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“Trabajar con niños me hace feliz”

A sus 36 años, Caroline Coen ha conseguido combinar su amor por los niños con su vocación por la odontología, trabajando con los más pequeños para fomentar la visita al odontólogo y concebirla como una experiencia agradable. Además de tener su propia clínica llamada Clínica Dental Viejo Santo Domingo, ha trabajado como voluntaria en Operación Sonrisa, donde se encarga del tratamiento médico de niños y adolescentes. El año pasado inauguró la primera clínica dental para esta organización en Nicaragua.

¿Por qué decidió especializarse en odontopediatría?

Porque siempre me ha gustado trabajar con niños y lo reafirmé cuando vine al país y me involucré con la organización Operación Sonrisa, trabajando como voluntaria para hacer todo el trabajo dental de los niños. Aunque ya era dentista me quería enfocar más en los niños, ellos me hacen feliz. He trabajado con Operación Sonrisa durante dos años. En Managua, Fundación Coen trabaja junto con esta organización, apoyando el programa de atención a los niños.

¿En qué consiste su labor como voluntaria?

Me he involucrado por completo en el desarrollo de Operación Sonrisa, específicamente en la parte médica, tratando a bebés y adolescentes que venían con problemas. Hace un año inauguré la primera clínica dental para Operación Sonrisa en Nicaragua. El año pasado me involucré más en la terapia del lenguaje, para ayudar a los niños que han pasado el tratamiento pero que tienen debilidades para hablar.

¿Cuál ha sido la mayor satisfacción que le ha dejado trabajar con Operación Sonrisa?

Uno de los regalos más grandes es llegar a casa y sentir que hice algo bueno. A través de la organización he conocido muchas personas a quienes hoy considero mi familia, eso me ha hecho querer más a Nicaragua.

Además de su trabajo en la odontopediatría, ¿qué planes personales tiene?

Acabo de abrir mi clínica llamada Clínica Dental Viejo Santo Domingo, ha sido como tener mi cuarto hijo. Entre mis hijos y mi trabajo me siento llena. Los fines de semana los paso en familia, mi esposo, mis hijos y yo nos vamos a Chinandega a pasar en la finca. Me gusta compartir mucho tiempo con ellos.

¿Cómo logra el equilibrio entre su trabajo y la familia?

En primer lugar me encanta sentir que estoy ocupada, y creo que he encontrado un correcto balance entre el trabajo y la familia, porque la clínica está muy cerca de mi casa, y cuando uno de mis hijos está jugando tenis, por ejemplo, desde la clínica puedo verlo y entre pacientes puedo ir a mi casa a tomar un café y compartir con ellos, eso hace que no me sienta tan fuera de su vida durante el día.

¿Qué planes tiene con la clínica?

Mi sueño es cambiar la idea de visitar al dentista y empezar a verlo como algo necesario, convertirlo en un hábito natural desde que son niños. Esta clínica pretende darle a los niños un ambiente que a ellos les guste para que se les haga un hábito visitar al dentista cuando sean adultos. Creo que ha funcionado porque cuando vienen los niños no se quieren ir. Siempre salen con un último recuerdo positivo.

¿Alguna actividad que realice fuera de su trabajo en la clínica?

Tengo un laboratorio donde diseño moldes para los dientes y también retenedores. Son diseños personalizados y son como un juego para los niños. Ese es mi pasatiempo, en ese momento nadie me molesta, paso feliz en mi laboratorio.

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