ELBA CRISTINA PARRALES
“Despedida”. Así es el título que Carolina le puso a la carpeta con fotos que guarda en su computadora. En las más de ochenta fotos tomadas en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino se ve a una familia triste. Su esposo Francisco y sus dos hijas se abrazan, lloran y finalmente se despiden.
Francisco es un joven médico que se ganó una beca para estudiar la especialización en Pediatría en Venezuela. Su partida, hace ya tres meses, es una de las experiencias más difíciles que ha vivido su familia.
Carolina acepta que no quería que su esposo se fuera porque teme que la relación que tienen desde hace siete años se enfríe por la distancia, además de los celos e inseguridad de ambas partes, y porque Francisco durante tres años (lo que dura su especialización) se perderá la oportunidad de ver crecer a sus hijas de 6 y 3 años de edad. Ella teme que allá se enamore de alguien más y que se acabe el amor de los dos.
“Para mí es muy difícil esta situación. Estaré criando sola a mis hijas. Aunque amo mucho a mi esposo y sé que es lo mejor para él, me parece injusto que yo tenga que cargar con todos los gastos económicos. Soy de las que piensa que pudo haber estudiado una especialización aquí en el país, pero él estaba decidido a dejarnos y así fue”, relata Carolina, quien trabaja en un banco de la capital.
Esta pareja se comunica vía Skype todos los fines de semana, cuando Carolina lleva a sus hijas a la casa de su suegra porque ella no tiene internet en su casa.
Carolina cuenta que de estos tres meses, el más difícil fue el primer mes porque lloraba todas las noches al extrañarlo. Ella lamenta no poder tener mayor comunicación para alimentar la relación aunque sea por internet.
Las dos niñas extrañan también a su papá. En ocasiones tienen mal comportamiento y su madre lo atribuye a la ausencia del padre.
“Serán los tres años más difíciles de nuestra vida”, confiesa con tristeza Carolina.
OPORTUNIDADES
Cuando se tiene una vida marital lo ideal es que las decisiones se tomen en conjunto, sobre todo si afectará a largo plazo la relación de pareja, como es el caso de la distancia.
La determinación de viajar y dejar por un período de tiempo a la familia debe ser consensuada. La psicóloga Ledia Gutiérrez afirma que es vital que la pareja asuma la responsabilidad con los hijos y alivie la pena de la separación con frases de ánimo y aliento.
Cirilo Otero, economista y sociólogo, explica que la relación de matrimonio o de unión de hecho libre necesita de trabajo constante y es importante la discusión, las llamadas de atención, las expresiones de amor y la necesidad de resolver cosas juntos. Eso construye una vida de pareja sostenible o la vía de destrucción.
“Si hay un tiempo prolongado de separación, porque una de las partes tuvo la necesidad migratoria económica o de estudios, aunque se tenga la voluntad de seguir juntos, es un hecho que la distancia perjudicará la relación porque se enfriará”, asegura Otero.
Lo ideal, sugiere el especialista, es que ambas partes se fueran a estudiar, puesto que los dos tienen los mismos derechos de superación profesional. Las becas y los programas, opina, deberían estar dirigidos o pensados en que si los candidatos estás casados o no.
“Efectivamente son los hombres los que más aprovechan las oportunidades de ir a estudiar fuera de su país porque las mujeres tienen tres problemas que la frenan: su familia, el esposo y sus hijos. Eso quiere decir que en cuanto a oportunidades de género no ha habido una equidad, ya que las mujeres sacrifican la superación profesional para no descuidar a su familia. Son más hombres los que estudian en el extranjero, pero a lo interno, en el país, la mayoría son mujeres estudiantes”, analiza el especialista.
VALORES
Johana y Carlos llevan tres años de matrimonio. Hace un año nació su hija Valentina.
Desde que eran novios, Carlos le expresó a su ahora esposa su deseo de salir del país para estudiar una maestría en Mercadeo y Publicidad. Esa oportunidad se le presentó a finales del año pasado y actualmente está estudiando en España.
Johana puso la condición de mantenerse en constante comunicación, pero además, que buscara una beca que no implicara tantos años de estudio. Carlos regresará feliz en noviembre de este año para unirse con su familia y ya con su título de máster.
“No digo que no sea difícil la separación por esta circunstancia, pero creo que se puede lograr la estabilidad en la pareja siempre y cuando exista una comunicación efectiva. Nos mandamos correos de amor casi todos los días para que la llama no se apague. Me quedé con toda la carga de la casa, pero sé que es un sacrificio que tengo que sobrellevar para que en el futuro la familia prospere económicamente”, reflexiona Johana.
Cirilo Otero destaca que lo que más daña una relación de pareja que vive separada es la distancia, pero además, la falta de comunicación. Afirma que uno de los mayores problemas que caracteriza a los seres humanos es que no tienen el valor de decir lo que realmente piensan, sienten y quieren.
“Casi siempre estamos buscando otras acciones para justificar el sentimiento profundo. La falta de franqueza y honestidad es el resultado de inestabilidad, seguridad y transparencia. Son valores que si no se cultivan tanto en la educación como en la familia, traerá constantes problemas”.
Lo que ocurre en muchas de las parejas, destaca Otero, es que está muy arraigado el concepto de propiedad. Las mujeres creen que son dueñas de los hombres y viceversa, y que tienen el derecho de decidir individualmente, a veces sin consultar con la pareja temas de la relación.
“Hombres y mujeres tenemos los mismos derechos. Las relaciones maritales son de absoluta voluntad. Si tienes la voluntad de estar con tu pareja, vas a estar ahí aún en circunstancias difíciles, pero si tu voluntad se disipa y se enfría puede llevar al fracaso”, asevera Otero.
Por su parte, la psicóloga Gutiérrez advierte que cuando una de las partes no puede sobrellevar la situación cae en el chantaje emocional, incluso la amenaza de separación hasta querer obligar a la otra parte a que no culmine sus estudios y regrese con la familia.
“Hay que parar el chantaje con sensatez. Tienen que entender el daño, a veces irrevocable que provocan los celos, la ira y los pleitos constantes. Lo mejor es que busquen ayuda psicológica”, recomienda Gutiérrez.
El DIÁLOGO CON LOS HIJOS
Toda separación afecta, aún cuando es por poco tiempo. Quien queda al cuido del hogar y los hijos, que generalmente es la mujer, tiene que encontrar armonía y estabilidad para que no afecte los sentimientos de los hijos.
La psicóloga Ledia Gutiérrez sugiere que los padres sean honestos con sus hijos y les expliquen el tiempo que uno de los dos estará fuera. Si esto no se hace puede ser angustiante para los niños, pueden estresarse y empezar a manifestar su malestar con problemas de conducta. Los padres pueden tomar esto como malacrianza o rebeldía, por eso es primordial mantener una comunicación fluida.
“La familia debe estar unida sobre todo en los primeros años de vida de los hijos, porque la cercanía ayuda al crecimiento sano de una personalidad bien estructurada, llena de amor y afecto que solo los padres pueden dar, porque nadie sustituye a un padre o a una madre”, reafirma la psicóloga.
El tiempo que pasen separados de sus hijos no se repone. Es un daño a veces irreversible, que puede ir desde lo físico, alteración de hormonas o daños psicológicos, como falta de interés a los estudios, estrés y depresión que generalmente conlleva a insomnio, rebeldía, desatención a lo cotidiano de la vida.
Gutiérrez explica que un niño puede traducir eso como un abandono y eso queda grabado en el subconsciente y ese es precisamente el mayor temor de Carolina, quien tendrá que enfrentarlo sola mientras Francisco culmina su especialización.