“Las leyendas vencen el paso de los siglos; su gran enemigo es el progreso, apenas les toca las transforma”. Rubén Darío
El tema de las leyendas es fascinante, el caso es que en la mayoría de las veces se presenta con la deformación que les hace el progreso, su mayor enemigo —como dice Darío— y no se intenta profundizar en sus raíces, su génesis; las leyendas nacen de hechos históricos que forman parte indivisible con lo antepasado.
Es bonito narrar las leyendas como cuentos de camino, tienen el encanto que les da la mezcla del misterio subyugante de Dios y el Diablo, pero es obligación impositiva del historiador o del intelectual desenterrar el origen verdadero de cada una de estas tradiciones para enseñarle al pueblo parte de su verdadera historia, y alimentar la llama del patriotismo que tanto nos hace falta, y no por casualidad, el amor a la patria se pierde cuando se deforman sus gestas, ocultando sus verdaderos valores y enseñando antivirtudes que engendran en los sentimientos indiferencia y apatía.
Estos hechos llegan hasta nuestros días como unos simples relatos de sustos, ocultando la acción oprobiosa de los conquistadores, todo esto con el propósito de que les agradezcamos su llegada a estas tierras, en vez de aborrecer y condenar su mil veces maldita aparición.
Y ahora, en este siglo, aparece Emilio González Oporta con una serie de expresivos cuadros, graficando en su artística descripción esas imágenes; estampas que deben verse y observarse con mucho cuidado, deben analizarse tras el velo de la historia para llegar a una conclusión de acuerdo a su verdad.
No quiero redundar enfrentando con datos comprobadores mi punto de vista, pero creo que hay abundantes documentos históricos para darse cuenta con objetividad que la raíz histórica de todas esas leyendas dolorosas parte de nuestras epopeyas, que a la fecha, como dice el panida: “viven y palpitan en la imaginación y el corazón de nuestros pueblos” y que, en la actualidad sufre en carne propia a través de otros métodos, el mismo desprecio y maltrato que impone el imperio moderno.
De lo que acaece ahora, mañana saldrán otras leyendas.
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