Marta Leonor González
Alicia Zamora, luce radiante, contenta con una sonrisa de oreja a orejas, hace unos días regresó de la Bienal de Artes Gráficas de Ljubljana en Eslovenia, (la bienal internacional más antigua dedicada al grabado), participando como invitada en la edición número 28 del evento y ha representado a Nicaragua.
La obra presentada en Eslovenia es muestra de un mural de 3.50 metros de ancho por 3.50 metros de largo, empapelado (wallpaper) con xilografías recortadas y pegadas a manera de calcomanías, pintado con papel de seda y decorado con viruta de madera.
Sumado al éxito artístico de Eslovenia está el haber recibido la Beca OEI (Beca de Apoyo a la Movilidad de Actores Culturales en Iberoamérica) que se desarrolló en México visitando talleres de grabados, e intercambiando con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en México DF, con artistas donde tuvo contacto con las implicaciones de hacer sistemas de Información en Cultura.
Hace un par de semanas después de su periplo por México, llegó a Honduras invitada por el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET), donde realizó una exposición personal, donde empapeló con grabados rescatando el valor de la cultura popular. La muestra se inauguró el 17 de agosto y estará abierta todo el mes.
En un recorrido rápido por las muestras que ha tenido en los diferentes países Alicia Zamora revela algunas inquietudes de cómo una grabadora tan joven puede salir del mercado local y mostrar parte de su arte a una parte del mundo.
La exposición en Eslovenia
¿De qué te influencia como socióloga el abordar la migración, los derechos humanos, de países como Nicaragua y México, y otros países pobres en un mural que has intervenido en la Galería Alkatraz en Europa?
El sólo hecho de vivir en Nicaragua es una influencia gigante. Otro gran insumo es venir investigando desde hace 15 años el uso del papel y del grabado y paralelamente tener varios años de experiencia en la investigación sociológica. Y si ponemos ambos en un mismo plato: las adversidades de la cotidiana Nicaragua con la capacidad del afiche como trabajo gráfico en papel capaz de comunicar y despertar atención, entonces se logra un sancocho sabroso.
¿Cuál es tu visión de estos pósteres políticos que han sido diseñados por vos, has querido dar tu propia versión de la historia?
Me nutro del contexto y de la cotidianidad, de lo colorido, de lo popular, de lo urbano y de los cambios políticos, económicos y culturales, soy un ser receptor, anoto, observo, y comparto mis interpretaciones de esas vivencias, es ahí donde las notas, reflexiones y conceptos se vuelven dibujos, afiches o murales empapelados.
¿Cuál fue el verdadero sentido de tu exposición Devolucionaria al llegar a la ex Yugoslavia? En tu gira por Europa compartiste experiencias con la artista serbia Nevena Aleksovski con la que interveniste algunos pósteres ¿qué tal fue esa experiencia?
La idea de intervenir el mural en Ljubljana, como parte de las semanas de residencia de la galería Alkatraz, fue poner en el mismo espacio pósteres de activismo y resistencia política (migraciones, ambiente, género, derechos humanos etc) tanto de Nicaragua y México como de Eslovenia y otros países cercanos. 10 de los pósteres políticos fueron diseñados por mí.
Durante la revolución de Nicaragua de los años ochenta, los nicaragüenses recibimos mucha solidaridad cultural de Yugoslavia, Checoslovaquia y la Unión Soviética. Ahora 30 años después de aquella revolución, tuve la oportunidad de llegar a la ex Yugoslavia y aproveché para hacer un gesto de devolución ante aquella solidaridad, ante lo cual el título del mural fue: ¿Devolucionaria?
Como parte del ejercicio de compartir y devolver, invité a la artista serbia Nevena Aleksovski a que dibujara el guerrillero sobre todo el empapelado. Se trata de un monumento construido en la Nicaragua de los ochenta con estética de realismo socialista ejecutado por un escultor nicaragüense. Ahora hecho póster por Alicia y hecho dibujo por Nevena. Al mismo tiempo que en otro mural hice un dibujo mío sobre el empapelado.
¿Qué experiencias consideras inolvidables en cuanto a la manera como el público vio tu muestra artística?
Para mí es inolvidable cómo la gente se identificó con la pieza y con la idea de repensar desde el arte los nuevos contextos socialistas. Mucho comentario, conversatorio y buena crítica. Sentí que realmente funcionó el gesto de Devolución, sentí que aporté al debate actual del arte como herramienta para pensar en fenómenos sociopolíticos, sentí que aprendieron unos y recordaron otros y que yo me nutrí cantidad.
¿Cuál es el gran aprendizaje de tu viaje a la residencia de artistas y a la muestra que recién acabas de montar y que se exhibe estos días?
El gran aprendizaje es la reivindicación de que uno debe escuchar su yo interior y seguir sus sueños, y tomarnos el tiempo necesario para lograrlo, dejando de un lado las fórmulas que el mercado, la academia y los “maestros” pretenden imponer.
Nuevamente al grabado
El 9 de septiembre hiciste un conversatorio sobre el uso político del papel, las nuevas tendencias urbanas del papel, y el papel y su relación con el imaginario popular. ¿Qué importancia tiene para un artista detenerse en este tema?
Creo que detenerse en un tema es justamente compartir con el resto y escuchar opiniones y aportes sobre un tema de investigación que a uno le apasiona y que termina entusiasmando a otros. En mi caso he sistematizado por escrito y de manera visual mucho de mi trabajo y cada vez que lo comparto en un conversatorio ese trabajo investigativo crece y no para de crecer, surgen nuevas hipótesis, nuevas ideas, nuevos viajes, nuevas lecturas. Por lo tanto sí considero muy importante que los artistas nos detengamos a compartir reflexiones y conocer impresiones.
Como artista y mujer ¿qué te toca decir sobre el grabado en un país sin tradición de éste y además con todas las adversidades que hay que pasar para llevarlo a cabo?
Ser mujer artista en un país adverso, machista y sin tradición de gráfica ha significado para mí un reto. El reto consiste en hacer de la adversidad un insumo para los temas sociopolíticos de mis grabados, lo que al inicio —cuando comencé a grabar— yo llamaba un insumo para tener fuerza en el trazo. Por otro lado me han servido mucho esas ausencias y precariedades del sistema del arte nacional porque me han llevado a curiosear qué hay más allá de lo local y me ha gustado lo que he visto y lo que he vivido fuera de Nicaragua, y siempre que viajo voy, veo, anoto, regreso y comparto. Comunico y disfruto.
Seguís apostando a la gráfica de este país, cada día son más jóvenes los que se interesan en el tema. Muchos te consideran una líder o una mujer de avances en este tema, ¿qué tenés que decir?
Respecto al logro de sueños y metas, lo que tengo que decir es que hay varios caminos para lograrlo: uno de ellos es el más rápido y aparentemente seguro y es buscar las fórmulas del arte contemporáneo a través de maestros, escuelas, discursos, reconocimiento y aceptación, ése es el camino que yo no escogí. Hoy 15 años después de haber decidido no tomar ese camino les comparto que fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Escuché mi intuición, es un poco más complejo pero se logra.
Respecto a apostar por la gráfica en Nicaragua lo seguiré haciendo a través de talleres, exposiciones y conversatorios. Tengo pensado impartir un taller de grabado en diciembre de este año y la novedad será una cajita de herramientas teóricas para la autogestión.
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