Por Isidro Rodríguez Silva
Gerardo Molinares comenzó a ser teatro con el grupo Nixtayolero, uno de los más prestigioso del país. Fundó y ha trabajado por varios años, la compañía teatral campesina Tecum Umanii, grupo que ha obtenido premios nacionales y giras a Estados Unidos y Honduras.
La compañía está integrada por jóvenes de comunidades rurales, del municipio de San Ramón, Matagalpa, con ellos ha dirigido las obras: El progreso, sobre el liderazgo campesino, financiada por la Fundación Inter Americana (IAF) para dar a conocer a las comunidades rurales su metodología de evaluación.
La obra Macho a macho, sobre masculinidad y relaciones de poder en un contexto de violencia intrafamiliar; la obra Lolita sobre el liderazgo de las mujeres jóvenes en las comunidades rurales y las cooperativas; El presagio, una obra sobre el abuso del poder absoluto y la subordinación de las mujeres; El Tesoro del Nancital, que aborda a profundidad la problemática de las y los jóvenes rurales; El paraíso perdido, pieza sobre el tema ambiental desde una visión campesina con enfoque de género; De amores y hierbabuena, una pieza dedicada las contradicciones de género entre mujeres; la obra el Código de la esperanza, que trata sobre la carencia de protección y defensa de los derechos de la niñez; La cara oculta del café, sobre la explotación laboral de los niños y niñas en las haciendas de café; La grandeza de ser pequeña en un viaje al cielo, sobre el maltrato de los niños y las niñas en el campo; Funerales en el porvenir, que aborda la falta de empoderamiento de socios y socias en las cooperativas, el liderazgo tradicional, la limitada participación de las mujeres y jóvenes en las cooperativas y la violencia contra las mujeres; la obra Los principios no son la final, obra que aborda los principios universales del cooperativismo.
¿Qué implica el teatro campesino, a partir de su realidad rural, es decir, que visión lleva sus puestas en escenas?
Implica que el teatro refleja las condiciones de pobreza, exclusión y marginalidad en que vive el campesinado; que cuestiona el sometimiento, la opresión y la sumisión; así como, enaltece la dignidad y fortalece la identidad cultural rural; un teatro que denuncia la violencia, los abusos, las desigualdades, de la misma manera que proyecta las potencialidades del mundo rural. Es un teatro que no le da la espalda a la realidad y le responde al contexto socio político desde el ámbito comunitario y local.
¿Asume el teatro campesino la identidad rural como la tradición popular oral, la música, la simbología campesina, el lenguaje coloquial y la poesía?
En general hay una tendencia social a despreciar los valores culturales autóctonos y parte de la sostenibilidad del mundo campesino está en conservar y preservar los elementos de su identidad cultural. Parte de esos valores son las virtudes que históricamente han caracterizado al campesinado como la lealtad, la humildad, la solidaridad, el respeto, el amor a la tierra y el trabajo, sus costumbres ancestrales amigas del ambiente. Pero no se trata de incorporar el folclor en nuestras obras de teatro, se trata de analizarlos y transformarlos en una nueva expresión de la vida del pueblo con los cambios que este ha experimentado.
¿ El teatro se puede contribuir a la generacion de procesos de cambio y transformación de de las personas de la sociedad rural, con énfasis en las mujeres y la juventud campesina?
Qué cosas cambiar, qué fenómenos de la realidad social es necesario transformar. Es imprescindible estimular y motivar un cambio de actitud de la población rural y de los jóvenes en particular, hacia el medio ambiente, hacia las mujeres, hacia la niñez; también es vital promover un cambio de actitud del campesinado hacia los opresores, explotadores y oportunistas, que a su acosta han edificado sus riquezas y su poder. Las clases dominantes siempre han utilizado al campesinado para llegar al poder, y una vez en el poder lo han manipulado para seguirlo utilizando. El capital de los ricos está hecho de sudor y sangre, de los poros y arterias, de hombres y mujeres del campo, que han estado condenados a ser la clase inferior, obligados eternamente a una violación de sus más elementales derechos. Se requiere una actitud y una práctica más beligerante, más crítica, más activa y propositiva. Y en cuanto a las transformaciones, el fenómeno de la dependencia es necesario darle un giro para que en el campo se pueda tener una vida libre y autónoma en el ámbito social, cultural, económico y político. El teatro, sin caer en el panfleto y en sketch de agitación y propaganda, debe jugar un gran papel en los procesos de formación humana que esto conlleva.
¿Sus obras promueven la defensa de los derechos de las poblaciones campesinas, particularmente de los jóvenes, desarrollando capacidades de reflexión y análisis?
La educación, que es uno de sus derechos fundamentales, no solo es de mala calidad, sino que el acceso es limitado; la atención en salud se limita a botiquines y ha puestos de salud con un abastecimiento pobre; no cuentan con programas de vivienda, y lo que a duras pena les llegan son las letrinas; los jornales son los más pesados y los mas mal pagados y sin seguros que les permita contar con una vejez tranquila.
Se podría seguir enumerando los vacíos en el cumplimiento de sus derechos, porque la lista podría ser tan grande como sus obligaciones, que van desde el aseguramiento del voto a los políticos hasta cumplir con la producción agrícola de la nación. El campesinado ha sido una clase social atropellada, sobre todo por los grandes caudillos, de una tendencia u otra, y de esos atropellos habla y debe hablar nuestro teatro. El teatro ha sido netamente campesino, se origina del culto a la tierra y a las cosechas en las ceremonias a la lluvia, al sol, y a la vida misma con todas sus divinidades.
¿Desarrollan una dramaturgia rural basada en la investigación de los fenómenos sociales, y expresada en un estilo propio que retoma el imaginario campesino?
El teatro parte de la imaginación y la creatividad, pero no hasta el grado de inventar la realidad; un teatro comprometido socialmente debe contar con los argumentos convincentes que justifique la existencia de cualquier fenómeno social en una obra de teatro que interpreta la realidad de manera valorativa. Por tanto, la investigación es la que debe conducir al conocimiento de la realidad que le permita a las personas que aprecian el teatro poder aprender, desaprender y volver aprender. Eso significa una renuncia absoluta a lo superficial y hacer uso de la simplicidad como concepto estético, pero no como sinónimo de facilismo o pereza mental. El otro aspecto es el estilo de la creación dramática, que a mi juicio, debe construirse desde nuestras vivencias, experiencias, memoria histórica, conocimientos y aprendizajes. Vista la cultura como toda expresión humana, se debe desarrollar una capacidad socio critica y realizar estudios culturales que sustenten al arte como un producto social ¿Cómo es posible que no lo hagamos si como nación contamos con un enorme potencial artístico y cultural, una historia nacional única llena de las mejores historias de vida?
¿Cómo es posible que nuestra música, danza, pintura, y nuestra poesía haya adquirido tanto renombre y reconocimiento internacional y el teatro no?
Y en este caso, El Güegüense, no puede ser nuestra tabla de salvación, porque lo crearon generaciones anteriores a las nuestra y los teatristas no hemos sabido aprovecharlo en el contexto actual. Los montajes que hemos hecho El Güegüense se han quedado en lo recreativo del folclor y no en el verdadero espíritu rebelde de la obra (tal vez habría que pedirle a sus autores originales que traigan sus agallas a nuestro contexto y la monten). Si hablamos de reafirmar y fortalecer nuestra identidad cultural, lo menos que debemos hacer es esforzarnos en construir un estilo propio, sin negar y rechazar el aporte indiscutible de la cultura universal a nuestra formación. La búsqueda debe centrarse en la construcción de una propuesta teatral nacional y no lo estamos haciendo porque no hay conceptualización ni sistematización de las experiencias.
¿Qué es lo diferentes entre tu trabajo y el de otros autores y directores es que los hacedores de teatro no son ajenos a la realidad de la que hacen teatro?
No es teatro para campesinos, es teatro de campesinos para campesinos, entre quienes actores- espectadores que comparten una realidad social común y una cosmovisión que los identifica. De allí que un proceso de construcción dramática parte de las vivencias propias, de los conocimientos adquiridos, de su propia memoria corporal y emocional, de sus propios sentimientos y angustias. Los insumos para la creación artísticas salen de su propio corazón y de su propia mente, contribuyendo, esta ventaja, una oportunidad para una mayor coherencia entre el discursos estético y la vida cotidiana. Entonces, mi satisfacción es que mi teatro tiene un público al cual mis obras le son de sobrada utilidad.
El teatro es una expresión humana, espiritual, que en una alianza estética con la música, la danza, la poesía, el canto, la plástica y el pensamiento, nos representa en lo más profundo de nuestro ser, proyectando hacia nosotros y hacia otros con todas sus contradicciones, lo más sagrado que pueda encontrarse en el universo: la vida. Por ello no tiene límites para decir y su poder de comunicación es y será siempre su fortaleza. Para que así sea debe de salir de la vida misma, de la esencia humana, de la vida social y volver a ella para goce y placer. Si la vida de las personas es sagrada, y si somos las personas las que hacemos y gozamos el teatro, entonces, el teatro es sagrado.
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