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Héctor Avellán La prensa/Archivo

Héctor Avellán

cantaré tus batallas, Jonatán

La batalla perdida

cantaré tus batallas, Jonatán

mil hombres te acompañaron

en Gabaa de Benjamín

mientras en el pueblo

cada uno se refugiaba en sus tiendas

atacaste la guarnición de filisteos

que hay en el cerro

la trompeta anunció tus guerras

tus miles de espadas tiñeron el cielo

de un resplandor púrpura

un guerrero no vuelve la vista hacia atrás

sino que muere como el águila

en su vuelo más alto

hoy amanece sin vos

ya no estás entre las multitudes

por tu deceso una casa se abre

como en espera del que ha ido a la guerra

y no regresa

pero la madre deja una luz

encendida día y noche

en la puerta y

un pan en la mesa

por si vuelve

**

hoy el tiempo se escurre entre tus dedos, Jonatán

ya no estás para mí

ya no estás para el mundo

hoy te digo adiós

en esta tarde en que no bajás de los buses

y no me traés tu tristeza para que te acompañe

para que íntimo limpie tu corazón

y enmarque la luz de tu rostro

con mis manos

ya todo se vuelve recuerdo

un ardor

en los desiertos queda nuestro deseo

decretado en un pacto de tu alma con la mía

de mi cuerpo con tu cuerpo

y Dios como testigo

que no juzga nunca a sus hijos

cuando aman

qué dulce

mientras compartimos bebida y

alimento en una mesa y

yo tocaba el arpa y

todo espíritu malo se iba

de nuestro lado y

yo sorbía de cerca,

en tus ojos,

la luz y la música

pero seguí así

muerto como estás

mas no muerto en mi

vení siempre en las noches, Jonatán

en mi auxilio

no descuidés la herida que tu amor abrió

que tu muerte inauguró en mi

fue aprender a morir conocerte y

verte a los ojos,

mi condena

***

me oculto en una mata en el desierto

vienen en busca de mi vida

todas las flechas

apuntan a mis costados

mis huesos asoman

como quien busca con hambre

el viento de la muerte

el roce de lo eterno

pero venís a consolarme

en Dios con el aliento de tu boca

y me decís que no tema

que ninguna mano me alcanzará y

que reinarás a mi lado

asi ambos nos unimos

luego toda palabra

es distante

ya el polvo de mis huesos es

partículas de luz

****

quiero terminar mi vida con un poema

quiero terminar este poema con mi vida

porque nuestra batalla

esa que no era entre nosotros

sino contra Dios

para que el amor fuera sobre la tierra

esa, para siempre la perdimos

por eso renuncio al amor terrenal

y opto por el amor al pueblo

como el amor divino,

me consagro al amor

que no perdona el olvido

La Prensa Literaria

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