DRA. MARÍA LUZ ANDRÉ
MÉDICO NUTRICIONISTA CLÍNICO
El acné es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel que involucra al folículo piloso y a las glándulas sebáceas, encargadas de producir sebo o grasa con la función de lubrificar la piel mediante unos conductos y a través de los poros.
El problema se presenta cuando los poros se obstruyen e impiden que la grasa salga al exterior, provocando así la aparición de los antiestéticos granos o comedones. Lo más aconsejable es llevar una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, alimentos en los que abundan las sustancias antioxidantes como beta-caroteno, vitamina C y vitamina E, entre otras, que poseen importantes funciones, como la de mantener una piel sana.
No hay que olvidar beber mucha agua, ya que juega un papel esencial en la hidratación y el buen estado de la piel. Además, hay que tener en cuenta que algunos hábitos como el tabaco, el alcohol o la falta de sueño, pueden empeorar el estado del acné.
Hay que reducir alimentos procesados, tales como: galletas y repostería, comidas precocinadas, jugos y bebidas enlatadas, la leche y sus derivados, el azúcar, la mantequilla de cacahuate o maní y su aceite, la sal porque contribuye a la retención de líquidos, entre otros.
El café y el té también se consideran inflamatorios para la piel. El té es preferible al café, pero ambos deben consumirse con moderación.
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