ELBA CRISTINA PARRALES
La familia es el eje central de la sociedad. Por eso, es fundamental transmitir valores para que sean personas de bien, tales como: pudor, sencillez, sociabilidad, respeto, patriotismo, prudencia, comprensión, humildad, optimismo, lealtad, libertad, servicio, perseverancia, entre otros.
Si bien es cierto que ser padres no es una tarea sencilla, la enseñanza de valores es algo prioritario que se debe ir implementando en los hijos desde pequeños.
Definitivamente, no es una misión que se logra de un día para otro; he ahí su importancia de que sea día a día, con el transcurso de la perseverancia de los padres.
Porque la educación del niño debe ser integral, la psicóloga Violeta Bibout afirma que tiene que ir de acuerdo a las diferentes etapas que esté viviendo el hijo.
“Es importante destacar los valores, que son una cualidad que asignamos a algo. Algunos son innatos. Los hijos saben el valor de la honestidad, del orden y la limpieza, solo que algunos los ponen en práctica y otros no. Para que se conviertan en una virtud, el padre de familia debe tener un papel formativo”, asegura Bibout.
Para apoyar a los hijos en cada una de las etapas de sus vidas, la psicóloga sostiene que es primordial y efectivo educar en positivo. Cambiar frases negativas por frases alentadoras, les hará tener una mejor comunicación, contribuirá a fortalecer su autoestima y tendrá el deseo de incorporar a su vida elementos positivos.
“LA VOLUNTAD, MUEVE MONTAÑAS”
La psicóloga Violeta Bobout destaca la importancia de la voluntad, puesto que así las personas son exitosas.
“Está comprobado que la voluntad mueve montañas, sobre todo en esta sociedad en donde estamos llenos de sentimientos. Si quiero algo, lo hago. Si no quiero, lo dejo. Por tal razón es importante que se cultive la voluntad en los hijos, no siendo tan permisivos en actividades que no quieren realizar, pero que deberían”, afirma.
Dedicarles tiempo para conocer su personalidad servirá de guía para determinar los procesos sensitivos en que el niño está más susceptible para captar ciertas cosas. Si se tienen varios hijos, es necesario establecer que cada uno de ellos es diferente, tiene su propio carácter y personalidad. Esa es la base para saber cómo dirigirse y de qué manera transmitir valores.
APOYO EN CADA ETAPA DE SUS VIDAS
Hay etapas específicas en la vida de los hijos que pueden aprovecharse para fomentar la educación integral y los valores.
Bibout afirma que se ha comprobado la armonía que produce que la mujer embarazada escuche música clásica. Los niños al crecer tendrán mayor capacidad para hablar, leer y escribir.
Los niños en edades entre uno a tres años, según estudios pedagógicos y psicológicos, pueden percibir y adquirir el orden. Esto no quiere decir que se dejará de enseñar otros valores, sino que se puede aprovechar esta etapa para lograr en ellos que sean ordenados y organizados, ya sea en sus comidas, horario para dormir o levantarse, estudiar, jugar, entre otras actividades. Después tendrá orden en su vida: en el hogar, en los estudios y en el trabajo.
“Los padres pueden fomentar la generosidad en sus hijos de seis a nueve años; la laboriosidad en el hogar de ocho a 11 años; la solidaridad entre los 12 y 15 años y la lealtad entre los 14 a los 18 años porque lo captan mejor”, explica la especialista.
DA EL EJEMPLO
Con toda seguridad, los niños son como una esponja que absorben todo. Es por eso que la psicóloga aconseja a los padres que antes de llamarles la atención por algo que no es correcto, pero que ellos hacen, se hagan una revisión personal de los ejemplos que le están dando a sus hijos.
“Los padres pueden cambiar actitudes. No deben cerrarse ante el cambio. Decir, por ejemplo, que así son y que no pueden cambiar, no es ejemplo de voluntad”, exhorta.
Verse a sí mismos y ver qué comportamientos están exigiendo que ni ellos cumplen, pueden cambiar paulatinamente mientras se le está enseñando al hijo.
Es necesario conocer la personalidad de los hijos y las conductas que puedan tener en cada etapa de sus vidas, que son distintas, para apoyarlos en sus decisiones.
No intenten estropear su personalidad. Es mejor acompañarlo y brindar un apoyo incondicional para fortalecer su vida y para que cuando a ellos les toque ser padres puedan también transmitir los mismos valores a las nuevas generaciones.
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