Por Carlos Maturana Coronel
La poesía es magia
Sin marco de espacio y tiempo
ave fulgurante renaciendo
alivio del hombre débil
extremadamente frágil e inconciso
acuosidad realizada en carne
que se angustia y se lamenta
¡Ascensión de lo limitado! ¡Humus!
vasija de tierra encontrada
anhelo de ser: el hierro, el fuego
intemporal e interpretable
duda y paradoja de la piedra
destello frío y cortante del acero
dualidad divina y mariposa
¡Ay!, la vida que nos acecha y rinde al fin.
¡Naturaleza!, madre, ¿porqué?
MI VIEJA CASA
El ocaso del imperio Omeya*, acaso el mediodía en la búsqueda emprendida de las islas afortunadas, allende la Vieja Providencia, lejos de la antigua casa de los Abasides y los herederos de Solimán y el poder de la sangre santa en el perdido El Dorado de oriente y mediodía, aquí yaces, en el antiguo barrio nahual de Jalteva donde me encuentro y escribo
¡Nunca antes -para mí- brillaron como en este momento las luces de la historia, que algún día abrirá la ruta inversa del retorno -ya emprendido- en El camino hacia Damasco!
*R. A. E.- (Del árabe Umayya: Nombre propio del antepasado de los Califas cuya dinastía tomo su nombre) Adjetivo: Dícese de cada uno de los descendientes del jefe árabe de este nombre, fundadores del Califato de Damasco. (Córdoba, etc)
“La Poesía; es el alma de La Historia, por lo tanto esencia del hombre, producto de su pensamiento, siendo tal, es: La Historia del espíritu humano. El ser humano no puede ignorarse a sí mismo, es traicionar su esencia”
“Hoy mas que nunca necesitamos de humanistas, para reconstruir la médula del hombre, su espíritu”.
LOS MÚLTIPLES NOMBRES DEL DIOS DE LA POESÍA
¡Pintá la noche negra, dad color poeta,
pintá con los profundos del alma
seguí los impulsos de tu corazón, que exige
la plasmación de tus verdades!
Decí del agua del mar, de su rumor de amor a Baco
del Alba radiante al desnudarse
y de las oficiosas manos de Dionisios
que desarropado danza a tu lado
proyectando finas cuerdas de luz desde sus dedos
como extensión luminosa y magnética,
Oh, Iaccus, de impenetrables deseos de libertad
remedo del viejo dios de los griegos, ¡Zagreo!
EL VIAJE EMPRENDIDO
¿Dónde se juntaron los senderos
que se bifurcan -hasta el cansancio-
en el camino del andariego?
¿Dónde encalló la nao
su popa rutilante, allende antiguos
mares de aguas dulces?
¿Dónde el viaje tuvo un sitio
un paraje del paraíso
para el reposo del viajero?
¡En los viejos mapas del
Nuevo Mundo oculto yace el secreto
de los pueblos antiguos
que partieron de Omeyocán
hacia la fundación del mundo conocido!
¿A dónde nos trajo ésta
aventura emprendida por la sangre!
Ver en la versión impresa las paginas: 8