Fátima Arellano
Nuestra piel pasa por diferentes etapas de la vida y es la que exponemos a diario a diversas agresiones ambientales. Con el paso de los años, el reto continuo es tratar de que luzca joven y luminosa cuanto sea posible, por eso es muy importante saberla cuidar para prevenir, antes que revertir. El doctor Jorge Neira, dermatólogo de la Clínica Piel de Ángel, nos brinda algunos consejos de acuerdo a la edad, así como sus tratamientos.
De los 20 a los 30 años
Podemos decir que esta es la etapa de prevención para prolongar la juventud por más tiempo. En esta edad nuestra piel es muy elástica porque tenemos un alto porcentaje de fibras de elastina y colágeno, pero también aparecen las primeras líneas de expresión en los párpados y entre las cejas. La clave del cuido de la piel en esta etapa se resume en limpiar, hidratar y proteger. También hay que beber mucha agua para tener una adecuada hidratación, comer sano y desligarse del tabaco y del alcohol.
De los 30 a los 40
Se le conoce como el inicio de la etapa de regresión. Después de los 30 años empezamos a ver la flacidez en el rostro. Te darás cuenta de que los signos del envejecimiento han comenzado. Hay unas líneas más y la piel empieza a perder su brillo, pues la producción de colágeno y elastina se vuelve más lenta. La limpieza y la protección solar siguen siendo el pilar de cualquier manejo que se inicie, se deben considerar los hidratantes de acuerdo al tipo de piel. El uso de productos como la vitamina C o el ácido glicólico son importantes porque remodelan y estimulan la formación de colágeno, previniendo la flacidez y la aparición de manchas o pequeñas líneas de expresión. Se pueden utilizar peelings, dermoabrasión y láser indicados para eliminar aquellas manchas de la piel producidas por el sol. La radiofrecuencia está indicada para ganar firmeza, mejorar el tono y prevenir la flacidez de la piel.
De los 40 a los 50
Los primeros síntomas propios de esta década son las líneas finas de expresión conocidas como “patas de gallo”, una piel sin luminosidad, un tono disparejo, poros abiertos, opacidad, resequedad y piel áspera. Se le conoce como la edad del crono-envejecimiento. Inicia el proceso de adelgazamiento de las fibras de colágeno y elastina, lo que ocasiona que las finas líneas de expresión se marquen más. Es necesario combinar los tratamientos tópicos con procedimientos más agresivos como láser, peelings de profundidad intermedia, luz pulsada, radiofrecuencia, rellenos y toxina botulínica para retrasar la necesidad de cirugías.
De los 50 en adelante
Se le conoce como la etapa de la poca renovación (edad del encanto de la madurez). La piel se vuelve muy frágil y más delgada que antes. Con la llegada de la menopausia la piel se vuelve más fina y puede haber más vello y sequedad, también pierde el tono muscular al igual que la grasa subcutánea casi en un 70 por ciento. El cuello y rostro se quedan sin rellenos y soporte. Después de los 50 años es probable que se requieran cirugías como la blefaroplastia (párpados) o la ritidoplastia (cara). Los productos para la limpieza del rostro son fórmulas más ricas y untuosas, que aportan emoliencia y suavidad a la piel.
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