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José Vladimir Soto. LA PRENSA/ CORTESÍA

Poemas del amor cotidiano

Recital y presentación del libro Agitación en silencio, de José Vladimir Soto Alegría. Salón de los Cristales del Teatro Nacional Rubén Darío. Próximo Jueves 30 de septiembre a las 6:30 p.m.

Henry Petrie

Agitación en silencio, de Vladimir Soto Alegría, está integrado en su totalidad por treinta y cinco poemas, agrupados en tres secciones: 1. Hojas revueltas (13 poemas); 2. El Sol está viejo (13 poemas); y, 3. Mañana desnuda (9 poemas). Cada sección se corresponde con lo que llamaré en lo sucesivo, pilares principales de la poética inicial de Soto.

Primer Pilar / Sección I: Mujeres. Amor. Lejanía . “Me emboscan los amores / y los desamores en revuelta / amenazan con fusilamiento. // La mente se agita / y me cuestiona la borrachera. // ¿Habrá un tiempo que llore / el amor que partió de mi puerto?” (Las revueltas de amores). Se canta no a una, sino a varias mujeres. Hay trozos de historias de amor, algunas lejanas, otras muy cercanas en sus recuerdos.

“Un encuentro / que agigante el paso / de las horas, / que bordee urgente / con su olor / los campos. // ¿Infiel? / ¿Cómo? / Si quedaron brasas / de aquello intenso / y no dejo de soñarla / de quererla / desde algún pasado” (Encuentro). En la vida de muchas personas existen asuntos no resueltos, círculos que aún permanecen abiertos, heridas no sanadas, quizá demandando encuentro, la oportunidad negada o el tiempo de maduración necesario para entender, cuál es el significado justo de los sueños.

La mujer en el mundo de Soto funge como salvadora de la soledad que se teme o con la que no se puede lidiar, como aparición de lo idealmente concebido. En este sentido, el poema Pajarita oro es bastante representativo: “me quedo en tus brazos / y acaricio polluelo en tu pecho”.

Quizá la plenitud en el amor aún no llega o se hace complejo en su idealización: “Te veo menos / en el humo del cigarrillo; / en el trago de Whisky / eres casi real” (Transparencia de mujer). Casi real, es decir, su corporalidad quizá no exista pero sí la imagen en su mente, una mujer idealizada al punto tal que la trasciende y se conjuga con el arraigo, añorando el regazo mujer-terruño, y dice: “Lejos de ti / Tierra indígena // (…) Sonrisas mudas / reprimen la estrechez de tu sombra” (Lejos de ti).

A veces, la condición amante puede estar caracterizada por revueltas, por amores tórridos de una vida agitada: “Te refugias en tus ojos / esgrimiendo tragedia u odisea, / algún cataclismo fugado de mis manos” (Tu mirada infinita). Y en el poema Febrero se constata: “Tormentas nocturnas, / febrero nido abierto / abrígame sin tu pasado, / recoge lo mejor de mí sin esperar / por qué lo hago”. Vida agitada y amores tórridos. Por eso, al descansar su cabeza, siente congelar el tiempo (Hojas revueltas). Pero luego, reconoce: “Debo perderte sin clemencia / y verte a lo lejos caminar, / que es como verte volar / sin poder ser compañía de tu estatura” (Gacela gris). La resignación de la pérdida, del amor que se debe dejar ir.

Segundo Pilar / Sección II: Existencia. Reflexión. Vida determinada por la acción constante. Transpira ansiedad, ímpetu y arrojo. La mujer-amor siempre presente. En medio de la turbulencia, algún páramo reflexivo, que es alimento del ser interior que exige su espacio. Y adquiere voz a través de la liberación del Otro, el que aún se resiste, pero que va creciendo en la verdad de sí. Atendamos: “Una voz de adentro / coquetea en los amaneceres, / habla en lenguas, frases… / Y me aprisiona // (saber lo que pasa / y no poder expresarlo). // ¡Terror al sarcasmo! / El derecho a callar es infame. // (…) // Es un relincho, la voz. / Que no aguanto más” (Voz de adentro). Nuevas realidades de la existencia se experimentan.

La poesía es descubrimiento y conducto, agujero por donde emerge el Yo interior, otro universo paralelo, silencioso, planteando nuevos conflictos que auguran algún declive. El espíritu se descubre danza, mar abierto. Lo existencial reflexivo plantea ángulos de observación distintos; ese otro Yo empuja más allá de la cotidianidad, la rutina, lo monótono y monotemático. Hay una sustancia insurrecta que penetra, impacta y siembra visiones diferentes, sin que esa unidad personal deje de ser o pierda valores constitutivos fundamentales. Pero cambia, porque “la voz”, la palabra poética, tiene poder: “Un estallido me libra del dolor” (…) “Adentro no siento dolores y crece silenciosa la inquietud” (Estallido seguro).

Pero así como se percibe el envejecimiento del Sol y la tristeza de la Luna, se reconoce la angustia por ciertas pérdidas o ausencia: “Como el tropel que fue de mí, / como la sombra que seré, / quizás desolación o espanto” (El Sol está viejo). Sin embargo, “la Luna besa los recuerdos / del mar que aún se agita en mi pecho”, dice.

En lo andado, las cosas ya no son las mismas, nada está igual. No hay uniforme capaz de detener una elevación genuina. La sensación de estar ausente se asienta: “Medito por el mundo, / lloro silente, / tirito de frío / y estoy ausente” (Trifulcas de mi ser). Pero no hay tragedia que pueda vencer su arrojo guerrero, aunque el monstruo silente boquee almas, su visión es vencer: “Y me resisto a sucumbir con ojos cerrados, / aún aguarda el último combate, la emboscada // (…) // Debo meditar en silencio, / desabotonarme el fuego que me quema” (Vete).

Tercer Pilar / Sección III: Compromiso y crítica social. Fórmula no necesariamente compatible con la doctrina de los extremos, con la intolerancia y la perversión totalitaria. La agitación interior trasciende del ámbito íntimo al social inmediato. En esta sección de Agitación en silencio , la realidad es observada desde posturas críticas, que en virtud de resquebrajar convicciones, las robustecen. Aspiración por un mundo mejor, por una vida plena, la realización de la humanidad en comunión con todos los seres vivos del planeta, equidad de géneros, la trascendencia del amor, entre otros, constituye una plataforma poética esencial de la cual partir.

El reconocimiento o la reafirmación de origen se manifiesta llana cuando dice: “Desde la gestación fui indómito / y mi estirpe se erigió desde la pobreza. / Escuela subvencionada. // En barrio marginal nos tornamos curtidos / como caimitos en las calles, / y marcamos territorios como guerreros, / polvorienta chavalada, / que encendió velas a orilla de la playa” (Agitación). La amistad es sustancia importante de una identidad personal y colectiva, más allá del compañerismo socio-político. En este caso los amigos son pocos: “de los que no saben rogar, / no idolatran, no les importa el culto; / navegan aunque no tengan abrigo / con sus causas ciertas…” Y concluye terminante, como restregándoselo a alguien o para dejar constancia de cosa consumada en él: “De los círculos de poder / están excluidos…” (Mis amigos).

No hay compromiso social sin crítica; tampoco la crítica será genuina sujeta a condiciones restrictivas. Tanto el sistema de poder como los empobrecidos son blancos de ésta, porque existe una responsabilidad correlativa en los actos que van haciendo cultura e historia, mala o buena. En el poema Mundo imaginario dice: “Al despertar un mundo / alimentando consumo / y encadenando sueños. // ¿Qué es lo que existe?” Y con relación a la prostituta dice: “Como musa del juego y del trago, / oscureces la mente del caballo / de turno, apurado, sudoroso” (Musa sin motín).

(Fragmento del prólogo)

La Prensa Literaria

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