Ana Salgado. Terapeuta sexual y de parejas
Según el diccionario, el maltrato es cualquier trato que se califique como malo; puede ser físico, emocional, psicológico. Es decir, si te empujan, golpean, gritan, insultan, ofenden o humillan, igual te están maltratando.
El maltrato no es estático, sino una interacción que va evolucionando. Generalmente empeora con el tiempo. Quien maltrata se caracteriza por ser más extremo y cruel, y la persona maltratada se va sintiendo cada vez más indefensa.
Esa sensación que siente la maltratada, ese sentimiento de no poder defenderse, es aprendido. ¿Dónde? Generalmente en casa. Es el famoso “hay que aguantar”, transmitido de madres a hijas por generaciones. Puede que debido a las campañas de educación las mujeres estén más conscientes de que eso no es lo que deben transmitir a sus hijas.
Las mujeres se dan cuenta de su sufrimiento y no desean lo mismo para sus hijas y entonces les aconsejan hacer exactamente todo lo contrario de lo que ellas hacen: “No hay que dejar que un hombre te trate mal”, “no hay que aguantar”, “nunca dejes de seguir tus sueños por un hombre”, “no permitas que un hombre te diga palabras hirientes”…
Lamentablemente, los hijos siguen nuestro ejemplo y no nuestras palabras. Y entonces, ¿qué hacer? Pues disponerse a hacer algo diferente para cambiar nuestra propia vida para intentar disminuir el impacto que va a tener nuestro ejemplo en el futuro de nuestros hijos.
Si no logra hacerlo sola, busque ayuda profesional.
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