Dra. María Luz André
Doctora y Nutricionista Clínico
Gerente Propietaria de Tulipanes Spa
Se tiene la falsa creencia que cuanto más se come, más sano nacerá el bebé. Las embarazadas tienen que comer en cantidad suficiente para sustentar a una pequeña vida, eso es cierto, pero sobre todo han de comer con variedad y calidad. Ambas son las máximas que deben regir en la dieta de una mujer embarazada.
El peso de la madre tiene una gran influencia en el desarrollo del feto y en la evolución del embarazo y el parto. Cuando hay un aumento de peso insuficiente durante la gestación se incrementa el riesgo de tener un bebé con bajo peso de nacimiento, mientras que un gran aumento de peso durante el embarazo incrementa el riesgo de exceso de peso u obesidad de la madre después del parto.
El estado nutricional materno en el momento de la concepción es un determinante importante en el crecimiento y desarrollo del feto y, por lo tanto, una dieta sana y equilibrada es primordial tanto antes como durante el embarazo.
¿CÓMO EQUILIBRAR LOS NUTRIENTES?
Cuando hablamos de variedad nos referimos a que debes alimentarte con los grupos básicos: cereales, frutas, verduras, carnes y huevos y lácteos. La ausencia de alguno de ellos en tu dieta va a traer como consecuencia la falta de alguno (o varios) de los nutrientes esenciales que tu organismo necesita para estar saludable.
Además de cada grupo de los mencionados, es necesario incluir todo tipo de productos para asegurarse de que se está recibiendo toda la cantidad de nutrientes que se necesitan en este periodo clave de la vida. Es importante insistir en que no se debe consumir un tipo de alimento en exceso, ni debe faltar cierto producto en la dieta.
Respecto a las necesidades calóricas de una embarazada, no son tantas como se ha creído tradicionalmente. Para el correcto desarrollo del feto es suficiente con incrementar 250 calorías más la dieta diaria. Es muy importante que gran parte de este aumento esté bien nutrido de proteínas (pescado, carne, huevos, legumbres y lácteos).
SUPLEMENTOS VITAMÍNICOS
Los suplementos prenatales contienen más ácido fólico, hierro y calcio que un multivitamínico estándar para adultos. Estos elementos son esenciales para las mujeres embarazadas o las que están tratando de quedar embarazadas.
Las mujeres embarazadas necesitan más del doble de ácido fólico y hierro más que el promedio de los adultos para nutrir al niño. Necesitan establecer su nivel de calcio en 1,000 miligramos diarios para prevenir la pérdida ósea al final del embarazo. Los médicos recomiendan que las mujeres deben empezar a tomar suplementos prenatales por lo menos unos meses antes de quedar embarazadas.
Aunque los suplementos prenatales varían mucho de una marca a otra, todos ellos contienen hierro, calcio, ácido fólico, vitaminas A, C, D y E; otras vitaminas B como la tiamina, riboflavina, ácido pantoténico, piridoxina, y niacina y minerales importantes como el cobre, magnesio, selenio y cinc.
Al tomar vitaminas prenatales, asegúrate de seguir las instrucciones del envase. Toma las vitaminas en las comidas, ingiere mucha agua durante todo el día, evita el té y el café antes o después de tomar la dosis, y no tomes ningún suplemento con leche ya que interfiere con la absorción de hierro y cinc.
ALIMENTOS QUE DEBES EVITAR
Algunos alimentos como los excitantes y refrescos que contienen demasiada azúcar pueden dañar al bebé y ocasionar complicaciones durante el embarazo. A parte de ellos, evita el consumo de sal porque puede producir retención de líquidos y aumentar la tensión arterial, dos situaciones que deben vigilarse atentamente durante el embarazo. Hay que consumirla con moderación y evitar la sal oculta en los alimentos, tales como: encurtidos, ahumados, conservas, pan, chiverías, entre otros. También evita las grasas de mala calidad como las contenidas en precocinados y bollería industrial.
La grasa es indispensable durante el embarazo, puesto que tiene un papel fundamental en el desarrollo del feto, pero se debe optar por grasas saludables como el aceite de oliva o el de girasol.
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