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 LA PRENSA/ RENE ORTEGA

Las favelas

Favela es el nombre dado a los asentamientos precarios o informales que crecen en torno o dentro de las grandes ciudades de Brasil. El origen del nombre favela, se refiere al parecer, a colinas agrestes, llenas de viviendas carentes de infraestructura básica, en lugares cerca de Río de Janeiro, donde proliferaba una planta leguminosa de mandioca, áspera, de hojasurticantes y semillas comestibles, llamada faveleira.


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Por Porfirio García Romano

Favela es el nombre dado a los asentamientos precarios o informales que crecen en torno o dentro de las grandes ciudades de Brasil. El origen del nombre favela, se refiere al parecer, a colinas agrestes, llenas de viviendas carentes de infraestructura básica, en lugares cerca de Río de Janeiro, donde proliferaba una planta leguminosa de mandioca, áspera, de hojasurticantes y semillas comestibles, llamada faveleira.

Estos asentamientos humanos, carentes de derechos de propiedad, con aglomeraciones de viviendas de una calidad por debajo de la media, sin servicios urbanos y equipamientos sociales, puestos en áreas geológicamente inadecuadas o sensibles ambientalmente, es el tema de una pintora nicaragüense, que pareciera atrapar interminables números, de cajas de material precario, apretujadas desparramándose por las laderas.

María Fernanda Vogel (Managua, 1997), recoge en su pintura la doble visión de la belleza salvaje de los grandes cerros, verde vegetación, bahías y leves y suaves besos, que el mar da en las orillas de las playas de arena o bien furiosos besos arremetiendo contra los acantilados; con la inusitada combinación de la impronta humana de las favelas. En síntesis, la belleza del paisaje natural, inalcanzable y profunda, con la urbana aglomeración que lo invade.

Credito: LA PRENSA/CORTESÍA.

En la búsqueda de pintar el extremo dolor, la desesperanza y la tristeza que la gente de los tugurios enfrenta cada día, María Fernanda hace alusión al tema de lo urbano en la pintura. En sus pinturas, hilvana una propuesta consecuente con su serie Favelas, donde las cúbicas viviendas precarias, citadas por un cuadrado envoltorio, puertas y ventanas, luces y sombras, vanos y vacíos, son insinuados por algunos elementos plásticos, cuadros, líneas y colores, que son el factor común, que da unidad al conjunto de sus pinturas.

El paisaje urbano tiene sus mejores obras en El Greco. Él, al parecer inicia el género con su Visión de Toledo de 1600, seguido por otros que innovaron y hasta cambiaron la forma de pintar a lo largo de los siguientes siglos. Entre ellos Paul Cezanne, George Braque y Pablo Picasso, los iniciadores del cubismo. El primero con sus paisajes de L Estaque y el segundo con sus pinturas de Horta del Ebro. El paisaje urbano fue transformándose desde el expresionismo de Egon Shiele, hasta la pintura geométrica abstracta de Paul Klee.

LA PRENSA/R. ORTEGA

Lo que representa María Fernanda Vogel en su composición pictórica es el paisaje urbano. Un paisaje, donde los objetos urbanos son sugeridos a partir de sus sentimientos, poniéndose en el lugar de los pobladores, sus ansias, sueños, deseo, frustraciones y hasta sus enojos y protesta por la sumisión. Es la relación de un paisaje urbano que si bien se ubica en una realidad desconocida, no deja de ser la misma población con sentimientos de por ejemplo, los tugurios en las laderas de Matagalpa, Nicaragua.

En María Fernanda, pequeños cuadros, representan viviendas, a veces unas dentro de otras, aludiendo más allá que simples o frías paredes y techos precarios, al humano marginado. Estas formas seriadas, cuadradas, cual poblaciones numerosas, aparecen en atmósferas cálidas, frías, o bien planteados en contraste de temperatura en la búsqueda de la armonía del color, insinuando con estas formas y contenido, una dicotomía entre una naturaleza grandiosa, magnífica e intrusos citadinos.

El pincel de María Fernanda, a través de veladuras introduce en el lienzo espacios representando lo sublime, o su empaste subraya definiendo formas. Su pintura Reflejo en el agua, por ejemplo, establece una conversación de armonías cálidas y frías, pero su pintura Fuego en la favela, enseña el rojo provocado de un triste crepúsculo, provocado por mano humana. Y la furia.

Más allá, en sus pinturas aplica técnicas no tradicionales, como el “drip-painting”, esparciendo el pigmento mediante espátulas o palos, sin tocar el lienzo. Como en el caso de su pintura Expresiones de la ciudad, donde aparte de ironizar según sus palabras con la presencia de las transnacionales multimillonarias, denotada por las letras de una famosa marca, las pone según su punto de vista, en contraste con los miserables asentamientos.

 De la serie Favelas de María Fernanda Vogel.  LA PRENSA/CORTESÍA

En esta obra mencionada, el uso del “drip-painting” no es por esnobismo, sino por intenciones particulares del oficio, ya que lo usa para representar impresiones de pintura industrial en obras populares sobre los muros, y el grafiti. El resultado, la reproducción de formas que llenan sus cuadros, como productos de la pátina humana puestas al mismo nivel con la pátina natural de tiempo, que salpica las barriadas.

En su obra Vista aérea, establece una variante en la aplicación del “drip-painting”. Ya que deja caer gotas de pintura, que luego dirige en varias direcciones por la fuerza de la gravedad al mover el lienzo en horizontal. Tierra, agua. El choque de las olas contra la costa. Inescrutables formas, cual especie de tuberías o vasos comunicantes y subterráneos, que parecen explicar los limpios y oscuros, cotidianos y complicados negocios de los habitantes de la selva urbana.

Su alusión a las viviendas, la combina a veces con partes de la anatomía humana, como en su pintura Tierra y sangre, donde refiere a un ojo el despertar de la realidad de un mundo inconexo y sin salida. Aquí sus aplicaciones de pintura chorreada no hacen más que ilustrarnos resignación y lágrimas, que parecen surgir de una mirada vigilante y serena. Así puede ser la mirada de la autora atenta al hecho humano en ese mundo urbano al que le ha puesto su diáfana lupa.

De la serie Favelas de María Fernanda Vogel. 
La prensa/Cortesía.

En Grafiti en la favela, el signo de formas cuadradas que representan los habitáculos que juegan en una danza de luz y oscuridad opuesta, refiriendo en la composición del cuadro, las escrituras de las pintas con spray, cual escritura japonesa sobre una superficie estirada de papel de arroz. En Nada pasa aquí, la obra se vuelve sutil en una complejidad, que revela el acierto de la vocación de la autora.

Mas todo esto, son los pensamientos y sueños pintados de una muchacha de catorce años, María Fernanda, quien en los inicios de una larga carrera saborea su propia satisfacción de descargar con su pincel, lo que su ojo atrapa. Lo que ella toma del mundo a partir de su sensibilidad y pasión de las situaciones humanas de nuestra cercana geografía. Entremos, por la incursión de María Fernanda Vogel, en la expresión pictórica, en el comienzo de su mundo, que es apenas un pequeño punto de un futuro por nacer.

La Prensa Literaria

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