Héctor Avellán
Cuaderno de Madrid
Vuelvo con dificultad
a los lugares donde estuvimos juntos
incluso aquéllos en donde nunca estuvimos
pero yo nos imaginé ahí
tomados de la mano
ajenos al juicio público
sitios donde el agua cae y corre
de fondo se escucha un saxofón
el viento se mece en el reflejo
del estanco
al que asoma un gato blanquinegro
asombrado
la algarabía de niños y niñas
en excursión
con las narices rojas por el frío
y sus nombres en el pecho
como mercancías
(ahora el mundo les pertenece)
del amarillo al rojo duele la tarde
las hojas de los laureles caen
en un rumor nostálgico
luego viene la lluvia
todos corren
yo me refugio entre las columnas del hemiciclo
custodiado por los leones de concreto
lejos de todo
cerca de nada
todo es calma en torno mío
mi alma serena y vacía
se expande sobre el agua
donde se refleja la luna
del alba
vuelvo con dificultad
a los lugares donde estuvimos
pero ya no estaremos
de nuevo juntos
ni para siempre.
Parque El Retiro, Madrid, España. 2007
El bautismo del dolor
Recostado bajo el olivo
entregado al ocio de las tardes
y a sueños sin futuro
recorro los campos
con bastón en la mano
y apaciento las ovejas del Padre
de vez en cuando
el olor de un acecho
un león se lleva un cordero de la manada
voy tras él
arranco de su hocico la presa y
si se vuelve contra mí
golpeo su quijada y
lo mato
de pronto la tarde es el ayer
por un momento las cosas están ahí
y luego me abandonan
más allá del horizonte
el Padre llena su cuerno de aceite
y elige ternera para mi sacrificio
después hago brotar sangre
de las piedras
y del arpa
la paz de mis enemigos
ahora todo está en calma
las cosas callan
su precipicio.
Breve ensayo de una despedida
“Es mejor quemarse
que apagarse lentamente”.
KURT COBAIN
Al final de los caminos la vida
pierde o encuentra sentido
no se vuelve a vivir
lo vivido
el tiempo aparece igual
largo y vacío
y todo lo que vivo
es comparado
con otros días y otras noches
cuando el mundo era pequeño
conocido y podía distinguir
el olor de la mañana y
el hombre que fui:
porque yo siempre fui un hombre triste,
sonreía y me emocionaba con poco
daba vueltas a una idea como a un tornillo
lloraba el llanto de otros
y no comía el pan
si no acababa el hambre de todos
también fui
sin remedio
egoísta
amé y quise todo el amor
para mí
caminé bajo el sol
tuve miedo al cruzar la calle
y al dormir
pero nunca temí a la muerte
sino a la vida
que aún en sus recuerdos y fotografías
siento
no me abandonará
JAMÁS
Del libro inédito Más dulce que el amor (El Libro del Rey David)
Ver en la versión impresa las paginas: 10