La batalla perdida
cantaré tus batallas, Jonatán
mil hombres te acompañaron
en Gabaa de Benjamín
mientras en el pueblo
cada uno se refugiaba en sus tiendas
atacaste la guarnición de filisteos
que hay en el cerro
la trompeta anunció tus guerras
tus miles de espadas tiñeron el cielo
de un resplandor púrpura
un guerrero no vuelve la vista hacia atrás
sino que muere como el águila
en su vuelo más alto
hoy amanece sin vos
ya no estás entre las multitudes
por tu deceso una casa se abre
como en espera del que ha ido a la guerra
y no regresa
pero la madre deja una luz
encendida día y noche
en la puerta y
un pan en la mesa
por si vuelve
**
hoy el tiempo se escurre entre tus dedos, Jonatán
ya no estás para mí
ya no estás para el mundo
hoy te digo adiós
en esta tarde en que no bajás de los buses
y no me traés tu tristeza para que te acompañe
para que íntimo limpie tu corazón
y enmarque la luz de tu rostro
con mis manos
ya todo se vuelve recuerdo
un ardor
en los desiertos queda nuestro deseo
decretado en un pacto de tu alma con la mía
de mi cuerpo con tu cuerpo
y Dios como testigo
que no juzga nunca a sus hijos
cuando aman
qué dulce
mientras compartimos bebida y
alimento en una mesa y
yo tocaba el arpa y
todo espíritu malo se iba
de nuestro lado y
yo sorbía de cerca,
en tus ojos,
la luz y la música
pero seguí así
muerto como estás
mas no muerto en mi
vení siempre en las noches, Jonatán
en mi auxilio
no descuidés la herida que tu amor abrió
que tu muerte inauguró en mi
fue aprender a morir conocerte y
verte a los ojos,
mi condena
***
me oculto en una mata en el desierto
vienen en busca de mi vida
todas las flechas
apuntan a mis costados
mis huesos asoman
como quien busca con hambre
el viento de la muerte
el roce de lo eterno
pero venís a consolarme
en Dios con el aliento de tu boca
y me decís que no tema
que ninguna mano me alcanzará y
que reinarás a mi lado
asi ambos nos unimos
luego toda palabra
es distante
ya el polvo de mis huesos es
partículas de luz
****
quiero terminar mi vida con un poema
quiero terminar este poema con mi vida
porque nuestra batalla
esa que no era entre nosotros
sino contra Dios
para que el amor fuera sobre la tierra
esa, para siempre la perdimos
por eso renuncio al amor terrenal
y opto por el amor al pueblo
como el amor divino,
me consagro al amor
que no perdona el olvido
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