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LA PRENSA/AGENCIA.

Personajes e historias de San Sebastián

El barrio San Sebastián es sin duda alguna la zona de la vieja Managua con más puntos de referencia. Sin llevar un orden geográfico, iniciaré con un punto de partida, el Club Social Managua que por muchos años fue el centro social de más relevancia, recordando sus grandes fiestas de la Patria, donde el 14 de septiembre las jovencitas más agraciadas y de familias tradicionales debutaban socialmente con lujosos y elegantes vestidos de noche, mientras los hombres usábamos smoking blanco, que era entonces el traje de gala de los hombres.

Por  Róger Fischer S.

El barrio San Sebastián es sin duda alguna la zona de la vieja Managua con más puntos de referencia. Sin llevar un orden geográfico, iniciaré con un punto de partida, el Club Social Managua que por muchos años fue el centro social de más relevancia, recordando sus grandes fiestas de la Patria, donde el 14 de septiembre las jovencitas más agraciadas y de familias tradicionales debutaban socialmente con lujosos y elegantes vestidos de noche, mientras los hombres usábamos smoking blanco, que era entonces el traje de gala de los hombres.

Nuestros parques que flanqueaban la Plaza de la República, el parque Central, el Darío y el parque Frixione le daban verdor y elegancia a la ciudad y en el parque Central había una sorbetería de la familia Tapia, padres de Reynaldo, Radolfo y Zurungotutungo, ingeniero, periodista y poeta respectivamente. En ese mismo parque habían conciertos dominicales, con marchas, música clásica y valses, y las familias capitalinas enviaban sus retoños con sus chinas por las tardes sin peligro de asaltos o desmanes. De la ciudad de Masaya el senador Bolaños, cuando habían sesiones oficiales, salía al mediodía a buscar agua en la fuente de los lagartos para llenar su vaso de pinolillo y muy campante abría su lonchera y almorzaba entre el trino de los pájaros y la frescura de los árboles.

El parque Darío, en honor al panida, era de árboles recortados y bancas frecuentes, le daba perspectiva hermosa al Club Managua, en tanto, el parque Central albergaba a la biblioteca Pulgarcito en la vecindad del busto al sabio Debayle. El parque Frixione era conocido infantil, ahí los chavalos y niñas de la ciudad llegaban a patinar y a pasear en bicicleta, quedaba entre la gerencia general del ferrocarril del Pacífico de Nicaragua y la esquina del llamado Palacio del Ayuntamiento, que en otras palabras eran las oficinas del Distrito Nacional, construidas bajo la administración del general Moncada. El ferrocarril fue por años la empresa más productiva e importante de la nación, si no hubiera sufrido el saqueo del primer Somoza, no hubiese mermado hasta llegar a la quiebra, por falta de visión de los gobernantes. Por último el ferrocarril fue vendido como chatarra, qué lástima, hoy lo necesitamos y ya no lo tenemos.

El Palacio del Ayuntamiento tenía un frontis griego, con graderías, columnas y estatuas. Andrés Murillo es uno de sus ministros recordados por ser atrabiliario y arboricida, en su pleito con Hernán Robleto, político, periodista y escritor, mandó a cortar los árboles de las calles de la ciudad y cometió diversas tropelías, sin embargo pavimentó muchas calles y avenidas. En la época de Moncada era el jefe de la comuna, un alcalde por elección popular, pero dada la política de la época, se canceló la Alcaldía y se le asignó como ministerio del Distrito Nacional. Algunos ministros fueron: José Frixione, Gustavo Raskosky, descendiente de un emigrado ruso y una apreciada señora de apellido Paiz originaria de Nagarote, cuya familia era muy rica en tierras agrícolas y terrenos en Managua, Humberto Ramírez Estrada, padre de Ofelia Amanda, bella mujer, hoy casada en el extranjero, Humberto hijo recién fallecido y un exalto funcionario del Banco Mundial, yerno de Felipe Rodríguez Serrano, pariente de los Somoza y exsecretario de la presidencia de tacho viejo.

LA PRENSA era el gran punto de referencia, allí llegó Totín Alegrett en un tanque para botar las paredes, pero solo se subió a la acera, en uno de tantos pleitos del gobierno de los Somoza con Pedro Joaquín Chamorro por la libertad de prensa.

La Casa del Partido Liberal fue construida para celebrar el triunfo del general Zelaya, pero su localización era un reto permanente a las familias conservadoras más importantes de la ciudad que vivían en San Sebastián. Con la calle El Triunfo los liberales celebraron el ingreso a Managua por la calle principal del viejo barrio.

Otro ícono fue la estación radial 590 de los Arana Valle, tenía un hermoso anfiteatro y un director excéntrico colocaba en el centro del escenario una tijera de lona para dormir ante un público fantasma. El otro referente era la radio Mundial, famosa por sus concursos, editoriales, noticieros, radionovelas, música y la hora infantil del Tío Popo.

Cerca del D.N. se construyó el hotel Lido Palace, que era el segundo hotel en importancia de la ciudad, tenía amplias habitaciones, un sabroso lobby y una piscina donde algunos chavalos llegábamos a bañarnos.

El Infonac, que era una institución de fomento, quedaba frente al parque Central, el edificio Palazio y la Compañía Nacional de Seguros de Nicaragua, contiguo a la Escuela de Bellas Artes, donde Rodrigo Peñalba formó a los grandes valores de la pintura nacional empezando con Armando Morales, Omar D’León, Leonel Vanegas, Leoncio Sáenz, Guillén, Izquierdo, Saravia, el mismo Julio Valle que los fines de semana hacía sus pinitos y tantos otros que han dado grandes obras y renombre al país.

Raúl Arana Montalbán hospedó en su casa a Eduardo Montealegre Callejas y en la esquina hacia abajo vivía la familia Rivas Navas. Eduardo se enamoró de María Amanda y después fue el banquero de éxito y gran tiliche de la empresa privada. Los otros Rivas fueron Violeta de Carrión ya fallecida, Joaquín igual, Guillermo otro gran pintor de la Escuela de Peñalba, y Mauricio abogado, el flaco que no deja de fumar.

Quién no recuerda a La Dinamarca, restaurante y cafetería que hacía deliciosos productos lácteos y deliciosas comidas danesas y nicaragüenses, la gran artista Edith Gron era hija de los dueños y es orgullo nacional con sus maravillosas esculturas que están presentes en lugares privilegiados de nuestra ciudad.

Don Deogracias Rivas era un vecino muy conocido, tenía una óptica —de las de ver con lentes en una caja— muy apreciado formó a una querida familia y está vinculado a las familias tradicionales de Managua. Calle de por medio estaba la pulpería y panadería Reyes. A una cuadra hacia arriba quedaba el parque y la iglesia San Sebastián regentada por los capuchinos. Hacia el norte quedaban el colegio Calasanz con su rector Benitín, hoy en la fila de los futuros santos por sus grandes virtudes. El colegio estaba muy bien ubicado, pues el barrio era muy poblado por gentes de recursos altos, medianos y la población estudiantil era densa.

La Escuela de Artes era el gran taller del ferrocarril, reparaban sus carros y máquinas y daba trabajo a un importante sector obrero de la zona. De la Escuela de Artes salieron los insumos para construir el ingenio Montelimar, hierro, maquinaria, techos, madera y hasta dos máquinas que nunca operaron fue parte de aquel botín. Su administrador obedecía órdenes superiores, pero él como persona, —don Tino Navarro— era un excelente ser humano, lideraba el equipo de beisbol que llevaba su nombre y ayudaba a cuanto ser humano se le aproximaba.

La Tabacalera era una zona fabril de cigarrillos, se respiraba el tabaco en la zona y muchas muchachas lindas vivían cerca de la serie de edificios que la integraban. Los cigarrillos Gallitos, Montecarlo, Valencia y Esfinge se producían y generaban recursos a los operarios y al barrio.

Cerca quedaban el barrio de Cristo del Rosario y el Centro Destilatorio de la compañía de productores de alcohol. Uno de sus jefes fue Luis Lejarza, papá de Raúl y sus hermanos.

Pero volviendo al barrio y avanzando hacia el oriente cercanas quedaban La Hormiga de Oro y la Esquina de los Cochones, que eran referencias para localizar otras direcciones.

El Monte de Piedad quedó sobre la calle El Triunfo, también la vulcanizadora Castillo, cerca vivían los Saballos y hacia el lago la panificadora Vargas de unos señores que desde chiquitos eran arrugaditos, fumadores y muy buena gente.

La Prensa Literaria

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