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Alejandra Madriz

El espacio amplio que le proporciona la quinta donde ha vivido toda su vida, el verdor de las plantas y los majestuosos árboles solo forman parte de lo que incidió en ella para que tomara la decisión de ser Ingeniera en Calidad Ambiental.

Elba Cristina Parrales

Fotos: Carlos Herrera

El espacio amplio que le proporciona la quinta donde ha vivido toda su vida, el verdor de las plantas y los majestuosos árboles solo forman parte de lo que incidió en ella para que tomara la decisión de ser Ingeniera en Calidad Ambiental.

Alejandra Karina Madriz, 25 años, creció en medio de la paz y la tranquilidad que proporciona la naturaleza. Sus compañeros de juegos cuando era niña, además de sus primos, eran las plantas, los animales y las frutas.

Quizás por el hecho de haber crecido en este entorno fue por mucho tiempo introvertida y tímida, aunque aún prefiere los lugares tranquilos, donde no haya tantas personas.# Conocer sobre la preservación y el cuidado del medioambiente formaron parte de sus inquietudes cuando era niña y adolescente.

Quería aprender técnicas que le ayudaran a cumplir con su objetivo, el de influir y educar para que las personas tomen conciencia sobre los daños constantes que se le hacen al medioambiente.# Así fue que encontró la carrera de Ingeniería en Calidad Ambiental en la Universidad Centroamericana (UCA).

Mientras estudiaba la carrera universitaria, asumió muy joven un nuevo rol en su vida: ser esposa y madre. Una decisión que le cambió su vida completamente, pero para bien, puesto que afirma “es una experiencia que te hace crecer y ser mejor ser humano”.

“Se aprende a amar y a recibir amor. Te hace más responsable. Se aprende a ser paciente y tolerante, también a realizar mejor las cosas y a tener un proyecto de vida en conjunto. Todo eso me ha ayudado a desempeñarme muy bien en el trabajo, porque uno lo traslada hacia el área laboral”, reflexiona Alejandra.

Ante la creencia que los matrimonios jóvenes no funcionan, Alejandra sostiene que mientras haya amor esa unión seguirá fortalecida. Además, su hija Sofía Karina, de 5 años, y su bebé de dos meses de gestación son motores suficientes para mantenerse unidos y felices.

“Considero que tanto en la vida personal como en el trabajo depende mucho la actitud que uno le ponga para que el resultado sea exitoso o un fracaso. La actitud que tengamos será determinante siempre en las decisiones y los actos que realicemos”, sostiene.

La actitud positiva, afirma, es algo que trata de mantenerla siempre. Al igual que la sinceridad, amabilidad y responsabilidad.

De los momentos que más disfruta es cuando está con su familia, ya que por su trabajo le toca viajar constantemente al municipio de Santo Domingo, Chontales.

SU PASIÓN

Antes de ser parte del equipo de minera B2Gold, Alejandra tuvo la oportunidad de conocer la mina La Libertad. Lo que más le asombró fue ver la manera en que trabajaban, de una forma rústica, en medio de cráteres y el impacto sobre el medioambiente era grande.

“Me impacta mucho cada vez que alguien corta un árbol porque siento como si me estuvieran cortando un brazo”, comenta.

Para Alejandra existen dos tipos de personas: las que están señalando lo que está mal y las que están haciendo algo para resolver eso que está mal. Ella es de las que actúa, por eso tomó el reto de trabajar en esta minera.

“He podido ver cómo esta empresa, de las que generalizamos y decimos que son malas porque son transnacionales, realmente apoya una comunidad que nunca soñaba con tener tantos beneficios. Es grato ver cómo mejoran sus familias. Los niños ahora tienen educación. El simple hecho de que mejoren sus carreteras cuando antes eran intransitables para ellos es de gran ayuda”, comenta.

A Alejandra le ha tocado hacer presencia social en Santo Domingo por más de un año. Antes de abrir la mina, Alejandra realizó todo lo que le gusta, como reforestar antes de cortar árboles. Demostrando así que se puede hacer minería de forma responsable. Realiza además campañas de educación ambiental, cambiando la cultura de botar basura en las calles y practican el reciclaje.

“El trabajo siempre con la comunidad es una experiencia enriquecedora. Me encanta la diversidad de cosas que hago. No estoy encerrada en un solo proyecto, ya que también tengo la apertura de hacer varios a la vez y trabajar en la parte de educación, investigación, reforestación y fauna. Es un conjunto de cosas que me permiten seguir aprendiendo”, agrega.

Este trabajo es muy importante para Alejandra, porque asegura que no importa donde uno esté, porque siempre hay que intentar hacer el cambio, y ella desde esa comunidad tiene la oportunidad de capacitar para que aprendan todo lo relacionado al medioambiente.

Los resultados de su trabajo no se han hecho esperar. Es grato para ella que las personas de la comunidad rescaten animales, cuando antes procedían de otra manera, “quizá los mataban simplemente”. Ahora cuidan las plantas más que antes. Asegura que se han encariñado con el vivero y que ahora les interesa hacer un cambio positivo.

Alejandra afirma que quizás el sacrificio más grande sea dejar a su familia cuando le toca ir a Santo Domingo, pero a pesar de que son jornadas laborales largas, disfruta mucho su trabajo, porque siente que de alguna manera está ayudando al ecosistema. Además, trabaja con un equipo joven con quienes comparte la responsabilidad de mejorar la comunidad.

“Desde chiquita sabía que tenía que aportar algo a mi país y sobre todo al medioambiente, sabía que de alguna manera tenía que cuidarlo”, finaliza.

Nosotras Medio ambiente

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