Con mucha tristeza los escritores nicaragüenses lamentaron la muerte de Roberto Sosa, el poeta hondureño que a lo largo de su carrera cosechó importantes premios literarios como el Casa de las Américas en 1971 y el Adonáis de Poesía de España por su obra Los pobres , en 1968 convirtiéndose de esa manera en el primer latinoamericano en obtener esta distinción.
Sosa, muy cercano a Nicaragua por las amistades que conservó desde su juventud, fue invitado muchas veces al Festival Internacional de Poesía de Granada, donde participó en lecturas junto a destacados escritores de Hispanoamérica.
Gloria Gabuardi, secretaria ejecutiva del festival, lamentó la muerte de Sosa, y expresó que el mundo y en especial Centroamérica, pierde a un grande de las letras. “Fue un poeta extraordinario en su palabra y humanidad, fue muy cercano a nosotros, siempre nos daba sugerencias de quien invitar al festival, el próximo año era uno de nuestros invitados ya que él fue muy amigo de Carlos Martínez Rivas a quien dedicamos el próximo evento, es un grande de la poesía”.
No obstante, el resto de la Junta directiva del festival compuesto por Gioconda Belli, Blanca Castellón, Francisco de Asís Fernández, Nicasio Urbina y Fernando López entre otros miembros, lamentaron su deceso.
Por su parte Fernando López, secretario ejecutivo del festival a través de un comunicado, expresó: “El festival lamenta el fallecimiento de nuestro hermano el poeta y periodista hondureño Roberto Sosa, nuestro pésame a su familia, y expresamos que su deceso es una pérdida sensible para la poesía centroamericana. Durante varios años fue un compañero entusiasta de nuestro festival”.
No solo poetas y escritores de todas las latitudes lamentaron su partida en periódicos, televisión, radio y sitios web, en Honduras en cadena de radio y televisión, el presidente de ese país Porfirio Lobo expresó sus condolencias a María Lidia, la esposa de Sosa, y sus hijos Blanca Leonor, Diana y Néstor Gerardo. “Mis más profundas condolencias por la pérdida de su ser querido, un símbolo de la cultura y la solidaridad con los más necesitados”, dijo.
El más sobresaliente.
Natural de Yoro, departamento del mismo nombre, en el norte de Honduras, Sosa figuró entre los intelectuales más sobresalientes de los últimos 60 años en su país.
La poesía de Sosa, quien además fue ensayista y antólogo, por lo general fue de corte crítico, aunque eso no le alejó de lo existencial, lo amoroso o lo político, dicho en sus propias palabras.
Sosa realizó estudios de maestría en Artes en la universidad estadounidense de Cincinnati. Dirigió numerosas revistas literarias y galerías de arte, y fue catedrático de español en la Universidad Nacional Autónoma. También fungió como profesor de literatura y escritor residente en el Upper Montclair College de Nueva Jersey. También su cercanía con los jóvenes le permitió siempre estar enterado de los nuevos autores y estos a su vez lo reconocían como un gran maestro.
Francia le otorgó el grado de Caballero en la Orden de las Artes y las Letras. Entre su prolífica obra figuran Caligramas , Muros (1966), Mar interior (1967), Prosa armada (1981), Secreto militar (1985), Hasta el sol de hoy (1987), Obra completa y Antología personal (1990), Máscara suelta (1994) y El llanto de las cosas (1995).
De Sosa, sus “dos pasiones” fueron “la lectura y la música”, quizá el poema Los pobres es el más conocido o al menos el más real, cuando dice: “Los pobres son muchos y por eso es imposible olvidarlos”.
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