la breve historia del vino publicada en el sitio web www.bodegadevinos.es diversos historiadores coinciden en que el primer caso de embriaguez se dio en el arca en el monte Ararat, en donde Noé cultivó vides y elaboró el vino que se bebió.
Asimismo, explica que poco a poco se extendió la cultura del vino, la cual llegó a México y a América en general, con los españoles, pues históricamente no existió ningún tipo de producción vínica en nuestro continente antes de 1492.
De acuerdo con un estudio realizado por un equipo estadounidense, originalmente publicado en el último número de la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) , y citado en el portal digital de la British Broadcasting Corporation (BBC), “los ejemplos conocidos de producción vitícola más antiguos del mundo están en la región de lo que hoy en día es Irán, Georgia y Armenia. Los investigadores creen que desde allí las técnicas de producción de vino se esparcieron lentamente hacia el oeste, hasta llegar a Europa”.
CLASIFICACIÓN Y COPAS
Los vinos se pueden clasificar, según el color, en tintos, blancos o rosados. El catador Juan Carlos Rincón, en un artículo para BBC señala que el color del vino proviene de la piel de la uva.
Los vinos tintos se elaboran básicamente a partir de uvas cuya cáscara tiene color rojo u oscuro. Los vinos blancos se elaboran de uvas cuya piel es verde o amarilla.
Para cada uno de estos tipos de vino existe un estilo de copa diseñada especialmente para aprovechar lo mejor de la bebida.
Miguel Cuadrado, gerente general de Grupo Alke, explica que las dimensiones de las copas varían debido al tipo de vino, pues se adecuan para obtener lo mejor del vino.
“Lo más importante en el vino tinto, por ejemplo, es que se oxigene. Muchas veces los vinos tienen aromas frutales, de plantas, dependiendo del tipo de uva, entonces se busca desarrollar el aroma, por eso la copa es ancha abajo”, señala Cuadrado.
Cuando se trata de vino tinto añejo, lo ideal sugiere Cuadrado, es utilizar una copa ancha que nos permita moverlo con facilidad, para que el aroma se concentre en el espacio superior de la copa.
Es importante que la copa tenga pie alto “para tomarla por el pie y no tocar la base para no cambiar la temperatura del vino”, comparte Cuadrado.
Agrega que en el caso de la copa para vino tinto joven, es un poco más estrecha y la boca más cerrada por tratarse de vinos más volátiles. “Los vinos tintos jóvenes no permanecen tanto, son más sutiles, entonces hay que tenerlos más encerrados porque no son tan fuertes de carácter”.
Para degustar vino blanco se sugiere una copa más pequeña “porque es frío y no tiene tanto carácter, no necesita una base tan ancha como el vino tinto y lo que queremos es que no se caliente tanto, por eso es más pequeña”, sostiene Cuadrado.
Al igual que los vinos, el champán también tiene su propia copa. De acuerdo con Cuadrado, se trata de una copa más cerrada y alargada por tratarse de una bebida espumosa. En esta forma las burbujas se mantienen. Por tener un aroma diferente a los vinos necesita tener una salida estrecha.
MATERIAL Y CUIDADOS
“Mientras más fino es el cristal, mejor será el placer de degustar un vino”, puntualiza Cuadrado, y agrega que el material indicado para las copas es el cristal de plomo o cristal fino, pues este logra sacar mejor el aroma del vino. La desventaja: se trata de un material muy delicado.
Al momento de lavar las copas, estas se deben enjuagar muy bien con agua caliente “porque si queda detergente en la copa y si tampoco se secan eso le dará un efecto negativo al usarlas con el vino”, enfatiza Cuadrado.
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