14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

 Partitura Himno a la Virgen Niña composición de Carlos Ramírez Velásquez. LA PRENSA/ B.PICADO.

¿Qué música se tocaba?

Primero se abocó al rescate de 40 mil páginas del pentagrama de la música académica del siglo XIX; luego se dio a la tarea de divulgar en una serie de breviarios su recopilación iniciada en 1982; ahora Alfredo Barrera Narváez, director del Fondo Histórico Documental de la Música Nicaragüense (Fonmunic) tiene entre sus metas construir el Museo de la Música Nicaragüense.

Ver imagen ampliada

Por Arnulfo Agüero

Primero se abocó al rescate de 40 mil páginas del pentagrama de la música académica del siglo XIX; luego se dio a la tarea de divulgar en una serie de breviarios su recopilación iniciada en 1982; ahora Alfredo Barrera Narváez, director del Fondo Histórico Documental de la Música Nicaragüense (Fonmunic) tiene entre sus metas construir el Museo de la Música Nicaragüense.

Barrera comenta que en el valioso fondo musical se encuentran poemas musicalizados de Rubén Darío, así como villancicos, pastorelas, himnos, tedeum, sones de pascua, cantos a la Purísima y al Niño Jesús; al igual que, operetas, ballets, zarzuelas; música de salón como: valses, mazurcas, fox trot, y hasta sones de toros… en muchas de estas piezas, el folclor nicaragüense fue aprovechado por estos músicos.

Por el momento —aclara Barrera— este inmenso legado del pentagrama de la música nacional del siglo XIX se encuentra en resguardo en la biblioteca del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la UCA (IHNCA). Pero esta labor de rescate cultural del pentagrama tiene su historia, cuando en 1959 este músico fue becado para realizar estudios de canto en el Teatro de la Ópera, en Roma.

Para su suerte, reconoce que se encontró como Salomón de la Selva y su tío Francisco Narváez Moreira (secretario del poeta), quienes fueron sus primeros guías por el mundo de la literatura y museos. Después llegaron sus maestros, como el técnico vocal, el italiano Gino Berardi.

A su regreso a Nicaragua, en los años ochenta, da una serie de conciertos, y funda el Departamento de Música en el recién creado Ministerio de Cultura, pero su labor magna, desde esta época, fue la investigación documental de la música, y la fundación del Fondo Histórico Documental de la Música Nicaragüense (Fonmunic) por lo que recibió la Orden Independencia Cultural Rubén Darío.

CÓMO INICIÓ EL INVENTARIO DEL FONDO DE LA MÚSICA

Su iniciativa y hallazgos podrían sorprender a muchos y hasta se verían insólitos. Estando en el Ministerio de Cultura durante los años ochenta, Barrera se dio a la tarea de recopilar estos manuscritos; después le llegó una petición de Sergio Ramírez Mercado, para que buscaran la Sinfonía de las Américas, escrita por Carlos Ramírez Velásquez.

Alfredo Barrera  fundador del Fondo Histórico Documental de la Música Nicaragüense     LAPRENSA/ B.PICADO.

Esta magnífica pieza participó en un concurso hispanoamericano de música en los Estados Unidos, ganándose un segundo premio en 1946, al final de la Segunda Guerra Mundial.

Pues bien, esta pieza fue descubierta en 1982, en una caja de cartón amarrada con cadenas que se encontraba en lo alto de una solera de un viejo taller de mecánica, en el barrio de San Juan, en Masaya.

Ahí mismo se encontraron las 200 páginas, incluyendo la sinfonía, escritas por Ramírez, las que fueron donadas por sus familiares, viniendo a ser éstas el inicio del fondo de la música. En estos momentos el Fonmunic cuenta con más de 40 mil páginas manuscritas, destaca este recopilador, la mayoría de ellas originales.

Lo que le sorprende es que durante su labor de rescate han encontrado a personas que nada tienen que ver con la música. Pero también a través de familiares y amigos quienes han donado partituras y objetos de los músicos.

Luis Abraham Delgadillo (1887-1961), José de la Cruz Mena (1874-1907), Alejandro Vega Matus (1875-1937), también aunque pocas de Fernando Luna Jiménez (1853-1936), Salomón Ibarra Mayorga (1889-1985), autor del Himno Nacional, y de una importante monografía. A Ibarra se le conoce por el Himno, sin embargo —señala Barrera—, él compuso una buena cantidad de himnos a los rotarios, a los maestros, algunos publicados otros no.

Pero las partituras más antiguas son de Pablo Vega y Raudes (1850-1919), sus composiciones son de variados ritmos y temas, y se cree fueron escritas entre 1882-83, cuando él ya había estudiado con su hermano José del Carmen Vega, que nace en 1845.

1283551363_4-Musicos015454

Los himnos religiosos son otras de las piezas musicales que hicieron eco. Éstos abren las puertas de la catedral de la música nicaragüense con un himno que trajo el catequista franciscano Anselmo Castinove, entre los años de 1780-90, y comienza con un Salmo en Sol Mayor; esto marcó el sendero de la gran producción musical del siglo XIX, en nuestro país, como las misas, tedeum, misas de gloria, responsos, de todos los géneros, mayores y menores.

Por ejemplo, señala que Carlos Ramírez Velásquez, tiene más de cien villancicos, otra cantidad de sones de pascua, y los otros que le siguieron compusieron otra gran cantidad de música religiosa.

Una de las características de rescate —nos sigue diciendo— es que estos músicos académicos, Ramírez Velásquez, Luna, Delgadillo, Matus, lograron introducir música folclórica, en sus sinfonías y conciertos. Una de esas composiciones a que hace referencia es una sinfonía escrita por Luna Jiménez, compuesta sobre la línea melódica del Toro Huaco, ésta viene a ser la primera sinfonía que se tiene historia en Nicaragua.

De Luis Abraham Delgadillo comenta que éste no sólo fue músico, concertista, pianista, sino que fue el primer director de la Escuela de Música, y realizó valiosos estudios del folclor nacional y sudamericano, y daba conferencias. De sus obras musicales, el fondo ha rescatado siete de sus sinfonías, doce breve sinfonías que llamó “sinfonilletas”, que están intactas y legibles.

De Alejandro Vega Matus hay unas mil páginas rescatadas de su valiosa producción musical, pero hay todavía en manos de familia y particulares escritos de su música, que necesitan resguardo patrimonial, advierte este especialista.

Sobre la música de la obra teatral El Güegüense, comentó que de ella se conocen 14 líneas melódicas —de moda en los salones españoles de la época—, citadas por Emilio Álvarez Lejarza, más dos versiones más, una en Catarina y otra de Diriamba; así como otra versión de Pablo Buitrago, director de la Orquesta Nacional de Nicaragua, este último compuso una suite sobre la melodía de El Güegüense, que fue presentada en una serie de conciertos con el grupo de cámara Kinteto.

GRUPO DE CÁMARA KINTETO Y LOS BREVIARIO SOBRE LA MÚSICA

Pero las tareas del Fondo no sólo se limitan a la recopilación y protección de este bien patrimonial de la música nicaragüense, sino que también la de promoción y divulgación, para ellos han contado con el apoyo del Grupo de Cámara Kinteto; juntos han llevado a los escenarios conciertos, exposiciones y ponencias educativas. Tarea que han venido realizando desde hace 15 años.

Investigaciones musicales producidas por Alfredo Barrera.  LA PRENSA/ CORTESÍA.

Otro de sus proyectos es la divulgación y la educación del conocimiento de su historia a través de un breviario de investigaciones musicales nicaragüenses, que recopila datos de los pentagramas y sus músicos. Así con la colaboración de Donovan Brautigan Beer, preparó su primer texto de recopilación e investigación documental El vuelo mágico de la marimba de arco nicaragüense .

También dio a conocer el libro Agonía y gloria de José de la Cruz Mena, uno de los impresionantes músicos nicaragüense; así como su texto Música religiosa popular nicaragüense , en este último material se recopilan villancicos, pastorelas y sones de pascua. Actualmente está en preparación su nuevo título Tres músicos académicos nicaragüenses , dedicado a Ramírez Velásquez, Abraham Delgadillo y Vega Matus.

Otras de las ideas de divulgación para dar a conocer este legado de las 40 mil páginas de música, es hacer monografías por autor y estilos de música; por ejemplo: una monografía sobre los valses de Alejandro Vega Matus, o una sobre canciones de Luis Abraham Delgadillo, donde hay letras de Rubén Darío para voz y piano.

EL MUSEO DE LA MÚSICA

El proyecto más importante del Fondo es la construcción del Museo de la Música, en las antiguas instalaciones de la colonia Dambach, por lo que se encuentran realizando coordinación con los gobiernos de Noruega, Japón, y el INC. También recibirán asesoría cultural de especialistas del Museo de la Música de La Habana.

1283551348_4-Musicos017

En él estarían los pentagramas de la música rescatada, objetos y cosas pertenecientes a los músicos. Habría también salas de exposiciones permanentes y temporales, sobre la música y sus actores.

Se darán conciertos y charlas, y se podían escuchar permanentemente grabaciones durante las visitas de los turistas, investigadores o simplemente amante de esta música clásica nicaragüense, los que podrían pedir copias de las partituras originales.

La idea es que el Museo de la Música esté a disposición como un centro de información educativa y de disfrute de conciertos mensuales de la música nicaragüense clásica del siglo XIX.

 FOTOS: LA PRENSA/ B.PICADO/ FOTOARTE: L.GONZÁLEZ

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí