ELBA CRISTINA PARRALES
Desde la antigüedad, los aromas de la naturaleza nos han acompañado y han sido aliados fundamentales en rituales y ofrendas religiosas. En la actualidad, su uso se ha multiplicado, pues si de seducir o cautivar se trata, son armas infalibles.
Nuestro cerebro también ha sido cómplice elemental, por eso no es de extrañarse que al sentir e inhalar un aroma en particular lo asociemos con el recuerdo de una persona, un lugar y una ocasión especial.
Frutales, florales, ácidos, dulces o la fragancia de tu preferencia, recuerda que la elección es muy importante, incluso hasta la marca del perfume, porque influye en la calidad.
Es más que sabido que no todos los aromas son agradables para todas las personas, así como no todas las fragancias tienen la misma duración.
El perfume siempre pasa por dos vías: la memoria y el filtro. Este último es el encargado de definir si el aroma es aceptado o no. El médico psiquiatra Luis Alonso Molina explica que el perfume tiene un efecto psicológico en el cerebro, puesto que “el aroma del perfume se queda grabado en la corteza del cerebro y en las estructuras cerebrales que guardan esa esencia para toda la vida. Una vez que la persona huele por primera vez un aroma, habrá una reacción de aceptación o desaprobación por las estructuras olfatorias”.
Psicológicamente también cumple una función, ya que da la sensación de agrado, de belleza o si es una moda adquirida, incluso ser aceptados y pertenecer a un estatus socioeconómico.
Según la dermatóloga Tania Aráuz, de la Clínica Piel de Ángel, la duración promedio del perfume es de cinco a nueve horas. “Aunque uno piense que el perfume ya se ha evaporado, lo que realmente ha ocurrido es que nuestro olfato se acostumbró a él”, asegura.
La fórmula guarda el secreto
El aroma del perfume depende de la estructura aromática o de sus compuestos orgánicos.
César Quintero, químico industrial, explica que el perfume es un compuesto aromático con estructuras cíclicas y enlaces químicos como el benceno. La elaboración de los perfumes cumple con ciertas reglas, puesto que hay estructuras volátiles que se disipan en el ambiente.
De las estructuras y variantes, de la extracción que tenga y de qué tan volátil sea, dependerá la duración del perfume en una persona.
“Un compuesto aromático tiene la característica de ser miscible en compuestos orgánicos. Para enfrascarlos en un recipiente y economizar gastos se utiliza alcohol y agua para que sea soluble. Se hace una emulsión para poder mantenerlo en temperatura ambiente y para que no se disipe muy rápido”, explica Quintero.
El corazón del perfume es la esencia, que es un compuesto orgánico, aromático emulsificado y soluble, disuelto en un volumen de solventes. Es por eso que el perfume dependerá del porcentaje de la esencia que esté presente en la solución.
“Al extraer un perfume, se tiene que desligar de varios compuestos químicos que podrían ser tóxicos para la piel, pero hay una normativa que evita que el consumidor corra riesgos”, afirma Quintero.
Hay fragancias que cambian de olor una vez que se aplica y luego de pasadas las horas se siente como si se tratara de otro. Según el químico farmacéutico Marvin Tapia, esto se debe a la composición química.
“Hay perfumes con aromas suaves que se caracterizan por tener más porcentaje del compuesto aromático, porque está más concentrado y, por tanto, dura más tiempo”.
Tapia agrega que al elaborar un perfume hay estructuras químicas que son más complejas para romper con enlaces, lo cual permite que dure más tiempo.
“Al ser más volátil, más rápido se pierde el aroma”, afirma.
Contacto con la piel
Que un perfume huela bien en el frasco o en una persona no necesariamente signifique que funcione en todas.
La dermatóloga Aráuz explica que el cuerpo transforma químicamente cada fragancia dependiendo del pH (potencial de hidrógeno) que mide la cantidad de acidez de la piel, pero también influye la temperatura del cuerpo, la cantidad de agua y la secreción sebácea.
“Nunca dos personas con el mismo perfume olerán igual, quizá parecido, pero en unos será más suave o más intenso. Esto se debe a que el perfume se convierte en un olor único, porque cada piel es distinta a otra. La duración e intensidad del perfume en el cuerpo dependerá de los niveles de pH y grasa de cada persona”.
Recomendaciones en verano
En esta temporada del año las personas que tienen piel muy delicada podrían sufrir de dermatitis, debido al contacto que hacen los rayos solares y las sustancias como el alcohol, almizcle y otros elementos químicos que contienen los perfumes.
Por tal razón, la dermatóloga recomienda no usar perfumes cuando se expongan al sol en la playa o en la piscina para evitar una reacción fototóxica, irritación y quemaduras en casos más severos.
Además de eso, Marvin Tapia, químico farmacéutico, recomienda que cada vez que adquieran un perfume definan si se es alérgico a compuestos específicos, es decir que leer la formulación es esencial para evitar alergias.
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