Ana Salgado, terapeuta sexual y de parejas
Las disfunciones sexuales, tarde o temprano, afectan las relaciones de pareja. La eyaculación precoz es de las más dañinas, porque es la más común en hombres. Se estima que el 75 por ciento de los hombres la sufrirá en algún momento de su vida y el 29 por ciento de ellos la padece normalmente en algún grado.
Es de las menos tratadas a nivel profesional. La mayoría de los que la sufren se automedican o practican técnicas poco eficientes para intentar controlar su eyaculación. Esto, más que ayudar, aumenta la frustración y la ansiedad de la persona con respecto a su sexualidad y valor como amante y, por tanto, el problema se mantiene o incrementa.
La eyaculación precoz afecta la sexualidad de la pareja porque se siente usada, frustrada y empieza a pensar, equivocadamente, que su pareja es un egoísta, que solo piensa en él y en su placer. Digo equivocadamente porque los eyaculadores precoces no sienten ningún placer, ya que solo les genera frustración y vergüenza.
Cuando nuestra pareja es un eyaculador precoz se debe evitar reclamarle, primero porque no conseguimos nada, más que incrementar la ansiedad de la persona, y segundo porque es cruel reclamarle a un enfermo por su condición.
Presionarlo para que busque soluciones tampoco es la solución. La mayoría de las mujeres dirían que no le reclaman por la condición, sino porque no hace nada al respecto, no busca ayuda profesional (por pena, en general).
En este momento hay que distinguir que el problema de él es que no puede controlar su eyaculación, y tu problema es que te sentís insatisfecha por la relación sexual que estás teniendo. El problema de él, solo es de él. Uno puede apoyar la recuperación, pero es responsabilidad y asunto de él.
Dicho esto, ya podés enfocarte en tu problema. ¿Qué está en tus manos solucionar? Solamente tu insatisfacción que viene de la no aceptación porque tenés una pareja que no puede satisfacerte como te gustaría. Lo primero es interiorizar esto y dejar de esperar que las relaciones sexuales incluyan penetraciones duraderas, porque eso no va a ocurrir.
La aceptación (que no es lo mismo que la resignación) pasa por estar profundamente clara de esto para no sufrir cuando te encontrés con lo mismo de siempre. Muchas mujeres piensan que si lo aceptan, entonces él menos que vaya a buscar soluciones. Pero la recomendación de aceptar no tiene nada que ver con él, sino en la persona misma: “Si yo no acepto, voy a sufrir. Como no quiero sufrir, voy a aceptar”.
La rigidez mental influye. Mientras más te enfrasques en una idea fija de lo que significa buen sexo, más te vas a frustrar. En este punto, te toca decidirte. Si querés estar con ese hombre, tenés que aceptarlo como está, sin quejarte, sin sufrir internamente ni esperar nada diferente.
Si este problema es inaceptable para vos, entonces necesitás separarte de él, porque de otra manera serás miserable y lo harás miserable a él. Esto no siempre se puede hacer sola. En este caso es recomendable que busqués ayuda profesional para ayudarte a solucionar tu problema.
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