Auxiliadora Rosales
Muchos son los testimonios de mujeres que revelan que el cáncer en sus senos se les manifestó en forma de una “pelotita” o quizás su pezón expulsaba líquido, pero pocas saben que una simple roncha, resequedad o picazón en la zona del pezón y la areola podrían ser un cáncer de mama. Se conoce como el mal de Paget, la forma más silenciosa y camuflada del cáncer de seno.
El mal de Paget es una especie de tumor canceroso que ataca la areola y el pezón. “Es la forma menos frecuente del cáncer de mamas. Es un cáncer definitivamente infiltrante que aparece en por lo menos el uno por ciento de las mujeres”, explica la doctora Verónica Avilés Hudiel, mastóloga del Hospital Salud Integral.
Ella afirma que este tipo de cáncer se camufla como una dermatitis y confunde su diagnóstico. He ahí el peligro, porque cuando se confirma que es cáncer ya ha avanzado demasiado.
SU MANIFESTACIÓN
La mastóloga asegura que al manifestarse como una dermatitis, las mujeres acuden al dermatólogo porque a simple vista pareciera una simple alergia que da picazón o bien un purito, un eccema con cambios en la piel del pezón. También podría parecer una erupción, que luego se convierte en una lesión con una orilla exterior reseca. La piel del pezón y la areola suele estar roja e inflamada. Algunas mujeres presentan comezón, ardor o sensación de quemadura. También podría gotear un líquido del área compuesta de células anormales. El pezón se puede voltear al interior (aparece invertido). Podría o no haber una tumoración en el seno, existir enrojecimiento, secreción o costra y una llaga que no sana. “Las mujeres se aplican pomadas y otras veces ni se hacen caso. Lo recomendable es que cuando aparezca una lesión, cualquiera que fuera, se debe recurrir al ginecólogo, oncólogo o mastólogo”, precisa la doctora Avilés.
Se cree que las células de Paget que crecen anormalmente en la región posterior al pezón y la areola sean células de un carcinoma ductal que han migrado justo por debajo de la epidermis del seno.
RECOMENDACIONES
Visite anualmente a su ginecólogo y exija un examen físico de las mamas (tamizaje).
Si ya tiene 40 años o más no olvide realizarse una mamografía. Menor a esa edad puede optar a ultrasonidos. Si presenta lesiones, solicite una biopsia para confirmar lo que está pasando.
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