Por Fátima Arellano.
Érase una vez una joven adolescente que producto de su primer amor esperaba con mucha ilusión el nacimiento de su primer bebé. Por su misma situación económica, Ana Mercedes Mejía, originaria de Diriomo, no se realizó su prenatal. Su embarazo no manifestó complicación aparente, porque según ella siguió juiciosa los consejos que las ancianitas del pueblo le dieron para gozar de un embarazo saludable.
A la espera del nacimiento de su bebé, Ana decidió trasladarse a Managua. A las 9:30 de la noche, de un sábado 5 de junio de 2004, en el Hospital Alemán, Ana dio a luz a Diana Millón Mejía. Su parto, recuerda, tampoco tuvo complicaciones. El médico que la atendió le dijo que había dado a luz a una hermosa niña, la cual puso entre sus brazos, pero no sin antes informarle que la bebé presentaba una deformación en sus labios.
“Mi hija nació con labio leporino (fisura labial). Yo no sabía qué hacer. La tomé entre mis brazos y la besé mucho. Era mi culpa, me repetía constantemente. Mi culpa por no haberme chequeado”.
Ana se lamentó y responsabilizó por la situación que su hija presentaba, lamento y culpa que la impulsaron a buscar ayuda profesional. Su corazón de madre le dijo que no era el fin, sino el principio de una hermosa trayectoria, cuyas lágrimas enjugaría para convertirlas en sonrisas.
“Regresé con mi hija a Diriomo. La doctora del centro de salud me transfirió al Hospital Infantil Manuel de Jesús Rivera, La Mascota, donde conocí al doctor Armando Siu, quien me habló de Operación Sonrisa. Sin pensarlo fui hasta donde ellos, les presenté a mi niñita y les pedí que me ayudaran porque temía que ella al crecer sufriera discriminación. No quería que se burlaran de ella, sino que tuviera una vida y desarrollo normal”.
Operación Sonrisa escuchó las plegarias de Ana. La organización le brindó tratamiento psicológico y también cubrió con todos los gastos del procedimiento de Dianita. A los seis meses de nacida, la brigada le realizó la primera cirugía de unión de labios y años después le realizaron retoque de cicatriz y paladar. Las tres cirugías fueron un éxito.
De acuerdo con Indiana Siu, directora ejecutiva de Operación Sonrisa, en 18 años de presencia permanente en Nicaragua, la organización ha beneficiado con 3,080 cirugías en todo el país, y gracias a los estándares de calidad que exigen para operar, hasta la fecha llevan cero muertes, lo cual les llena de mucha satisfacción.
“Hemos beneficiado a miles de niños. Nosotros cubrimos con todos los gastos necesarios, incluyendo un biberón especial que los niños necesitan. Cada tratamiento, de principio a fin, nos cuesta alrededor de 15 mil dólares. En la organización no vemos los casos como procedimientos, sino como sonrisas que deseamos otorgar”, afirma Indiana.
Dianita, quien actualmente cursa el segundo grado de primaria, representa el símbolo de esperanza que Operación Sonrisa desea transmitir y, a la vez, es el mayor orgullo de Ana, quien venció sus temores, gracias a que su amor de madre ha sido más fuerte.
“Mi hija no tiene ningún complejo. Ella es alegre, sociable y muy inteligente. En todo participa con mucho entusiasmo sin manifestar pena. Diana tiene muchos sueños y uno de ellos es ser modelo y también Miss Nicaragua. Yo la pienso apoyar en todo, porque en su felicidad también está la mía”, expresa Ana.
El sueño de una Miss
Ese mismo año, 2004, una niña de 12 años atesoraba en su corazón su mayor anhelo. “El sueño de toda niña es verse como una princesa”, recuerda Farah Eslaquit, Miss Nicaragua 2012. “Pero mi sueño iba más allá, pues también deseaba portar la corona de mayor distinción de mi país”.
Consciente de que para hacer realidad su sueño debía trabajar con mucho esmero y disciplina, en el 2006, a sus 14 años, Farah ingresó a Agencia Silhuetas.
“Sin descuidar nunca mis estudios, me tracé una meta: ser Miss Nicaragua. Para ello, entré a los cursos que brinda Silhuetas. A los 18 años ya me sentía preparada, pero me miraba muy niña porque aparentaba menos edad y también me faltaba madurez. Mi objetivo era ganar, por eso solo ingresé al concurso cuando supe que era el momento”.
Durante el certamen de Miss Nicaragua, realizado en marzo de este año, Farah demostró sus seis años de constante preparación. Ella admite que el apoyo de parte de todos los miembros de su familia ha sido fundamental, ya que sin ellos no habría logrado cumplir su sueño.
“Todos soñamos con ser felices. Mi felicidad era ser Miss Nicaragua; la de todos estos niños es sonreír. Con mucha satisfacción estoy apoyando la noble causa que Operación Sonrisa está realizando con el Fashion for Smiles 2012, porque no es sano enfocarnos solo en nuestra felicidad, sino también en compartirla con los demás. Yo me siento orgullosa de poder compartir la mía con Dianita y con todos los niños”.
Tras haber hecho realidad un sueño, ahora Farah tiene otro: la corona de Miss Universo. Ella se confiesa más segura porque sabe que todo lo que se proponga lo obtendrá con la misma disciplina que la ha caracterizado. También se ve como empresaria. Una meta a corto plazo es crear su propia firma en mercadeo y publicidad, y a mediano, formar un hogar bajo los principios cristianos que su familia le ha inculcado.
Dianita, por su parte, está comenzando su mágica travesía. Su alegría y espontaneidad contagian los corazones de quienes la rodean. Ella es un hermoso ejemplo a seguir, el cual Operación Sonrisa desea dar a conocer con el segundo Fashion for Smiles que se llevará a cabo el próximo 19 de octubre, esta vez con el apoyo de 16 embajadoras de la belleza, candidatas a Miss Universo. 40 mil dólares aproximadamente es la cifra que desean recaudar. Indiana Siu asegura que parte de esa cantidad será destinada al nuevo Centro Integral para niños, jóvenes y adultos con fisura labial y paladar hendido de Operación Sonrisa, el cual estiman inaugurar a principios del próximo año.
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