El ángel cantor de La Paz Centro
Pasando por La Paz Centro,
en una de las ventecitas de cerámica
que están a la orilla de la carretera,
he comprado a la mujer
uno de sus ángeles cantores.
—Realmente cantan— me dice.
La mujer tiene la piel
de un intenso color moreno.
Como la mía.
Veo a un ángel hecho de barro
por algún ceramista de La Paz Centro.
Ángel de un fresco color rosado y verde claro,
con sus manos amorosamente enlazadas.
Alas de un oro humilde
que ya se abren para subir al cielo
o alas en reposo como después de terminar el vuelo.
Ojos que ya miran lo que yo espero mirar un día.
Y su boca perfectamente redondeada.
Cantando
—No se va a arrepentir de comprarlo.
El ángel le hará siempre compañía—.
El ángel me ve, mientras canta.
Ve a un hombre ya viejo,
formado también del barro de la tierra
por ese otro alfarero.
Ve a un hombre de dolores
que va por este pueblecito que se llama La Paz Centro,
que se detiene en la calurosa mañana
para comprar a esta mujer
uno de sus ángeles cantores.
—Usted es de por aquí?—, me pregunta.
—Claro—, contesto.
—No sé, añade. Habla un poco diferente.
Su manera de tocar la cerámica, los ángeles.
Pero sí, definitivamente
yo creo que usted es de por estos lados—.
Lo he puesto en la mesita
que está en el centro de la sala
—en medio de fotos y recuerdos familiares—,
y todas las noches mientras subo a dormir,
y poco a poco se me van cerrando los ojos,
—que es una de las infinitas formas de morirse—,
lo oigo cantar.
O pienso que está cantando.
—Es muy caluroso aquí, en La Paz Centro—, digo.
—Siempre es así— me contesta la mujer.
Cuando bajo muy de mañana
para comenzar mi vida de todos los días:
—hacerme un poco de café, leer a ratos—,
antes de salir a la ciudad
que me espera llena de luces y de sombras,
su canto me sigue a todas partes.
O pienso que esta cantando.
—Los viajeros se detienen aquí en La Paz Centro
y compran alguna cerámica.
Usted se lleva uno de mis ángeles cantores—.
Lo tengo desde hace varios meses
y todavía no sé si realmente canta
o si solo canta dentro de ese sueño
que es el sueño de mi vida.
—El ángel no deja nunca de cantar,
me explica la mujer,
hasta que se muere su dueño—. Enero 2010
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