Mi abuelo
A Juan Gelman
Mi abuelo tenía unos largos cuchillos afilados
y un extraño silencio de sauce en las pestañas
Dice mi padre que era experto en matar de un solo tajo
abrir las bestias en canal y desollarlas con pericia
Desvanecer en cortes cirujanos a la presa
Mi abuelo José Ángel no pensaba en el dolor
ni en la muerte de la carne
Cada mañana en su interior se desangraba una palabra
Un pinchazo al corazón se le clavaba al hundir el pan
en el café matinal en medio de los fiambres
Imaginaba que encendía temprano un horno
amasaba harina y enseñaba a los nietos a inventar
formas con nombres que se encienden al calor del barro
El carnicero despertaba en su local de garfios y de sangre
Rebanaba piezas de res de cabra de cerdo de cordero
Callado
Regalaba a la clientela una sonrisa calma
A veces el alcohol recuperaba el sueño
el aroma del pan
las ascuas brillantes de sus ojos grandes
Tomaba la calle con risa y voz desconocidas
Compraba en el retorno a casa la mejor repostería
Murió el abuelo porque el trigo le dolía al miocardio
antes de conocer nietos y de ser viejo
Sus hijos heredaron de mi abuela el magisterio
y una sentencia que dijo era de José Ángel
“La palabra es al hombre lo que el hombre a la palabra”
Abandonó la familia el matadero por un salón de clases
En mi infancia recuerdo a mi padre sacrificar animales
con manos de maestro
escribir discursos y poemas para grandes banquetes
en una comunidad analfabeta
También lo vi hacer hornos y pan junto a mi madre
Ahora me pregunto al escribir sobre el abuelo
En dónde quedaron sus largos cuchillos afilados
Los nombres de la harina
En dónde la palabra-carne
Toniná
Un camino de hormigas abre el rastro
allana la maleza hasta la piedra
Aún se escuchan los pasos olvidados
de los indios que erigieron monumentos a la luz
Perduran las estelas mayas con todo y sus pirámides
También el zumbido de las flechas lanzadas a los cuerpos estelares
¿En dónde comenzó la muerte a ser agricultora de los vivos?
La exploración del cielo la cifra vertical
En el telar de los primeros cuentos borda
un vigía el destino de los héroes inmortales
Urde la mente los hilos de su propia sombra
Ilumina la noche con ráfagas de dudas
Las cuelga del pozo firme del silencio
El ojo estanque rebosa de memoria
Los dioses se ahogaron en la imagen de los hombres
en sus pupilas espejos de obsidiana
La verdad descarnada se aproxima
El pozo de los astros se llenó de polvo
Reposa en el fondo la palabra de los muertos
Toniná es un camino de hormigas militares
Arrasan con su verde infértil la maleza
y ondean su bandera incrédula
donde ventea el hambre del jaguar
Han plantado los insectos su campo insustancial
El orden brutal de medallas y de estrellas
Garitas recelosas del tiempo
de un pasado presente en las miradas
El verde olivo despliega sus cuarteles
Toniná es una punta de dardo
constelación de signos en espera
Allí muy cerca
se escucha el clarín tembloroso de la guerra
Los hombres de maíz
observadores del cielo
descubren las señales de los sueños
José Ángel Leyva
Nació en Durango, México, en 1958. En 1999 recibió el premio del XXIX Certamen Nacional de Periodismo, en el área de reportaje cultural, otorgado por el Club de Periodistas.
Ha publicado los libros de poesía: Botellas de sed, 1988; Catulo en el Destierro, 1993; Entresueños, 1996 y El Espinazo del Diablo, 1998. Autor de otros libros como El admirable caso del médico curioso: Claude Bernard, 1991; El Naranjo en flor. Homenaje a los Revueltas, 1994; Lectura del mundo nuevo, 1996; El Politécnico, un joven de 60 años, 1996; Ediciones sin nombre, 1999; y la novela La noche del jabalí (Fábulas de lo efímero), 2002. Coordinó y forma parte de los libros Versoconverso (Poetas entrevistan a poetas mexicanos), 2000; Versos comunicantes I y II (Poetas entrevistan a poetas iberoamericanos), 2001; Taga el papalote (libro para niños), 2005; La sombra de lo que va a suceder, 2006. Es autor además de los textos de libros y catálogos de artistas plásticos, entre los que destacan: Leonel Maciel, Guillermo Ceniceros, Carlos Gutiérrez Angulo, Irene Arias, entre otros. Poemas suyos han sido traducidos a otros idiomas: portugués, rumano, búlgaro, inglés, griego.
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