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Modelo: Eloisa Espinoza, de Agencia Silhuetas. Peinado y maquillaje: Conceptos Hair Designer, Los Robles.

Emoción explosiva

En el día a día podemos enfrentarnos a situaciones que nos hacen perder la tranquilidad: no encontrar los objetos que buscamos en el lugar en que los dejamos, el vehículo que nos impide circular para llegar a tiempo al trabajo, el correo de vital importancia que no llega en el momento preciso. En fin, diversas circunstancias que hacen florecer una de las emociones básicas del ser humano: el enojo.

GERALDINA GONZÁLEZ

En el día a día podemos enfrentarnos a situaciones que nos hacen perder la tranquilidad: no encontrar los objetos que buscamos en el lugar en que los dejamos, el vehículo que nos impide circular para llegar a tiempo al trabajo, el correo de vital importancia que no llega en el momento preciso. En fin, diversas circunstancias que hacen florecer una de las emociones básicas del ser humano: el enojo.

Así como expresamos amor, placer o alegría, el enojo también forma parte de ese cóctel de emociones que nos hace sentir vivos. “Es una emoción vital del ser humano. Lo que se debe es controlar la forma de expresarlo a nivel social”, afirma el médico psiquiatra Nelson García Lanzas.

Según el especialista, el enojo es una emoción multicausal que se puede ver como un mecanismo de defensa, como una reacción vital protectora que ha sido parte de la historia del ser humano como un ser instintivo.

Como una emoción innata del ser humano, sentir enojo no es malo, lo que sí se debe controlar es la forma es que expresamos ese enojo, porque podría afectar a quien lo siente y a quienes lo rodean.

¿Enojo o ira?

La expresión desmesurada del enojo que nos lleva a destruir objetos o a agredir a otras personas es lo que se conoce como ira.

“Esta aniquila la capacidad de pensar y de resolver los problemas que la originan, puede ser irracional y es tan fuerte que es capaz de cegarnos cuando estamos bajo una carga alta de rabia”, afirma la psicóloga Ledia Gutiérrez.

De acuerdo con el psiquiatra García, los ataques de ira que desencadenan conductas agresivas —como golpear, desbaratar e incluso insultar a las personas— no son bien vistos en la sociedad y son esas formas de expresar el enojo las que se deben evitar porque pueden terminar dañando nuestras relaciones laborales, familiares y sociales.

“La diferencia entre ira y enojo es que la primera te arrebata la razón, mientras que el enojo se puede controlar. Puede que pase rápidamente o que dure mucho tiempo, pero no es irracional”, explica Gutiérrez.

Formas de manifestarlo

El ambiente en que nos desarrollemos puede influir en las formas en que manifestemos nuestro enojo. García explica que, por ejemplo, cuando una persona ha crecido en un ambiente donde se utilizan medios violentos de expresión con otras formas como agresividad, destrucción, impulsividad, aprenden a expresar el enojo de esa manera.

En cambio, si ha vivido en un medio tranquilo, donde la destrucción no es la vía de manifestación, sino la comunicación, entonces se da paso al raciocinio y a controlar el enojo.

Sin embargo, algunas condiciones físicas, como aquellas personas que han sufrido traumas craneales, alteraciones en la estructura cerebral, o padecen enfermedades mentales como depresión o esquizofrenia, tienden a tener ataques de irritabilidad intensa y enojos fuera de control.

Proceso físico

Durante una explosión de ira en nuestro cuerpo ocurre una variedad de movimientos de sustancias que nos preparan para responder físicamente, por lo que muchas veces tendemos a reaccionar de forma agresiva.

El doctor psiquiatra Nelson García explica que sustancias como la adrenalina y noradrenalina alteran algunos parámetros del cuerpo, provocando un aumento de la frecuencia cardíaca, circulación sanguínea y respiración.

“El corazón bombea más, la conciencia se estrecha y entonces tenemos menos capacidad de razonar y tendemos más a responder físicamente, porque es una reacción instintiva. Por eso es que tenemos que controlarnos, porque podemos golpear, destruir o agredir a las personas”, explica García.

Asimismo, las consecuencias pueden afectar a nuestro organismo, pues en un ataque de ira podemos provocar la ruptura de un vaso cerebral o un colapso cardiovascular, llevándonos a la muerte.

Canalizar la emoción

Reservarse el enojo para evitar conflictos en nuestras relaciones laborales, familiares o con amigos puede ser una buena opción. Sin embargo, como toda emoción, debe ser expresada de alguna forma, pues no es recomendable guardársela por mucho tiempo, ya que la acumulación de estas situaciones podría estallar en una explosión fuerte de ira.

Para la psicóloga Ledia Gutiérrez, las técnicas para controlar las explosiones de ira son muchas, pero deben ser orientadas por un especialista en psicología clínica, ya que toda ira tiene como raíz una frustración que puede ser causada por diversos factores.

Para evitar que los ataques de ira deterioren las relaciones con quienes nos rodean, el psiquiatra aconseja realizar actividades que nos permitan meditar sobre la situación que genera el enojo.

En primer lugar, García recomienda aprender a plantear las cosas verbalmente, con calma y reconocer si lo que vamos a hacer o decir nos puede provocar enojo.

“Si nuestra situación emocional es intensa, lo mejor es esperar a que baje. Podemos levantarnos de nuestro lugar, ir al baño a tomar agua, cerrar los ojos y tratar de poner la mente en blanco y respirar profundo para que llegue oxígeno al cerebro y nos pueda dar formas de razonar lo que vamos a hacer. Se trata de canalizar el enojo y dar una pauta para razonar”, aconseja García.

Las personas que tienen explosiones de ira constantes deben ser estudiadas primero para descartar mediante exámenes clínicos cualquier enfermedad física que pueda causar estos episodios.

En el caso de no encontrar ninguna enfermedad, el terapeuta debe ayudar a la persona a encontrar nuevas formas de relajación y expresión de su enojo que no afecten a las demás personas. Se trata de adquirir nuevas habilidades en la expresión del enojo para evitar destruir tanto las relaciones con los demás, como nuestra salud.

Nosotras control emociones

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