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Boullosa, además de poeta y novelista se ha desempeñado como profesora de literatura en la Universidad de la Ciudad de Nueva York. LA PRENSA/CORTESÍA

El “arma” de Carmen Boullosa: La novela mexicana

Con varios premios en novela; el Café Gijón en Madrid, el Premio Xavier Villaurrutia, el Liberatur de la ciudad de Frankfurt por la versión al alemán de su novela La milagrosa; y la Academia de las Artes de Berlín y con varios libros de poemas que nacieron por el azar, es una de las invitadas al festival de poesía de la ciudad de Granada

Por Arnulfo Agüero

“Narrar es mi única arma para entender la realidad, y también mi único escudo. Descifra mi entorno y me protege”, dice la escritora mexicana Carmen Boullosa, que si bien ha escrito poemas, la novela con el tema de la mujer, el hogar o la ciudad de México son los epicentros donde han ocurrido sus apasionadas y dramáticas historias, íntimas y nacionales.

Fecunda escritora. Tiene varios libros de poemas, que nacieron por azar, ya que sus primeros “pinitos” —a como llama a sus primeras narraciones— fueron su diario y sus cuentos.

Sus primeras novelas abordaban el tema de la infancia, luego la casa, vista como “un infierno”, finalmente la ciudad de México con su volcánica historia contemporánea, escrita desde Brooklyn, donde vive como extranjera.

Su más reciente novela publicada fue El complot de los Románticos, editorial Ciruela; anteriormente le habían editado: La virgen y el Violín; La otra Mano de Lepanto y El Velázquez de París.

Recibió el premio de novela Café Gijón en Madrid, el Premio Xavier Villaurrutia. También el Liberatur de la ciudad de Frankfurt por la versión al alemán de La Milagrosa; y la Academia de las Artes de Berlín le otorgó el Premio “Anna Seghers”, celebrándose en el Iberoamerikanisches Institut un simposio de sus obras.

Autora de varias obras de teatro, Boullosa se atreve a hablarnos uno poco de su dramaturgia en un teatro-bar El Cuervo, en la Plaza de la Conchita, en Coyoacán, donde concurrían poetas y dramaturgos. Entonces eran sus años de rebelde adolescente.

La experiencia en este espacio de libertad y debates culturales, fue espléndida, llegando a convertirse este rinconcito, en una tribuna de la libertad y el arte, hasta que fue clausurado no sin antes dejar su huella en la historia de la literatura mexicana.

Boullosa ha sido profesora de literatura; por lo que Universidad de la Ciudad de Nueva York, CUNY, en City College, la ha integrado a su cuerpo de académicos de alto prestigio literario.

A pesar de vivir en Brooklyn, de la cual puede  nutrir su literatura, México sigue siendo la ciudad prima donde transcurren las vidas imaginarias de sus personajes claves, ¿por qué esa fijación literaria?

México es parte de mi persona (o yo parte de la persona mexicana), mientras que en Brooklyn no soy sino una visitante, siempre una extranjera. Viví en México mi infancia, mis años de formación y mi juventud. Además mis hijos y el resto de mi familia viven en México, siempre tengo un pie allá. En Brooklyn estoy afuera, una buena posición para escribir, pero mi vida está en México.  

¿Cómo llegó a concebir la ciudad con sus personajes como su tema universal?

Como lectora (y como escritora) mi primera pasión fue la novela. De niña y de adolescente fui lectora de novelas, más que de poesía. La mayor parte de estas novelas eran extranjeras (traducciones o en inglés, con el tiempo fueron llegando los latinoamericanos). Después, aprendí a leer poesía, primero autores de nuestra lengua, después fui explorando anglosajones, franceses o traducciones.

Como escritora, mis “pininos” fueron cuentos – y un diario –  por azar lo primero que pude realmente escribir fue poemas, no fue una elección sino una necesidad. Es la relación más intensa con la lengua materna, y con mi ciudad.  

Mis primeras novelas son domésticas, ocurren adentro de una casa – o de un infierno -. Tardé, como novelista, en salir al mundo, la ciudad, Historia. En novelas como: Duerme; Son vacas, somos puerco; Mediterráneo; La otra mano de Lepanto. Mi primer epicentro fue la infancia, no la ciudad.  

Los críticos afirman que el teatro es el arte más completo donde caben todas las disciplinas. Algunos de sus libros han sido llevado al teatro, o adaptadas como el libro Antes (Premio Xavier Villaurrutia, 1989); ¿sientes que los aplausos han sido recibidos bien por la critica mexicana?

No estoy segura de que el teatro sea el arte más complejo. La novela es todos los géneros (incluyendo el teatro), y la poesía también puede serlo. Escribí teatro un tiempo, por necesidades de la vida (me ganaba la vida así, y – no sé si paradójicamente – aprendía más del oficio de novelista).  Mis obras de teatro fueron recibidas sin consenso: algunas personas las amaban, otras las odiaban. Excepto una, Los totoles, que sí recibió literalmente aplausos, y premios, las demás eran para el debate.  

En anteriores ocasiones ha dicho que para reelaborar tus “demonios” necesitas contar sus historias, sus cuentos, fabularlos, para entender la realidad, ¿acaso es su paradoja  o es un juego de su escritura?  

No sé si es paradoja, pero juego definitivamente no. Narrar es mi única arma para entender la realidad, y también mi único escudo. Descifra mi entorno y me protege.  

Fuiste copropietaria junto a tu hermano Pablo Boullosa  de El Cuervo, un teatro bar en la plaza de la Conchita en Coyoacán; ahí pasó el terremoto de 1985 y vivió experiencias culturales inolvidables. ¿Qué recuerda de esa época?

No es así precisamente. Alejandro Aura, el papá de mis hijos y mi compañero de veinte años, y yo, heredamos El Cuervo, en la Plaza de la Conchita, de Jesusa y Liliana Felipe. Era un teatro-bar, diminuto.

Fue una experiencia espléndida. Hacíamos las obras de teatro para ese hoyito de bar, yo las escribía, Alejandro las actuaba; invitamos otros dramaturgos, músicos y poetas, y lo convertimos en un centro cultural independiente.

Después nos echaron del local, y nos mudamos al centro de Coyoacán, a un lugar considerablemente más grande, El Hijo del Cuervo. Las complicaciones financieras y organizativas lo volvieron un potro difícil de domar. Pablo mi hermano, mucho más hábil que nosotros para administrar, se unió a la aventura, y terminamos dejando El Hijo del Cuervo, ya entonces más un bar, que un centro cultural, en sus manos. Después se volvió difícil hasta para Pablo, y nos deshicimos de él.

¿La mujer ha alcanzado un gran espacio en la literatura contemporánea, mexicana, y universal?

Esa pregunta la contestaría con justicia Sor Juana Inés de la Cruz: por supuesto que sí, en nuestras latitudes desde siempre. Aunque hombres necios no han faltado ni faltan.

HA PUBLICADO

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Novelas: Mejor desaparece (1987); Antes (1989, Premio “Xavier Villaurrutia”); Son vacas, somos puercos (1991); El médico de los piratas (1992); Llanto (1992); La milagrosa (1993); Duerme (1994); Cielos de la tierra (1997); Treinta años (1999); Prosa rota (2000); Leaving Tabasco (2001); y De un salto descabalga la reina (2002).

Obras teatrales: Trece señoritas (1983); Cocinar hombres (1985); Los totoles (1985); Mi versión de los hechos (1987); Aura y las once mil vírgenes (1987); y Propusieron a María (1987).

Poesía: El hilo olvida (1978); La memoria vacía (1978); Ingobernable (1979); La voz y método completo de recreo sin acompañamiento (1983); La salvaja (1989); Todos los amores: Antología de poesía amorosa (1997); y La bebida (2002).

LAGO DE DOS SUPERFICIES

Por Carmen Boullosa

Lago de dos superficies,
mar suspenso:
todo en la palma de tu mano,
como grano de luz,
con una placidez incomprensible:
no hay tiempo, no hay premura alguna,
eres cuanto espacio es posible:
no hay distancia.
En ti el aire se hace noble
En ti el aire se hace noble,
costa de arena fina la piel,
la carne el mar extenso
y el amor más dulce, la más armónica marea.

AGUA OSCURA

 

La Prensa Literaria

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