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LA PRENSA/ OSCAR NAVARRETE.

Con el arte en el alma

Más allá de su responsabilidad como coordinadora de Relaciones Institucionales de la Universidad Americana (UAM), Ena Fabiola Toledo, es una mujer amante del mundo artístico.

Más allá de su responsabilidad como coordinadora de Relaciones Institucionales de la Universidad Americana (UAM), Ena Fabiola Toledo, es una mujer amante del mundo artístico.

Su infancia estuvo envuelta por clases de ballet y música contemporánea, y aunque nunca se vio como artista, logró cumplir el sueño de presentarse como bailarina en el Teatro Nacional Rubén Darío en la obra musical Chicago, en octubre del 2012.

¿Cuál ha sido la experiencia más enriquecedora que ha tenido en su trabajo?

Creo que ha sido ver cómo crece una institución educativa que tiene una visión global. Te vas envolviendo en ese mundo, vas conociendo, vas viendo cómo son los procesos, vas caminando a la par de la institución y aprendes de ella, de cómo va creciendo, y como persona y profesional vas creciendo también.

¿Cómo logra el equilibrio entre su familia y su trabajo?

No es fácil, porque al ser madre hay que desempeñar un doble rol. Hay que ser profesional, mamá, ama de casa, chofer de los hijos y también su compañera. Mis dos hijos hacen mucho deporte y también tengo que ser parte de esa etapa de sus vidas; es duro porque generalmente tienen entrenamientos y tengo que llevarlos y traerlos. No ha sido un proceso fácil, pero tampoco imposible. Yo creo que toda mujer que ama a sus hijos y que tiene esa dedicación con ellos lucha por ellos.

¿Cómo describiría su experiencia en el musical Chicago que presentó la UAM en el Teatro Nacional Rubén Darío?

Chicago fue como un sueño hecho realidad. Yo desde niña estuve inmersa en ese mundo artístico y uno de mis sueños era bailar en el Teatro Nacional Rubén Darío, porque eso siempre me ha gustado: bailar. La universidad todos los años hace una obra de teatro con los estudiantes, pero el año pasado quisieron involucrar a colaboradores de la universidad y me animé a participar porque consideré que era mi oportunidad de presentarme en el teatro. Un grupo de compañeras de trabajo y yo hicimos un casting y quedamos. Para la obra bailamos tres veces. Fue una experiencia muy linda, un sueño que disfrutamos desde que iniciamos las prácticas.

¿Y por ese amor que siente, por qué no optó por ser artista?

Porque aunque siempre me ha gustado el baile, nunca idealicé como una meta ser bailarina. Es algo que me gusta, pero no era mi fin.

¿Qué le dejó a nivel personal su participación en la obra?

Muchas satisfacciones, porque en primer lugar te enseña que nunca es tarde para hacer lo que se quiere en la vida; siempre llega una oportunidad y depende de uno aprovecharla o dejarla pasar. Obviamente fue un período de mucho sacrificio, pero creo que la mayor enseñanza que me dio es que todo lo que te propongas en la vida lo puedes lograr, incluso cuando ya se haya pasado tu tiempo. La vida es de retos, y cada reto que logres vencer en tu vida es una nueva meta alcanzada.

Nosotras arte entrevista

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