DRA. MARÍA LUZ ANDRÉ
MÉDICO–NUTRICIONISTACLÍNICO
El desayuno es la primera comida del día. La omisión de él o la realización de desayunos nutricionalmente incorrectos se ha asociado con un menor rendimiento físico e intelectual y con una menor ingesta de algunos nutrientes, contribuyendo a aumentar los desajustes o desequilibrios en la dieta, pues los niños que no desayunan tienen mayor dificultad para alcanzar las ingestas recomendadas de energía y nutrientes.
El organismo necesita energía y nutrientes para ponerse en marcha, especialmente después de las largas horas de ayuno transcurridas desde la cena. El desayuno aporta, precisamente, la energía para empezar el día. Además, contribuye a una correcta distribución de las calorías a lo largo del día y ayuda a mantener el peso, pues evita que se llegue a la comida con una necesidad compulsiva de comer. Es conveniente variar y cambiar los menús.
Es muy importante que el desayuno incluya al menos una porción de los siguientes tres grupos de comidas: Carbohidratos: Es una fuente de energía inmediata para el cuerpo: cereales de grano entero, panes integrales, frutas y vegetales.
Proteína: Energía para cuando el cuerpo haya consumido las que brindaron los carbohidratos: lácteos, huevos, carnes, nueces y frijoles.
Fibra: Ayuda a sentirse saciado y evita comer más de lo necesario: Cereales de grano entero, panes integrales, frutas, vegetales y nueces.
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