Carla Fjeld
PhD en Nutrición Humana
Se hace la hidrogenación de grasas para que las comidas sean menos propensas a la rancidez y tengan una larga vida útil para disminuir la necesidad de refrigerarla. Sin embargo, los ácidos grasos trans resultan como un efecto secundario. Estos no proporcionan ningún beneficio para la salud humana y su consumo aumenta el riesgo de enfermedades coronarias al elevar los niveles de colesterol LDL y disminuir los niveles de colesterol “bueno” HDL.
La Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, entre otros, ha señalado que “los ácidos grasos trans son más perjudiciales con respecto a la enfermedad coronaria que los ácidos grasos saturados”. Leyes relevantes permiten hasta 30 por ciento de grasas trans en manteca en comparación a sus grasas totales, mientras que las grasas de rumiantes como la mantequilla contienen hasta un cuatro por ciento. Los alimentos envasados legalmente pueden declarar “cero grasas trans” y tienen hasta el siete por ciento en peso o 0.5 gramos “por porción”.
Cualquier comida hecha con margarina, mantecas o parcialmente hidrogenados y aceites vegetales líquidos contienen ácidos grasos trans. Ejemplos: tortas, donuts, galletas, masa de pasteles y aderezos para ensaladas hechos con manteca o margarina o aceite parcialmente hidrogenado, así como los alimentos fritos (“deep-fried”) en restaurantes, cines, o empacados contienen ácidos grasos trans.
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