Geraldina González C.
Cuando hablamos de llevar una vida sana, por lo general lo que viene a nuestra mente es comer ensaladas, vegetales, frutas y todos aquellos alimentos que consideramos saludables. Y no es que esté mal, pero cuidar de nuestra alimentación no significa restringirnos de ciertos alimentos que consideramos no saludables, sino consumir las proporciones adecuadas y no saltarnos ningún tiempo de comida.
De acuerdo con la nutricionista Ana Cristina Gutiérrez Font, asesora de nutrición para Herbalife en Centroamérica, pequeños detalles como no organizar nuestras comidas, omitir un tiempo de comida y no ingerir líquidos son algunos de los errores más comunes que cometemos con nuestra alimentación.
Según la especialista, eliminar por completo carbohidratos o proteínas podría crear un desbalance en nuestra alimentación.
“En la dieta no debería faltar carbohidratos como fuente de energía, proteína animal o vegetal como materia prima para la construcción de nuestros músculos; frutas y verduras como fuente principal de fibras, vitaminas, agua y antioxidantes que previenen el cáncer, lácteos como fuente de calcio, y las grasas que nos aportan vitaminas liposolubles como la A, D, E o K, que hacen que nuestras células tengan elasticidad”, enfatiza Gutiérrez.
Errores comunes
De acuerdo con la especialista en nutrición, uno de los errores más frecuentes que cometemos con nuestra alimentación, muchas veces por tener una apretada agenda laboral, es no organizar nuestras comidas del día siguiente.
Al no saber con exactitud dónde y qué comeremos, perdemos el control de las porciones.
“Eso hace que tienda a elegir alimentos altos en azúcar y en grasas y con muchas calorías de las que necesito, lo cual ocasiona que vaya ganando peso”, explica la especialista.
Esta falta de organización provoca que durante el día consumamos calorías bajas en nutrientes, pues no tenemos control de las porciones de comidas que ingerimos.
Otro de los errores que muchas veces cometemos es omitir un tiempo de comida por falta de tiempo, como el desayuno, que es el principal, o el almuerzo porque estamos atareados en el trabajo.
“A veces desayunamos en casa y cenamos un plato lleno de comida a las 7:00 de la noche olvidando el almuerzo. Al no darle alimento a nuestro cuerpo durante tanto tiempo, esa comida de la noche la guarda como grasita, porque no sabe hasta qué hora le vas a volver a dar comida, y el cuerpo se tiene que proteger de ese ayuno prolongado”, señala Gutiérrez.
Incluir una porción de vegetales en nuestro plato contribuye al equilibrio alimenticio. Según la nutricionista, la absorción de la fibra que estos nos aportan nos ayuda a disminuir enfermedades como el estreñimiento, colesterol alto y azúcar alto.
Combinar una alimentación balanceada con una rutina de ejercicios de al menos 30 minutos e ingerir entre ocho y 13 tazas de líquido al día nos ayuda a mantenernos saludables.
Estrés y alimentación
Cuando nos encontramos bajo presión muchas veces tendemos a compensar nuestras emociones con comida, sin que haya una conexión entre el apetito y el cerebro, por lo que perdemos el control de la cantidad de porciones ingeridas sin alcanzar la saciedad, expone la nutricionista, quien explica que el estrés produce la liberación de las hormonas glucocorticoides, que aumentan los niveles de grasa abdominal, y “cuando una persona tiene mucha grasa a nivel abdominal podría tener enfermedades asociadas, tales como: coronarias, diabetes e hipertensión”.
Mejor en compañía
La nutricionista Ana Cristina Gutiérrez Font aconseja buscar el apoyo de un amigo o familiar al momento de iniciar una dieta balanceada, como una forma de motivación.
“Con una compañera de trabajo, por ejemplo, se puede decidir almorzar sano y hasta comer meriendas saludables. Si quisieras un postre, compártelo y si vas a tomar una bebida, mejor que sea sin azúcar”, recomienda la especialista.
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