Fátima Arellano
La adolescencia es una de las etapas más cruciales de todo ser humano. Muchas personas la consideran la más difícil de todas porque implica cambios físicos y emocionales y también cambios en la organización y relaciones familiares. Cada adolescente vive de manera particular esta etapa; que sea sencilla o complicada estará en dependencia, en gran manera, de la orientación y educación que desde pequeños reciban de sus padres.
De acuerdo con la psicóloga clínica Dynarcelia López, especialista en terapias psicológicas alternativas, los cambios que va experimentando cada niño a medida que va creciendo son cruciales.
“Los desafíos preparan a los adolescentes para el futuro, pero solo los pueden enfrentar con una base firme de confianza y seguridad en ellos mismos; de lo contrario, podrían fácilmente caer en el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas”, asegura López.
Factores de riesgo
Por increíble que parezca, está en los padres evitar que sus hijos sientan la necesidad de consumir drogas. Todo padre debe estar atento a las señales que su hijo o hija presenta, pero ante todo, impedir que se llegue hasta esa situación.
La falta de atención que algunos adolescentes reciben de parte de sus padres y el abandono que viven, sobre todo, cuando son hijos únicos, son algunas de las causas que los podrían llevar fácilmente al consumo de drogas. Pero la carencia afectiva es la más importante.
“En esta etapa, el adolescente necesita saber y compartir nuevas experiencias. También necesita de un amigo, pero generalmente no lo encuentra en sus padres. Por eso, busca otro tipo de amistades, lo cual podría implicar un riesgo si se llegara a sentir incomprendido”, advierte la psicóloga clínica.
Por lo antes mencionado, explica López, el adolescente se podría refugiar en el cigarrillo u otra dependencia para evadir su realidad, porque además, se tiene la percepción de que la droga hace sentir placer y alegría, pero nunca se habla de las consecuencias que genera su consumo.
“Cuando se le pregunta al adolescente por qué ha consumido algún tipo de droga, responde que lo hizo por curiosidad. Pero detrás de esto hay un vacío inconsciente que necesita ser llenado y lo hace con el consumo de la droga que tiene a su alcance, como el cigarrillo de marihuana, por ejemplo”.
Ser aceptado por un grupo de amistades tiende a ser otro factor, ya que lo que menos desea es sentirse excluido o diferente.
Tener mucho tiempo de ocio y ninguna responsabilidad a parte de sus estudios, afirma la psicóloga, no es recomendable.
Señales de alerta
Hay algunos síntomas que los adolescentes presentan cuando están consumiendo drogas, tales como:
Bajan su rendimiento escolar, no cumplen con los deberes que regularmente tienen asignados en la casa, presentan cambios en la rutina de sueño, hay cambios en sus estados de ánimo: agresividad, euforia, ataques de risa, tristeza; faltan a clases, descuidan su aseo personal, no se pueden concentrar, tienen dificultades en la forma de hablar, cambian su vocabulario y sus amistades, manifiestan la necesidad de querer tener dinero y hurtan objetos para poder conseguir dinero.
Además de estas señales, también pueden presentar síntomas físicos, tales como: ojos enrojecidos, temores o miedos, congestión de nariz y garganta, tos seca, temblores generalmente en las manos, mareos, hiperactividad anormal, pérdida de peso con facilidad o lo contrario. En las mujeres, hay desarreglos en la menstruación.
Estos síntomas, asegura la psicóloga clínica, pueden variar dependiendo de la droga que estén consumiendo y de la fortaleza que tenga el adolescente.
También se debe tomar en cuenta si hay entre sus pertenencias materiales relacionados con las drogas, tales como: pipa, papel para envolver los cigarros, incienso, colonias o enjuagues bucales para camuflar los olores y gotas para los ojos y pupilas dilatadas.
¿Cómo actuar?
La mayoría de los padres entran en crisis cuando se dan cuenta de que su hijo o hija está consumiendo algún tipo de droga y no encuentran la manera de cómo encarar la situación.
Si confirma que su hijo está consumiendo drogas, no lo confronte, porque lo negará. Lo mejor es que le hable de una manera afirmativa, haciéndole entender que ya lo sabe y que, como padre, desea ayudarle.
Tampoco es aconsejable que lo culpe, mucho menos que lo juzgue. Lo mejor es tratar de darle la confianza para que exprese lo que siente.
“Es muy importante que, tanto el padre como la madre, hablen al mismo tiempo con su hijo o hija para que él o ella se dé cuenta de que los dos están de acuerdo, que manejan la misma información y que lo que desean es ayudarle a salir de la situación. Hacerlo de esta manera evitará que haya algún tipo de chantaje con alguno de los dos, sobre todo cuando se sabe que hay algún trato especial para él o para ella de parte de alguno de los dos”, recomienda la psicóloga clínica.
De igual manera, al hablar con su hijo, se deben dejar establecidas las reglas y los compromisos que fijarán a partir de ese momento.
No tengan pena de buscar asesoría profesional para ayudarse en estos momentos. Hay profesionales en esta materia que sabrán brindar las recomendaciones y el seguimiento necesario para ayudar a que todo se resuelva de la mejor manera.
Ver en la versión impresa las paginas: 38 ,6