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Dentro de dos meses Karla Sánchez dará a luz a su bebé Kai Mielke. Peinado y maquillaje: Conceptos Hair Designer, Los Robles. LA PRENSA/ A. ZÚNIGA.

El don de la vida

Ser mamá quizás sea el mayor anhelo de toda mujer, sobre todo cuando considera que ya es el momento ideal porque ha cumplido con sus metas profesionales tiene estabilidad emocional y económica y, por consiguiente, sabe que podrá otorgar un futuro mejor a sus hijos. No obstante, para llegar hasta aquí se corre con una gran desventaja biológica: el tiempo.

Fátima Arellano

Ser mamá quizás sea el mayor anhelo de toda mujer, sobre todo cuando considera que ya es el momento ideal porque ha cumplido con sus metas profesionales tiene estabilidad emocional y económica y, por consiguiente, sabe que podrá otorgar un futuro mejor a sus hijos. No obstante, para llegar hasta aquí se corre con una gran desventaja biológica: el tiempo.

De acuerdo con el especialista en fertilidad, doctor Vernon Halleslevens, la edad más fértil de la mujer está entre los 25 y 32 años, aunque el desarrollo físico está apto a partir de los 20 años, pero es a los 25 que se cuenta con una madurez emocional más estable. A partir de los 32 o 35 años, las probabilidades de lograr un embarazo natural, exitoso y sin riesgo alguno disminuyen.

“El factor en contra más grave que tiene la mujer es la edad porque cada mes, desde su primera menstruación, para que se madure un solo óvulo, ella gasta casi mil. De ahí la importancia que desee quedar embarazada en la edad conveniente, porque después se complica aún más, sobre todo cuando influyen otras patologías, como formación de miomas, problemas para ovular, infertilidad, entre otras”.

No obstante, la ciencia quiere estar del lado de la mujer profesional que desea alcanzar una meta más: el milagro de dar vida. Actualmente, existen muchos métodos de fertilidad, pero los más utilizados son: la inseminación intrauterina y la fecundación in vitro.

La inseminación intrauterina es una técnica sencilla que se realiza en parejas con problemas de fertilidad muy concretos. Los requisitos ideales serían una mujer joven, con trompas permeables, esterilidad de menos de tres años y varón con semen normal. En estas parejas, la inseminación intrauterina tiene su utilidad. Se realizan cuatro intentos, con tasas de éxito acumuladas de 15 a 20 por ciento de gestación.

“La inseminación mejora las posibilidades de concebir cuando la cantidad de espermas del hombre está levemente afectada o cuando hay endometriosis en la mujer y por más que lo han intentado de manera natural no han podido. No es magia. Es ayudar a la fisiología natural del cuerpo”, explica Halleslevens.

La fecundación in vitro es una técnica totalmente diferente: la fecundación de los gametos se realiza en el laboratorio de reproducción. Tiene mucha mayor tasa de éxito y da mucha más información al clínico y a la pareja, al poder observar durante varios días el comportamiento de estos embriones en el laboratorio.

“Las probabilidades de lograr un embarazo con esta técnica son mayores, oscilan alrededor del 35 por ciento. Por eso, es la más recomendada”.

Cada técnica tiene sus indicaciones, por eso, afirma el doctor, es muy importante diagnosticar bien y aconsejar a cada pareja su mejor tratamiento.

¿Es posible elegir el sexo del bebé?

De acuerdo a tu situación muy particular, el médico te indicará con cuál método podrás conseguir quedar embarazada. Hasta el momento, solo has deseado saber si aún puedes concebir. Si la respuesta es afirmativa, imagina ahora la posibilidad de decidir el sexo de tu bebé. Imposible no es, sobre todo con el método de fecundación in vitro, el cual permite hacer una selección de embriones para que planees el sexo de tu bebé. En países como Estados Unidos, México y Panamá este procedimiento es permitido, pero según afirma el doctor Halleslevens, en Nicaragua está prohibido.

“La fecundación in vitro es la técnica más certera para elegir el sexo del bebé porque la máquina separa los espermatozoides X y los Y. Si la pareja desea se toma una muestra de espermas que hay que depurar para conseguir el niño o la niña y luego se practica una inseminación. Tiene 80 por ciento de probabilidades de éxito por eso es la mejor hasta la fecha, pero el dilema es qué hacer con los otros espermas que quedan. Es un dilema ético y moral. Las normativas del Ministerio de Salud no lo permiten y en lo personal yo concuerdo en no hacerlo porque si la pareja tiene problemas de fertilidad y logra el embarazo después de intentarlo tanto que le agradezca a Dios que al menos ya tendrá un hijo. Que se concentre en que nazca saludable y que sea Dios quien decida el sexo del bebé”, exhorta el especialista.

Aún con este procedimiento no permitido en nuestro país, existe la posibilidad de recurrir a un método natural, que no es nada costoso. Este método lo pueden poner en práctica todas las parejas, sobre todo las que no tienen problemas de fertilidad. El único requisito es conocer el funcionamiento exacto de tu cuerpo, principalmente el de tu ovulación. El método que puede ser tu mejor aliado es el del doctor Shettles. No es una ciencia exacta, pero está al alcance de todas las parejas. No requiere medicamentos y es relativamente seguro. Sus defensores sostienen que la técnica tiene el 75 por ciento de probabilidad de concebir el sexo que se desea.

El método consiste en programar las relaciones sexuales en días específicos del ciclo de la mujer. Los espermatozoides que llevan los cromosomas Y, que dan lugar a un niño, se mueven más rápido pero son más pequeños, más delicados, más débiles y viven menos tiempo que los espermatozoides que llevan los cromosomas X que, al contrario, dan lugar a una niña, se mueven más lentamente, son de mayor tamaño, más resistentes y viven más tiempo.

Por lo tanto, el método explica que si quieres tener un niño, deberías tener relaciones sexuales lo más cerca posible de la ovulación, 24 horas antes o después. El coito se debe realizar en una posición que permita una penetración más profunda, y el hombre debe evitar pantalones ajustados y baños calientes antes del coito para evitar que el calor pueda matar a los espermatozoides Y.

Si deseas tener una niña, deberías tener relaciones entre dos a cuatro días antes de ovular. El coito debe realizarse en una posición que no permita una penetración muy profunda para que la fecundación sea más lenta. El hombre puede darse un baño caliente antes del coito para que los espermatozoides Y no sobrevivan al calor y los X sí.

“La base científica es así, pero hay que tener una sola relación sexual con su pareja, no varias para tener mayores probabilidades de lograr lo que se desea, que en este caso es tener una niña o un niño. No es seguro ciento por ciento, porque hay X que podrían ser rápidos y vivir menos, así como Y lentos que podrían sobrevivir más tiempo”, aclara el especialista.

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