DRA. MARÍA LUZ ANDRÉ
MÉDICO-NUTRICIONISTA CLÍNICO
El sodio, sustancia que se encuentra en la sal, regula la cantidad de líquidos en nuestro cuerpo y, al mismo tiempo, trabaja en la transmisión de ciertos impulsos como los nervios. Es decir, necesitamos consumir cierta cantidad de sal.
El problema, por supuesto, surge cuando se abusa del sodio; es decir, de la sal en las comidas. La Organización Mundial de la Salud recomienda no exceder los 2,400 mg de sodio en la dieta diaria. Sin embargo, en la actualidad somos muchos los que excedemos este valor, poniendo en riesgo nuestra salud.
Nuestro consumo de sal al día está distribuido de la siguiente manera: el 20 por ciento en la sal de mesa, 8 por ciento en el uso de sal para cocinar y el 72 por ciento la sal oculta en los alimentos.
Existen muchos alimentos que sin darnos cuenta poseen gran cantidad de sodio en su composición, es decir, existe un elevado porcentaje de sodio oculto en los alimentos que consumimos a diario.
El consumo excesivo de sal puede aumentar el riesgo de padecer diferentes enfermedades cardiovasculares, entre ellas la hipertensión y enfermedades renales. Por eso, debemos evitar los alimentos con mayor contenido en sodio tales como: embutidos, quesos duros, snacks comerciales, caldos concentrados, pescados y carnes curadas y conservas o encurtidos, ya que de esta forma, moderando su consumo, podremos alcanzar la recomendación de la OMS.
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