ANDREA GABRIELA CARBALLO
¿De todos sus proyectos, cuál ha sido el que más le ha costado llevar a cabo?
Hacer esculturas. La escultura siempre me ha encantado, pero muchas veces me dijeron que como escultora me iba a morir de hambre porque nadie me daría a hacer una escultura. Entonces me llegué a sentir como una escultora frustrada, pero he vivido un momento de catarsis. Me he reinventado y ya no siento frustración.
¿A qué se debe esa catarsis?
Ya los años me han hecho ir cambiando. Ahora disfruto de la soledad a como antes no lo hacía. Me gusta estar en mi casa, puedo pasar horas viendo películas y leo más que antes. Me he vuelto más calma. Siento que me he reinventado por completo, tanto así que he aprovechado mi mala memoria para disfrutar de la tranquilidad, porque yo digo que no hay que asumir lo malo de manera tan dura, pues finalmente tenemos una sola vida.
¿Una artista tan diversa con mala memoria?
Sí, tengo pésima memoria. La mitad de mi vida si no la anoto se me olvida. Cuando no quiero acordarme de las fechas se me borra el disco duro. Mi currículum se me olvida, lo tengo todo anotado. En mi página tengo todas las exposiciones de mis creaciones porque de lo contrario, no me acuerdo.
¿Cuál es el mejor momento para crear?
La noche. Cuando no hay ningún ruido, puede ser cualquier día, siempre y cuando haya silencio total. Creo que el silencio es fundamental, y aunque antes pintaba con música, ahora me gusta el silencio. He cambiado, hay una madurez en mi ser y se mostrará en mi próximo proyecto.
¿Cuál será?
Estoy preparando mi proyecto de esculturas, porque es algo que siempre he querido hacer y estoy aprovechando este momento de pausa para renacer. Estoy aquí en mi casa, en este espacio blanco con mi hijo, con Beto y la Tita (cachorros de la familia) esperando a ver qué pasa y qué está saliendo. No importa el tiempo que tenga que pasar para salir a mostrar mis esculturas. En esta etapa daré a conocer a la nueva Zenelia. ¡No hay que parar nunca!
¿Cuál o quién es su principal motivación?
Mi hijo Leo, de 14 años.
¿Y la familia?
También mi familia me motiva. Somos una familia muy unida, ahí estamos siempre todos en las buenas y en las malas. En mis exposiciones ahí están todos. Somos una plataforma los unos para los otros, somos una gran tribu. La familia y la unión de la familia es lo más importante.
¿Qué le puede decir a las personas que quieran dedicarse al arte?
Que no es necesario que tengan estudios de arte, solo basta con tener las ganas de expresarse con lápices, marcadores, con tierra, porque el punto es hacer arte sin importar los materiales, de ahí uno va encontrando su estilo.
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