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LA PRENSA/ ARCHIVO

En el cine

El mundo del cine, que el propio literato ha calificado como una de sus pasiones, ha aprovechado el universo literario creado por Vargas Llosa en una muestra, además, de la repercusión comercial que su sólo nombre ya otorga a un producto artístico.

Paco de Campos

El mundo del cine, que el propio literato ha calificado como una de sus pasiones, ha aprovechado el universo literario creado por Vargas Llosa en una muestra, además, de la repercusión comercial que su sólo nombre ya otorga a un producto artístico.

De 1973 data la primera adaptación cinematográfica de una obra del escritor peruano, en concreto la novela breve Los cachorros , que fue trasladada a la gran pantalla en una producción mexicana dirigida por Jorge Fons.

Sin embargo, el momento de más cercanía de Vargas Llosa con el séptimo arte tuvo lugar en 1975, cuando a raíz del gran éxito de su obra Pantaleón y las visitadoras logró levantar un proyecto sobre un guión escrito por el mismo y que se atrevió incluso a dirigir, en colaboración con José María Gutiérrez Santos.

A pesar de contar en los papeles protagonistas con actores de primera línea del cine español como José Sacristán o Rafaela Aparicio, y de estar rodada con medios, la cinta resultó ser un fracaso para la crítica y el público.

El propio Vargas Llosa contó, durante un homenaje que el Festival de Cine de Lima le realizó en 2008, su experiencia como director: “Un disparate sobre el que algún día escribiré una historia, aunque nadie me creerá”, resumió.

“Fue una experiencia de la que preferiría no acordarme, y el resultado fue una gran catástrofe”, agregó el escritor peruano, quien explicó que antes de aquella experiencia su única relación con la imagen había sido una vez que le pidió a un amigo fotógrafo que le diera su pase de prensa para presenciar una corrida de toros.

“Debe ser el único caso en la historia del cine en la que el director por la noche estudiaba un manual y durante el día ponía en práctica lo que había aprendido”, dijo en aquella ocasión el escritor, para luego señalar que desde entonces decidió mantenerse en el ámbito de la creación literaria.

Tan escarmentado quedó Vargas Llosa con la experiencia que tuvieron que pasar diez años para que aceptara que una obra suya fuera adaptada: la versión de La ciudad y los perros , que realizó el director peruano Francisco Lombardi.

La película resultó ser un éxito de público, que acercó su obra a más personas y recibió galardones como el premio a mejor director en el Festival de San Sebastián.

Años después, Lombardi convencería a Vargas Llosa de retomar Pantaleón y las visitadoras para una nueva adaptación, en una gran coproducción con España que terminó convirtiéndose en una de las películas peruanas más vistas en Perú.

Las adaptaciones de obras del hoy Premio Nobel llegaron incluso al cine norteamericano, gracias a la versión de La tía Julia y el escribidor , que el director inglés Jon Amiel realizó en 1990, con Keanu Reeves como protagonista y bajo el título de Tune in tomorrow .

La última adaptación, sin embargo, fue una producción española de Andrés Vicente Gómez con vocación internacional, y dirigida por Luis Llosa, primo del escritor: La fiesta del chivo .

Esta cinta fue estrenada en 2006 en el Festival de Berlín, el mismo en el que Vargas Llosa había sido parte del jurado en 1984, cargo que también ha ocupado en el Festival de Cannes (1976) y el Festival de Venecia (1994).

La Prensa Literaria

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