ELBA CRISTINA PARRALES
¿Cómo fue tu inicio como bailarina?
Desde niña el baile ha sido mi vida y mi pasión. En la escuela donde estudié mi primaria y secundaria pertenecí al grupo de baile. A pesar de que mi papá quería que estudiara medicina, yo siempre supe que me dedicaría al baile profesional. Por eso, cuando ingresé a estudiar Turismo y Hotelería en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC), lo primero que hice fue audicionar para formar parte del grupo de baile. Y así fue. Bailé con ellos por dos años. Aprendí mucho y fue muy satisfactorio presentarme en varias ciudades del país, tanto en eventos públicos como privados.
¿Cuándo es que empiezas a destacarte en Estados Unidos?
En el segundo año de mi carrera tomé una decisión muy importante en mi vida. Me casé con un estadounidense y me fui a vivir a Chicago en el 2003. Cuando llegué, ingresé a una escuela para estudiar inglés. Entre mis compañeros había un grupo de brasileños. En una ocasión me llevaron a ver un show de samba y me enamoré. Aprendí a bailar la auténtica samba, participé en el concurso de la Reina de la Samba y actualmente obtengo el título. Hacemos muchas presentaciones y desde entonces he compartido con diversas compañías de danza latina.
Además de hacer presentaciones, ¿impartes clases de ritmos latinos?
Luego de aprender a bailar samba profesionalmente, decidí también estudiar otras disciplinas artísticas, tales como: ballet, jazz, salsa, baile contemporáneo y flamenco. Obtuve el certificado y ahora soy instructora de baile, zumba, pilates, aeróbicos y abdominales. Trabajo en los gimnasios Xsport Fitness, Southport Fitness y en una escuela de baile.
¿El folclor nicaragüense quedó a un lado?
Para nada. A pesar de que la mayor parte del tiempo estoy bailando ritmos latinos, mis raíces nicaragüenses no las cambio. Por eso reuní a mis amigos, que aunque no son nicaragüenses decidieron apoyarme con este proyecto y formé el Nica Dance Group. Me siento muy orgullosa porque puedo transmitir mis conocimientos sobre mi país a personas que no son nicaragüenses, pero que comparten la pasión por la cultura en general y por el baile. En cada evento latino en Chicago nos contratan y siempre pongo en alto el nombre de mi país.
¿Qué actividades realizas cuando no bailas?
Estoy todo el tiempo bailando en las clases o en las presentaciones que hago. Y los ratitos que no estoy bailando, los comparto con mi hija de 3 años y con mi esposo. Me gusta, además, crear mi propio vestuario, hacerle arreglos a los trajes y a los accesorios que llevo de Nicaragua hacia Chicago. Además aprendí a hacer mis propios penachos para la samba.
¿Qué prefieres: estar en un escenario o enseñar a bailar?
Son emociones distintas. Cuando estoy sobre un escenario no pienso en nada. Es el momento en el que me siento más feliz, complacida con lo que hago, disfrutando la aceptación del público, haciendo lo que me encanta. En cambio, cuando estoy en un salón enseñando a bailar es un poco más estresante, porque estoy pendiente de la coreografía y los movimientos, pero también de cada uno de mis alumnos. Trato de mantenerlos activos, entretenidos y de que se vayan contentos sabiendo que ese día aprendieron un paso nuevo. Por ejemplo: con la zumba se ven resultados en las personas, se combina el baile latino con los ejercicios, es súper divertida, no te das cuenta de que estás sudando y quemando calorías a la vez. Me gusta que sea dinámico y es satisfactorio como instructora.
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