Por Karly Gaitán Morales
Lo íntimo de la imaginación y la muestra de lo que unos ojos admirados por todo lo creado ven, son los temas que sobresalen en la exposición de pinturas que se podrá apreciar en el Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica a partir del 22 de marzo próximo. Esos ojos que captan luces y sombras, formas, texturas y estilos son de mujeres artistas, que con ingenio y uso de técnicas diversas transmiten un espectro variado de escuelas, corrientes y formación.
La muestra es de tema libre, así como las técnicas empleadas por las participantes, pero el punto de convergencia es el hecho de ser mujeres y la forma cómo ellas lo manifiestan a través de la expresión artística como medio de representatividad social y cultural. La exposición permite la inclusión y la fusión plástica de mujeres de diferentes edades y distinta educación generacional, mostrando que ha tenido cada quien un diferente maestro, patrón o movimiento a seguir. El balance de esta estrategia consiste en no especificar un tema común para así permitir una muestra no tan rígida y encerrada en una sola denuncia, una sola protesta ni una sola motivación para celebrar el Día Internacional de la Mujer, sino que permite la libertad de la espontaneidad y que cada quien muestre sin inhibiciones la obra que considere de suficiente belleza, fuerza o creatividad.
Entre otras razones, el tema de la mujer se encuentra explícito en una forma de decir con imágenes “¡No más mujeres apagadas!”, como por ejemplo gritaba la pintora mexicana Frida Kahlo con sus trazos gruesos, intensos y despreocupados que tanto le criticaban; o escribía en el reverso de sus fotografías la fotógrafa española Lola Velásquez que gustaba capturar retratos desde prostitutas e inmigrantes árabes hasta las reinas de Europa: “Enciéndete, mujer, que sin tu luz propia nadie te ve”. Más que todo el objetivo de ofrecer al público precisamente esas obras que se apreciarán colgadas es la celebración de la vida, la existencia, la expresividad, el baile; y más aún la admiración casi en niveles infantiles en cuanto a la capacidad y fuerza de asombro, claro está, ante un “Río San Juan”, de Luz Marina Acosta, o los detalles, texturas, movimiento y brillantez de las alas de un vestido para bailar flamenco, de Karla Cecilia Rodríguez. Y no están inundadas precisamente de los temas actuales que enfrentamos las mujeres o nuestro papel en la sociedad de este siglo XXI, que así como se llena de libertad y orgullo para un sector de la población mundial femenina, también otro gran número y porcentajes altos cada día están más oprimidas, llenas de dolor y desesperanza. Después se pasa a una forma de protesta sutil de María Antonieta Lugo y Rosa Carlota Tünnermann, que pintan a la naturaleza, sus enfoques principales son ecológicos, temas y desafíos de nuestro tiempo.
La mujer y todos los subtemas que ella conlleva en su participación en procesos culturales e históricos, en esencia los explica la pintora Karla Cecilia Rodríguez en su colorida obra dedicada al flamenco: “El flamenco ha pasado de ser un arte menor, una expresión invisible que nace de un pueblo que sufrió un tratamiento de desprecio a Patrimonio de la Humanidad. Llegar a esto supone un reconocimiento muy merecido a tantos años de lucha por mantener esa cultura viva y defendiéndola a capa y espada, ya que siempre ha estado ‘desvalorado’ y la mujer le ha dado diferentes aportaciones para que continúe vivo, con sus vestidos, gestos corporales, canto, ya que es un baile que refleja un estado del alma. La mujer ha tenido un papel más que importante, ella es el complemento de este arte y ha experimentado un cambio social en el flamenco ya que viviendo en una sociedad machista ha logrado sobrepasar esto”.
La organizadora de la exposición, Mirna Valverde, también argumentó su tesis sobre el mensaje que la muestra desea plantear: “La exposición es un homenaje a la mujer nicaragüense, celebramos el hecho de ser mujeres y tenemos temas alusivos a nosotras en las obras tituladas: Maternidad, Fashionista, la Virgen María, Sevillana, Medusa, Mujeres místicas, Comadres y Tablao . Pero la muestra, si se observa desde los trazos hasta el contexto que en interlíneas puede leerse, se aprecia con una simbología de todos los tiempos, con capacidad de presentarse ante varios públicos, los que ven el color y la textura y los que ven el sentido que de fondo cada obra expresa, dejándole al espectador la libertad de decidir si lo que ve lo oprime o lo libera.
