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Jesse Eisenberg, protagonista de La Red Social. LA PRENSA/CORTESÍA.

La Red Social: El efecto corruptor del éxito

2010 fue un año con escasez de grandes películas en Estados Unidos. Si bien, retomando una costumbre de años anteriores (1933-43), la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood nominó diez cintas (en lugar de las cinco tradicionales) para mejor película, las nominaciones para las demás categorías se han distribuido entre un puñado de filmes (El discurso del rey, Ge Fighter, el remake de Temple de acero, El cisne negro, entre otros).

Por Franklin Caldera

2010 fue un año con escasez de grandes películas en Estados Unidos. Si bien, retomando una costumbre de años anteriores (1933-43), la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood nominó diez cintas (en lugar de las cinco tradicionales) para mejor película, las nominaciones para las demás categorías se han distribuido entre un puñado de filmes (El discurso del rey, Ge Fighter, el remake de Temple de acero, El cisne negro, entre otros).

Para otorgar el premio principal (por votación secreta de todos los miembros de la Academia) se consideran factores diversos: valores de producción ( La vuelta al mundo en 80 días ), importancia del tema ( Nido de ratas ), contenido humano ( La fuerza del cariño ), popularidad ( El golpe ) y calidad artística ( Lawrence de Arabia ).

Seleccionada como mejor película por el prestigioso Círculo de Críticos de Cine de Nueva York, La red social (The Social Network) de David Fincher es la que tiene más probabilidades de ganar entre las diez nominadas.

Fincher es uno de los impulsores del estilo dominante en el cine contemporáneo, caracterizado por planos muy breves (inspirado en el cine de los teóricos soviéticos de la década de 1920), como lo demostró con El club de la pelea (1999).

La red social, narra las experiencias del joven neoyorquino Mark Zuckerberg, creador de Facebook. Contrario a lo que podría esperarse, no se trata de una exploración filosófica sobre los efectos (nocivos y positivos) de las redes sociales informáticas (excepto en la frase de Sean Parker, asesor de Mark: “Vivíamos en el campo, luego en las ciudades, ahora viviremos en Internet”), sino una semblanza biográfica desde una perspectiva crítica del multimillonario más joven del mundo.

Con momentos esporádicos de desahogo poético/emocional, como los planos de las regatas, el filme es absolutamente cerebral y su impacto dramático depende enteramente de un guión hábilmente hilvanado (escrito por Aaron Sorkin, sobre novela de Ben Mezrich), tan lleno de detalles que es necesario ver la película más de una vez para comprender bien la trama (en esto es similar a El código DaVinci de Ron Howard).

Sirven de eje del argumento las audiencias extrajudiciales que se realizaron para ventilar las demandas presentadas contra el protagonista por tres compañeros de universidad que participaron en las etapas embrionarias de Facebook, antes de que se convirtiera en la red social más popular del mundo. Partiendo de estas audiencias, la historia de Mark (interpretado magistralmente por Jesse Eisenberg) se desarrolla vertiginosamente mediante flash-backs.

Los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss (ambos interpretados por Armier Hammer) alegaron en su demanda que el concepto de Facebook lesionaba sus derechos de propiedad intelectual por haber surgido de una red social creada por ellos, Harvard Connection, de la que Mark había sido programador. El tercer demandante, Eduardo Saverin (Andrew Garfield), socio comercial, se consideró lesionado al ver su participación en la compañía súbitamente reducida a una fracción de lo estipulado originalmente. Todo se resolvió mediante el traspaso de sumas millonarias.

Zuckerberg (nacido en 1984), además de genio de la informática, es un profundo conocedor de los clásicos, a los que lee y cita en sus propios idiomas. Por su origen étnico minoritario (judío) y su desarrollo físico promedio (diferente de los gemelos Winklevoss, altos y atléticos, de familia prominente y rasgos inequívocamente anglosajones), sería el típico héroe-antihéroe del cine contracultural (por ejemplo, Dustin Hoffman en El graduado), pero la perspectiva en este filme es otra.

Como Kirk Douglas en El triunfador (1949) o Elvis Presley en El rock de la cárcel, Zuckerberg es presentado como el joven ambicioso (básicamente bueno) que, partiendo de cero, traiciona a quienes lo ayudaron en su ascenso una vez alcanzado el éxito y la fama.

Zuckerberg acogió el filme con actitud filosófica (sportsmanship). En uno de los momentos más curiosos de la historia de la televisión, se entrevistó con su alter-ego Eisenberg en el programa Saturday Night Live. La entrevista se desarrolló en un ambiente de camaradería que sorprendió (positivamente) al joven actor.

La Prensa Literaria

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